Sábado 05.10.2019 19:30
Café Filosófico N° 976
¿Sobre qué falacias se sustenta el neofeminismo?
a cargo de la Dra. Carmen Zavala
LA ENTRADA ES LIBRE Y EL CAFE ES GRATIS.
El movimiento feminista ha caído en descrédito en estas últimas décadas. Los movimientos que supuestamente nos representan han empezado a levantar diversas banderas, algunas de las cuales, son contradictorias entre sí, y otras, aunque sean loables en general, no parecieran enfocarse en la lucha originaria de las mujeres por las mismas oportunidades que los hombres en la sociedad y contra todo tipo de discriminación contra las mujeres.
Hemos denunciado ya en este foro algunas veces la posición supuestamente feminista de Carol Gillligan (EEUU, 1936) y su teoría de la ética del cuidado[1], que más bien idealiza como bueno lo que es consecuencia de la marginalización histórica de las mujeres. Carol Gilligan, que nació con el nombre de Carol Friedman, decidió llevar el apellido de su esposo Gilligan. Tras su trabajo como asistente del psicólogo Lawrence Kohlberg[2], quién sostenía que las niñas y las mujeres, a diferencia de la mayoría de los hombres, no llegaban a desarrollar las habilidades morales superiores, Gilligan escribe su libro “En una voz diferente” (1982) que no es que las mujeres no llegan a desarrollar las habilidades morales superiores, sino que las mujeres se aproximan a los problemas éticos desde una perspectiva “distinta” a la de los hombres. Allí plantea que los hombres se rigen bajo lo que ella denomina la “Ética de la Justicia” mientras que las mujeres se rigen por la “Ética del cuidado”, siguiendo grosso modo esta tabla[3]:
“Ética de la justicia" modo de pensar de los hombres
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"Ética del cuidado" modo de pensar de las mujeres
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Se basa en la aplicación de principios morales abstractos. Es importante la imparcialidad, mirar al otro como un otro genérico prescindiendo de sus particularidades como individuo (ser objetivos). Por estas características, todas las personas si razonan bien deberían coincidir en la solución de un problema moral
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Se caracteriza por un juicio más contextual. Hay una tendencia a adoptar el punto de vista del "otro particular", con sus peculiaridades, a la intervención de los sentimientos, la preocupación por los detalles concretos de la situación a juzgar. Como se tiene en cuenta el contexto, no todos han de coincidir en la solución del problema moral. Se favorece el juicio subjetivo
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Se basa en el respeto de los derechos formales de los demás, en beneficio de los derechos de uno mismo. El bien de la sociedad favorece al bien del individuo. Sería, además y en ese contexto, el derecho de un ser humano a hacer lo que desee para realizarse, sin afectar los derechos de los demás.
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Se basa en la responsabilidad por los demás con los que tenemos contacto directo. Eso supone una preocupación por la posibilidad de omisión, de no ayudar a personas cuando podríamos hacerlo. No se trata solo de contener la agresión. La falta de respuesta. no actuar cuando habría que hacerlo, es también un problema. Es ayudar en la inmediatez a las pocas personas a las que podemos ayudar, sin una perspectiva global de resolver los problemas de injusticia.
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Para esta ética es necesario partir de las personas como separadas, independientes. Supone una concepción del individuo como no fatalmente determinado por a las relaciones sociales.
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Se basa en la comprensión del mundo como una red de relaciones en las que se inserta el Yo. De ahí surge un reconocimiento de las responsabilidades hacia los demás. Esto quiere decir que las mujeres analizarían sus propias experiencias sentimentales y subjetivas y las proyectarían a las demás personas. Por eso querrían ayudar a los demás, no por principios racionales de justicia.
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En resumen, Gilligan cayó en el error de estereotipar el carácter de los hombres y de las mujeres.
Contra esta posición en 1990 Judith Butler (EEUU,1956) escribe su libro El Género en disputa. Feminismo y la subversión de la identidad. En ella critica posiciones como la de Gilligan como “esencialistas”. Afirma que no tiene sentido tratar de establecer una definición de hombre y mujer o de sus características y luego hacer que todas las personas encajen en este esquema. Además afirma que hay que salirse de esta polaridad, que solo sirve para hacer posible la exclusión, es decir de instrumento de discriminación.
