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 2018

 

Sábado 12/05

Café Clásico

Café Filosófico N° 915

19:30

¿Cuál es el concepto de libertad en el pensamiento (ácrata-comunista/anarco-sindicalista) de Avram Noam Chomsky?

a cargo del Prof. Mg. Leonel Patricio Silva Montellanos (UNMSM)


https://www.facebook.com/notes/leonel-patricio-silva-montellanos/cu%C3%A1l-es-el-concepto-de-libertad-en-el-pensamiento-%C3%A1crata-comunistaanarco-sindica/439085729848763/

 

Sábado 05/05   Café Filosófico N° 914 - 

Película: El joven Marx

con motivo de los 200 años del nacimiento del filósofo Karl Marx comentaremos la película alemana "El joven Marx" - desde la perspectiva de los temas filosóficos que de ella se desprenden.

 20AñosSesion280418  Sábado 28/04   Café Filosófico N° 913 - ¡Celebración de los 20 años de Cafés Filosófico!

¿Por qué trabajamos?

(un viaje acompañando en la reflexión a Hegel, Marx y Nietzsche, entre otros)

a cargo de la Dra. Carmen Zavala

A la pregunta “¿Por qué trabajamos?” la gente suele contestar “Para comer”. Pero esta respuesta proviene de una situación ya sesgada o si se quiere alienada de la vida, pues 1) Podemos conseguir nuestro sustento robando, por ejemplo y 2) Podemos realizar trabajos sin recibir nada a cambio, como en el caso de las creaciones intelectuales y artísticas por deleite, o los trabajos de las amas de casa, o los voluntariados.

Tenemos entonces que la persona que con esta espontáneamente que trabajamos “para comer”, quiso decir en realidad, que “Dentro del marco de las leyes existentes, el único modo de ganarme el sustento diario (comer, etc.) es trabajando para alguien (persona natural o jurídica) que a cambio me pague un monto de dinero. Y en este contexto muy concreto: —¿Por qué trabajamos? —Para sobrevivir.

Lo que hoy en día ya no se cuestiona, es el presupuesto (= el contexto). Este presupuesto, fue uno de los grandes temas que se discutió apasionadamente en el siglo XIX.

El filósofo inglés Adam Smith había planteado ya en el siglo XVIII la idea de que sólo el trabajo humano produce riqueza. Pero no quedaba muy claro por qué cada uno de nosotros se levanta en la mañana y sale a trabajar para sobrevivir y producir riqueza - para otros.

El filósofo alemán G.W.F. Hegel, espantado por las desigualdades producidas por la revolución industrial, el trabajo infantil masivo, la esclavitud en América, etc. trata de dar una explicación racional a por qué a pesar de todo deberíamos ir a trabajar:

“El trabajo del individuo para sus necesidades es tanto una satisfacción de las necesidades de los otros como de las suyas propias, y la satisfacción de las suyas las alcanza él solamente por el trabajo de los otros.”

“Del mismo modo que el individuo singular, en su trabajo singular, lleva ya a cabo un trabajo universal sin tener conciencia de ello, así también vuelve él a llevar a cabo el trabajo universal como su objeto consciente; la totalidad se convierte, en cuanto totalidad en su obra, por la que se sacrifica, y precisamente por eso, a partir de ella se recupera a sí mismo.” (Fenomenología del Espíritu)

Es decir, que si bien uno trabaja muchísimo y el beneficio para uno es limitado y la mayor parte del beneficio es para el empleador, debemos estar satisfechos igual, porque desde una perspectiva general, uno está aportando a la grandeza de la humanidad entera, lo cual retroactivamente nos beneficia, por pertenecer a esa humanidad.

Más tarde el filósofo inglés John Stuart Mill ahonda la reflexión sobre este tema. La idea difundida por los grupos dominantes de entonces (y de hoy) era -en el sentido expuesto también por Hegel- que si bien es injusto que todos trabajemos, pero que los dueños de los medios de producción o de las tierras se lleven la gran parte de la ganancia, eso es mejor que una distribución igualitaria, que destruiría el espíritu de competencia de la sociedad. Se alegaba entonces (así como hoy) que lo que motiva a la gente a ir a trabajar (y a actuar en la sociedad en general) es la competencia, es decir que unos reciban más que otros y, por ello, los que reciben menos se sentirían motivados a trabajar más, para llegar a ser ellos los dueños de las empresas algún día, y a la vez, los que ya son los dueños, trabajarían arduamente para mantenerse como tales. Esta competencia entre todos sería el motor de la economía. Mill, sugiere que es más bien al revés. Si el trabajo que realizamos es principalmente para beneficiar al dueño de una empresa, no nos sentiremos motivados a trabajar. Realizaremos el mínimo necesario de esfuerzo como para mantener nuestro trabajo. En cambio, si el beneficio de la empresa fuese para mí y los demás que trabajan conmigo por igual, yo me sentiría motivada a levantarme todas las mañanas para ir a trabajar y me esforzaría más:

“Un obrero de fábrica tiene menos interés personal en su trabajo que el miembro de una asociación comunista, puesto que no trabaja como éste para una sociedad de la que él mismo es socio. Se dirá, sin embargo, que si bien los trabajadores no tienen, en la mayor parte de los casos, un interés personal en su trabajo, están vigilados y dirigidos en él, y que la parte mental del mismo, la realizan personas que sí están interesadas. No obstante, aun esto dista de ser una realidad universal. En todas las empresas públicas y en muchas privadas entre las que se cuentan las más grande y prósperas, no sólo los trabajos de detalle, sino también los de dirección y control están encomendados a empleados asalariados. Y si bien “el ojo del amo” engorda al patrón, cuando éste es activo e inteligente, es preciso recordar que en una granja o centro de producción socialista cada trabajador estaría no bajo el ojo del amo, sino bajo los de toda la comunidad.” (Principios de la Economía Política - Capítulo V. La distribución)

Y, además, por último ¿qué sentido tendría trabajar para subsistir? Es decir ¿qué sentido tiene trabajar en calidad de trabajador asalariado? Esta pregunta se la plantea el filósofo existencialista danés Søren Kierkegaard:

“Si uno divide a las personas en dos grandes clases, puede afirmar que unas trabajan para vivir, mientras que las otras no tienen esa necesidad. ¿Cuál es el sentido de esta vida? Pues, trabajar para vivir no puede ser el sentido de la vida, pues es una contradicción que procurar los medios de subsistencia para la vida sea la respuesta a la pregunta por el sentido de la vida, que se ve condicionado por los medios de subsistencia. La vida del resto [de los que no trabajan] no tiene tampoco en general ningún sentido salvo el de consumir los medios de subsistencia. Acaso, uno podría decir que el sentido de la vida es morir, mas esto parece ser de nuevo una contradicción.” (O lo uno o lo otro)

En 1844 el filósofo alemán Karl Marx en sus Escritos económico-filosóficos replantea el tema haciendo una distinción entre trabajo, en general, y trabajo asalariado. El trabajo en general efectivamente, como plantea Hegel, sirve para el desarrollo de la humanidad. El hombre se realiza en el trabajo. El trabajo es, un proceso entre el hombre y la naturaleza en el que pone en movimiento las fuerzas naturales que pertenecen a su corporeidad, brazos y piernas, cabeza y manos, a fin de apoderarse de los materiales de la naturaleza bajo una forma útil para su propia vida. Al hacer esto desarrolla sus potencialidades físicas e intelectuales.

Pero esto no es lo que ocurre con el trabajo asalariado (el trabajo a cambio de una remuneración). Por eso para este tipo de trabajo, en particular, Marx habla de trabajo alienado. El trabajo asalariado es un trabajo enajenado en el que no desarrollamos nuestras potencialidades físicas e intelectuales y que, más bien, impide que las desarrollemos.

La pregunta ¿Por qué trabajamos? Se replantea entonces a ¿Por qué trabajamos a cambio de remuneración? Y ante la respuesta: Porque necesitamos ese dinero aquí y ahora y no hay otra forma de subsistir, la repregunta es ¿Por qué tenemos que trabajar siempre a cambio de remuneración?

El trabajo remunerado conlleva 4 formas de alienación:

  1. 1. La relación del trabajador con el producto del trabajo:

El trabajador pierde de vista el producto de su trabajo debido a la división del trabajo.

Por ello está dispuesto a aceptar interpretaciones del mundo que no se basan en su análisis de la realidad.

Por ejemplo, piensan que si rezan a una figura de yeso, sus ingresos podrían mejorarse, o que si todas las personas en este país trabajas en mucho más todavía de lo que ya trabajan el país podría convertirse en una potencia mundial. Estas creencias, que se contradicen con los hechos, tienen, para Marx, el fundamento, la división el trabajo en la vida cotidiana del trabajador. Cuando trabajamos realizamos sólo una acción aislada especializada en la cadena de producción de bienes. El aumento o baja de precios en la sociedad, el aumento o el estancamiento de nuestras remuneraciones no pareciera guardar ninguna relación con la actividad monótona que realizamos todos los días. No hay relación entre las cosas. Eso permite que nuestra mente establezca relaciones imaginarias y termine frustrada.