En este sentido, su crítica se parece a la crítica de Kierkegaard[4] a Hegel cuando sostiene que la realidad individual (que conocemos) es la existencia individual (frente a la existencia histórica universal de Hegel), y que nuestro interés es nuestra existencia interior y que somos una existencia que toma decisiones.
Análogamente Butler sostiene que se debe asumir que cada sujeto se va construyendo a sí mismo:
“El lenguaje no es un medio o instrumento exterior en el que pueda introducir un yo y del cual pueda extraer un reflejo de ese yo.“ [5]
O sea, que si afirmo que existe lo femenino y lo masculino y lo defino de una manera x, luego no tiene sentido que pretenda encajar a todas las personas bajo las definiciones que he creado para estas palabras.
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“(…) El sujeto no está formado por las reglas mediante las cuales es creado, porque la significación no es un acto fundador, sino más bien un procedimiento regulado de repetición que al mismo tiempo se esconde y dicta sus reglas precisamente mediante la producción de efectos sustancíalizadores.“
O sea, el que se le de un significado a la palabra “femenino”, por ejemplo, es el resultado de que muchas veces las mujeres se han comportado de determinada manera, por las razones que fueran, y así se ha asumido que las mujeres esencialmente tienen estas características femeninas que se le atribuyen.
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“En cierto modo, toda significación tiene lugar dentro de la órbita de la obligación de repetir; así pues, la «capacidad de acción» es estar dentro de la posibilidad de cambiar esa repetición. Si las normas que gobiernan la significación no sólo limitan, sino que también posibilitan la afirmación de campos diferentes de inteligibilidad cultural, es decir, nuevas alternativas para el género que refutan los códigos rígidos de binarismos jerárquicos, entonces sólo puede ser posible una subversión de la identidad en el seno de la práctica de significación repetitiva.”
O sea, si queremos un cambio, tenemos que dejar de actuar (“performativamente”) repitiendo los estereotipos.
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“(…) La tarea no es saber si hay que repetir, sino cómo repetir o, de hecho, repetir y, mediante una multiplicación radical de género, desplazar las mismas reglas de género que permiten la propia repetición.”
O sea, es imposible no repetir nuestros modos de actuar “performativos”. Lo que hay que hacer es cambiar el contenido de la repetición. En el caso del género, las personas no suelen tener durante toda su vida la misma forma de vivir su sexualidad o de asumir actitudes que se categoricen bajo los términos de “genero”. Si por ejemplo una mujer es más violenta y deportista en un momento de su vida y más tranquila y recatada en otra, o si es sexualmente más activa en algún momento de su vida, monógama hetereosexual en otra, y bisexual en otra, entonces no debería esconder esto, sino reafirmar estas formas de ser. De este modo, con el tiempo cambiaría la definición de lo que es mujer y hombre de acuerdo a las nuevas formas de actuar de las personas, más congruentes con sus formas espontáneas y libres de ser.
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“(…) La deconstrucción de la identidad no es la deconstrucción de la política; más bien instaura como política los términos mismos con los que se estructura la identidad. Este tipo de crítica cuestiona el marco fundacionista en que se ha organizado el feminismo como una política de identidad. (…) Si las identidades ya no se establecieran como premisas de un silogismo político, y si ya no se creyera que la política es una serie de prácticas derivadas de los supuestos intereses que incumben a un conjunto de sujetos preconcebidos, seguramente nacería una nueva configuración de la política a partir de las ruinas de la anterior. “
Acá Butler quiere decir, que la política no debería asumir la lucha feminista en abstracto, asumiendo una visión preconcebida de la totalidad de las mujeres, sino que debe partir de los problemas concretos de las mujeres realmente existentes en cada lugar y coyuntura.
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“Las configuraciones culturales del sexo y el género podrían entonces multiplicarse o, más bien, su multiplicación actual podría estructurarse dentro de los discursos que determinan la vida cultural inteligible, derrocando el propio binarismo del sexo y revelando su antinaturalidad fundamental.[6]”
Butler rechaza también la supuesta diferencia “natural” entre hombres y mujeres, que no serviría más que de opresión para las personas cuando no encajan en lo que se cataloga como “natural”. Por ejemplo, se supone que los hombres son más fuertes que las mujeres, pero en la realidad concreta no todo hombre es más fuerte que toda mujer y si se muestra que un hombre es menos potente, por ejemplo, en un deporte que una mujer, entonces el hombre puede sentirse frustrado por no encajar en el estereotipo y además sufrir bullying por ello. En general, Butler rechaza la definición de características “naturales”, en el sentido de biológicas, pues aún allí hay la presión de que las personas deberían adecuarse a sus supuestas propensiones biológicas y no optar por caminos alternos.
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Interesante como planteamiento. A la larga los seres humanos ya no deberíamos ser clasificados como hombres o mujeres. Cada uno mostraría cómo es por cuenta propia. Bien. ¿Pero qué tiene que ver esto con la lucha originaria de las mujeres de hoy por las mismas oportunidades que los hombres en la sociedad y contra todo tipo de discriminación contra las mujeres? No mucho. En realidad no es un tema feminista sino un tema sobre sexualidad y género.
Tenemos aquí dos filósofas que han sido asumidas por diversos grupos feministas como sus ideólogas. Podemos notar de arranque que hay una contradicción, pues ambas postulan cosas opuestas.
Veamos a una tercera filósofa feminista, una filósofa española, Celia Amorós. En su libro Hacia una crítica de la razón patriracal (1985) desde una perspectiva ilustrada hace un análisis de la historia de la filosofía que implícitamente supone un análisis de la historia, mostrando que su visión siempre fue machista y que se ha invisibilizado a las mujeres, y atribuye al patriarcado la culpa principal de la discriminación histórica de la mujer y su relego contemporáneo. Por ello critica posturas como la de Judith Butler, pues al pretender Butler deconstruir al sujeto “mujeres” se queda sin sujeto político que pueda llevar adelante la lucha contra el patriarcado. Amorós muestra en este libro cómo la filosofía cuando ha hablado de “hombre” se ha referido a los varones como universales, invisibilizando a las mujeres. En una entrevista declara:
“Lo más importante del feminismo es interrumpir la dinámica del patriarcado que consiste en separar a las mujeres. Hay que concederles que el patriarcado ha sido bastante listo en eso de separarlas y hacerles que se odien, que sea muy difícil que colaboren. (…) Hay que atacar desde diferentes flancos, hay que cambiar las ideologías, hay que cambiar la representación de las mujeres. Por eso hay que incidir en el imaginario colectivo, cultural. Creo que desde la ideología, todos tenemos que poner nuestro granito de arena, porque si no arrimamos todos el hombro, si no cambia el imaginario social las cosas no cambian”. [7]
En otra:
“La función de la teoría feminista como toda teoría, ya lo dice su raíz griega, es «hacer ver». Pero la teoría feminista tiene la particularidad, como lo he dicho en muchas ocasiones, de que su hacer ver es inseparable de un irracionalizar, las relaciones jerárquicas entre los sexos en multitud de ámbitos. Eso sólo se deja ver a la mirada crítica: la mirada convencional ni siquiera lo discierne.”[8]
Tenemos entonces 3 teóricas que han venido inspirando a los movimientos neofeministas. La primera considera que lo que parece negativo en las mujeres, es en realidad positivo. Las 2 últimas consideran que para lograr la igualdad entre hombres y mujeres lo que hay que cambiar es el modo de pensar de la gente, es decir, hay que “educar a la gente” y complementar esto ya sea con “actos performativos” (Butler) o con que las mujeres asuman posiciones de poder en los diferentes ámbitos de la sociedad (Celia Amorós).
Si bien ninguna en su teoría parte de la realidad económica y social concreta de las mujeres, para plantear su lucha, en las entrevistas que se les hacen, sí suelen tomar en cuenta este factor.
El tema que nos reúne hoy en día son las falacias en la argumentación de las posiciones neofeministas contemporáneas. El motivo de la reflexión, no es desacreditar las demandas de las mujeres por una equidad de condiciones y contra su discriminación fáctica, sino analizar en qué consisten estas falacias y cómo algunas de las demandas pueden argumentarse de manera no falaz, para no hacerle el juego a la misoginia creciente de los últimos años.
Por alguna razón, los movimientos feministas se han apartado mayoritariamente de la corriente clara de Simone de Beauvoir sobre el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, y se han volcado a seguir a estas pensadores y a otras, básicamente variantes de estas tres. Las tres son académicas. Gilligan responde en lenguaje académico a su ex director de investigaciones, Butler escribe unos libros gruesos con todo un vocabulario nuevo creado por ella, de muy difícil lectura y Amorós cita múltiples filósofos en cada página de sus gruesos libros.