  1. 2. La relación del trabajo con el acto de la producción dentro del trabajo.

Nuestro trabajo es para otro. Nosotros no somos ya relevantes. En el trabajo no desarrollamos nuestro cuerpo ni nuestra mente según nuestras necesidades. Más bien el trabajo remunerado obstaculiza este desarrollo y nos desgasta física y mentalmente.

Nuestro desarrollo personal, lo tenemos que desarrollar en nuestro tiempo libre (Deportes, gimnasio, lecturas, actividades culturales, etc.). El trabajo alienado es opuesto al trabajo enriquecedor.

Al respecto el filósofo alemán Friedrich Nietzsche decía:

“Como en todas las épocas, así también hoy en día todos los hombres se dividen en esclavos y hombres libres; pues quien no tiene para sí dos tercios de su día es un esclavo, sea lo que sea lo que quiera ser por lo demás: político en el gobierno, comerciante, funcionario erudito.”(Humano demasiado humano)

  1. 3. Hace del hombre, tanto física como espiritualmente, un ser ajeno para sí mismo, un medio de subsistencia individual.

Dejamos de vivir y realizarnos en el trabajo, para trabajar para sobrevivir y “vivir” fuera del trabajo. Pero en tanto que convertimos a nuestro cuerpo en la fuente de nuestro ingreso, incluso en nuestro tiempo “libre” invertimos tiempo en mantenerlo “actualizado” y “en forma” para seguir siendo atractivo en el mercado. Por ello en nuestro tiempo “libre”, vamos a cursos de actualización, aprendemos cosas que nos puedan servir en el mundo laboral y nos mantenemos físicamente en forma, para parecer jóvenes y “pro-activos”

Al respecto Nietzsche decía:

“El Principal defecto de los hombres (pro)activos. A las personas (pro)activas les falta habitualmente la actividad superior: me refiero a la individual. Son personas (pro)activas como funcionarios, comerciantes, eruditos, es decir, como seres genéricos, pero no como determinadas personas singulares y únicas; en este último sentido son flojos. La desgracia de las personas (pro)activas es que su actividad es casi siempre un poco irracional. Por ejemplo, no hay que preguntarle al banquero amasador de dinero por el sentido de su incesante actividad: es irracional. Las personas (pro)activas ruedan como rueda la piedra, de acuerdo a la estupidez de la mecánica.” (Humano demasiado humano. Aforismo 283)

  1. 4. La Enajenación del hombre respecto del hombre.

Esta se da cuando el hombre se enfrenta a los otros hombres por la competencia por conservar el trabajo y cuando se habla de “Capital humano”. Cuando vemos la contratación de nuevos colegas como una amenaza para nuestra propia permanencia en el lugar de trabajo, cuando los empleados compiten por quién rinde mejor en el trabajo, denuncian a sus espaldas sus errores, en fin se serruchan el piso mutuamente, pues ven en la otra persona, no a un ser humano, sino a un competidor. Y cuando alegremente se habla de nosotros no como seres humanos, sino como “capital humano”.

Nietzsche se refiere así a este tipo de enajenación:

Se elogia al laborioso aun cuando con esta laboriosidad perjudique la fuerza visual de sus ojos o la originalidad y frescura de su espíritu: “…se honra y compadece al joven que «trabaja hasta reventar», pues se juzga que: «¡Para la total grandeza de la sociedad, la pérdida del mejor individuo no es más que un pequeño sacrificio! ¡Es malo que haga falta una víctima! Pero sería mucho peor, por cierto, si el individuo pensase de otra manera y diese mayor importancia a su conservación y desarrollo, antes que a su trabajo al servicio de la sociedad!» Y así se compadece a este joven, no por lo que sea bueno para el mismo, sino porque la sociedad ha perdido mediante esta muerte un instrumento leal para ella y desconsiderado para consigo mismo—un así llamado ≪hombre valiente». (La Gaya Ciencia)

La pregunta ¿Por qué trabajamos? Debería tal vez replantearse en: ¿Por qué aceptamos seguir trabajando para otros en condiciones destructivas para nosotros, como si fuese la cuestión más normal del mundo?