Este factor explica por qué lo que finalmente toman las integrantes de muchos movimientos feministas de estas tres corrientes, termina siendo un zafarrancho, lo que a su vez no desvirtúa la validez de la lucha por los derechos de las mujeres, pero la debilita frente a sus detractores.
Veamos ciertas banderas recientes de los grupos feministas que se sostiene con argumentos falaces:
#ME TOO Ó #YO TAMBIÉN
Esta bandera de lucha pretende mostrar que muchas mujeres se han sentido objeto de acoso sexual en sus lugares de trabajo por parte de sus superiores o colegas hombres. El hacer público estas denuncias tiene como objeto cambiar la visión que se tiene de estas ocurrencias, como “normales”. Lo “normal” será que las personas en situación de poder tengan miedo a actuar de esta forma y ya no lo hagan en el futuro.
El problema que plantea el #Me_too es que se puede acusar a alguien falsamente o interpretar como acoso algo que forma parte del cortejo habitual entre dos personas.
Desde la perspectiva de Gilligan podría sostenerse que las mujeres accedieron, porque no querían que el hombre se sintiera mal (“ética del cuidado”), pero luego descubrieron que esto era una argucia para “abusar de su nobleza”. Pero ya vimos que la posición de Gilligan en realidad no propicia una imagen favorable de las mujeres.
Desde la perspectiva de Butler, acá habría que haber actuado de manera performativa, dejando claras las cosas desde un inicio. Desde la perspectiva kantiana de Amorós acá estamos ante una encrucijada entre cosas que ocurren entre mujeres con pensamiento patriarcal y hombres con pensamiento patriarcal.
Falacia 1: Es verdad que X es un abusador, porque las víctimas mujeres no mienten
El argumento de que creo ciegamente en la acusadora, no se sostiene (se inspira vagamente en la idea de Gilligan, de que las mujeres sienten/son “diferentes” a los hombres). De esto no se desprende que no le creamos a las personas que afirman haber sido violentadas. Debemos en estos casos apoyar a las víctimas en conseguir pruebas del delito, cosa que de hecho los movimientos feministas hacen, y no enfrascarnos en una discusión sobre si le creemos o no a alguien. Butler diría que esto no se limita solo a las mujeres, sino también al abuso que puedan sufrir homosexuales y todo otro tipo de minorías. Y esto indica que en realidad este no es un tema que deba ocupar un punto central en una agenda feminista. Se enmarca más bien en lo que es abuso o bullying en general.
CRÍTICA AL PROGRAMA NACIONAL DE SALUD REPRODUCTIVA Y PLANIFICACIÓN FAMILIAR (“Esterilizaciones forzadas” en Perú)
El Movimiento (feminista) Manuela Ramos[9] y el Movimiento Feminista Flora Tristán[10] critican que “bajo la consigna “La mujer es dueña de su destino”” el Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar “esterilizó a mujeres con más de 3 hijos y sin ingresos económicos suficiente para mantenerlos, como una estrategia para controlar la natalidad y disminuir la pobreza”.
Set de Falacias 2 Defendemos el control de la natalidad en especial para el caso de adolescentes, que no están todavía en capacidad de tomar decisiones como adultos sobre educar y mantener hijos. No defendemos el control de la natalidad en el caso de las campesinas, pues consideramos que no están en capacidad de tomar decisiones sobre si quieren tener o no más de 3 hijos en el futuro. Defendemos la tradición estereotipada que le atribuimos tener a esas mujeres de tener todos los hijos “que dios manda”, en el nombre de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
Esto no se justifica ni con Butler ni con Amorós. Tal vez pueda justificarse con Gilligan en el sentido de que de acuerdo a la “ética del cuidado”, estas mujeres con más de 3 hijos querrían evitar que sus maridos se pongan tristes y duden de su virilidad si sus mujeres no se llenaran de más hijos. Pero sospecho que ni Gilligan estaría de acuerdo con esta aplicación de su teoría.
Más bien parece tratarse de un defensa oportunista de una posición religiosa retrógrada para ganarse el favor de la gente (conservadora). Un fenómeno análogo lo plantea Cecilia Amorós con respecto a las mujeres musulmanas y el movimiento feminista, [11] explicando que no se puede hacer concesiones con las supuestas tradiciones de maltrato a las mujeres de esos países, pues en el marco de la globalización y las grandes migraciones tales concesiones llevarán a un retroceso de todas las conquistas ya logradas por las mujeres en las zonas ilustradas.
INCLUSIÓN PRIORITARIA DE LA AGENDA “QUEER” EN LA AGENDA FEMINISTA
Si entramos a la página web principal de la organización feminista DEMUS[12], no encontramos ningún tema relacionado a la educación para la igualdad de las niñas, ni a la paridad en los puestos de gobierno y el mundo laboral, ni contra la discriminación de las mujeres en algún ámbito, sino 3 temas relacionados a que las mujeres del Ande tienen una idiosincrasia distinta a las de la ciudad capital, y 2 temas relacionados al tema “queer”. El más destacado es uno que se titula “Audiencia de caso de madres lesbianas y su hijo expone discriminación de RENIEC y desprotección del Estado”. Bien, ¿pero qué tiene que ver con la agenda específicamente feminista?
Falacia 3a: Si una pareja consiste de 2 mujeres, el tema es más importante que si solo consiste de 1 mujer y su pareja varón.
O alternativamente: Falacia 3b: Porque a mi como dirigente feminista me interesa el tema “queer”, a las mujeres a las que digo representar y sobre las que casi no escribo ni hablo, también debe interesarle.
Acá obviamente tenemos la influencia de Judith Butler y su teoría “queer”, sobre la multiplicidad de constituciones de género. Pero también en la misma página se anuncia el tema de las esterilizaciones de las madres con más de 3 hijos ocurridas hace unas dos décadas. Allí se apela a una posición opuesta del feminismo, más bien en la línea del esencialismo (estereotipo) del carácter de la mujer.
No llama la atención que estas contradicciones en las metas que los grupos feministas ponen como prioridad en su agenda aleje al grueso de mujeres de sus filas. Y no es que estas organizaciones feministas no luchen también por las verdaderas reivindicaciones de las mujeres, pero solo colateralmente. Lo cual termina siendo mejor que nada.
Por otra parte, la misoginia y el anti-feminismo que ha venido aumentando en los últimos años paralelamente con el neofeminismo, se sustenta en peores falacias aún. Allí hay una tarea para las organizaciones feministas: clasificar el grueso de estas y responder a ellas, poniendo así también orden en sus propias ideas. Estoy segura de que la claridad en los objetivos y sus fundamentos, atraería de nuevo a un mayor número de mujeres a unirse al movimiento.
- GILLIGAN, Carol, In an Different Voice (1986)
- Fuente sobre datos de su vida personal: http://es.wikipedia.org/wiki/Carol_Gilligan
- Ver texto para el Café Filosófico Nº 150 del 07.07.2001 http://www.carmenzavala.de/FeminismoDiscriminador150.htm
- KIERKEGAARD, Søren, O lo uno o lo otro (1843)
- BUTLER, Judith, EL GÉNERO EN DISPUTA, Conclusión: De la Parodia a la Política, Barcelona: Paidos,2007, 282
[6] BUTLER, Judith, EL GÉNERO EN DISPUTA, Conclusión: De la Parodia a la Política, Barcelona: Paidos,2007, p. 288
[7] https://e-mujeres.net/entrevista-a-celia-amoros-y-amelia-valcarcel/
[8] ISEGORÍA, N.º 38, enero-junio, 2008, 197-203, ISSN: 1130-2097
[9] http://www.revistapueblos.org/blog/2018/07/02/patricia-carrillo-activista-del-movimiento-manuela-ramos-de-peru-en-cuanto-a-las-esterilizaciones-forzadas-tenemos-que-hablar-de-impunidad-porque-hasta-ahora-las-mujeres-no-han-recibido-jus/
[10] http://www.flora.org.pe/web2/index.php?option=com_content&view=article&id=582:5-de-abril-verdad-justicia-y-reparacion-para-las-victimas-de-esterilizaciones-forzadas&catid=71:nacionales
[11] ISEGORÍA, N.º 38, enero-junio, 2008, 197-203, ISSN: 1130-2097
[12] https://www.demus.org.pe/yo-no-soy-esa/audiencia-de-caso-de-madres-lesbianas-y-su-hijo-expone-discriminacion-de-reniec-y-desproteccion-del-estado/ (05.10.2019)
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Fecha: Sábado 05 de octubre 2019
Hora: 19:30
Lugar: Jr. Ugarteche 181, Pueblo Libre