Termino mis palabras invitando a la reflexión con un aforismo de Nietzsche sobre los “Apologistas del trabajo”:

“En el elogio del «trabajo», en la incansable palabrería sobre la «bendición del trabajo», veo el mismo subtexto que en el elogio de las acciones desinteresadas impersonales: el del temor a todo lo individual. En el fondo ahora se intuye, al contemplar el trabajo, - se trata siempre de ese trabajo duro que va de la mañana a la noche -, que un trabajo tal es la mejor policía, que mantiene sujeto a cada cual y obstaculiza eficazmente el desarrollo de la razón, el deseo, el afán de independencia.”

“Porque quema una cantidad enorme de energía nerviosa y la sustrae al pensar, reflexionar, soñar, sufrir, amar, odiar; porque propone siempre un objetivo mezquino y da satisfacciones livianas y regulares. De este modo una sociedad en la que se trabaja siempre duramente tendrá más seguridad: y hoy en día se adora la seguridad como la divinidad máxima. - ¡Y, de un de repente! ¡Qué horror! ¡Se ha vuelto peligroso precisamente el «trabajador»! ¡Pululan los «individuos peligrosos»! Y detrás de ellos, el peligro de los peligros -  ¡el individuo!”

(La Gaya Ciencia, Aforismo 173. Los apologistas del trabajo.)

  Sábado 21/04   Café Filosófico N° 912

La Filosofía Analítica

Con motivo del tema de Filosofía Analítica del Cafe Filosófico de estes sábando 21.04, compartimos este video con el Prof. T. Williamson sobre qué distingue a la Filosofía Analítica de otras Filosofías Contemporáneas.
https://www.youtube.com/watch?v=AySe-nhJpGE

Caf 911 del 07.04

bado 07/04   Café Filosófico N° 911

¿En qué consiste la "Filosofía del Amor" de Ludwig Feuerbach?

a cargo de la Dra. Carmen Zavala

Algunas citas para motivar la reflexión:

"La nueva filosofía se apoya en la verdad del amor, en la verdad de la sensación. En el amor, en la sensación en general, todo hombre admite la verdad de la nueva filosofía. Con respecto a su base, la nueva filosofía no es más que la esencia de la sensación elevada a la conciencia - ella sólo afirma en y con la razón, lo que todo hombre- el hombre real -reconoce en su corazón. Ella es el corazón al que se ha hecho entrar en razón. El corazón no quiere seres u objetos abstractos, metafísicos o teológicos -quiere seres y objetos reales, sensibles."

"Si la vieja filosofía decía: lo que no es pensado, no es; la nueva filosofía, por el contrario, dice: lo que no es amado ni puede ser amado, no es. Pero lo que no puede ser amado, tampoco puede ser adorado. Sólo lo que puede ser objeto de la religión, es objeto de la filosofía.

Así como es objetivo, así también subjetivamente el amor es el criterio del ser – el criterio de la verdad y la realidad. Donde no hay amor, tampoco hay verdad. Y sólo es algo, aquel que ama algo -No ser y no amar nada son idénticos. Cuanto más uno es, tanto más ama, y viceversa."
FEUERBACH, Ludwig, §§ 34 y 35 Principios de la filosofía del futuro

¿EN QUÉ CONSISTE LA “FILOSOFÍA DEL AMOR” DE LUDWIG FEUERBACH?

Tal vez porque se hizo famosa la crítica que Marx le dedicó o tal vez por lo controvertido de su ataque al cristianismo y a la religión en general, lo cierto es que ha habido poca difusión de la Filosofía del Amor de Feuerbach. En las universidades casi no se lo menciona ya. Es más, en las facultades de filosofía el tema del amor es casi un tabú.

Y es esta circunstancia la que justamente Feuerbach critica. Nosotros no tomamos nuestras decisiones cotidianas, ni solemos tomar las decisiones más relevantes en nuestras vidas en base a la evaluación racional de argumentos consistentes. Las tomamos por nuestros estados de ánimo y nuestras pasiones, por lo que amamos. Por ello, lo que la filosofía debe estudiar es al hombre mismo, en sociedad, tal como aparece y actúa.

En sus Principios para una Filosofía para el Futuro, lo resume así: "La nueva filosofía se apoya en la verdad del amor, en la verdad de la sensación. En el amor, en la sensación en general, todo hombre admite la verdad de la nueva filosofía. Con respecto a su base, la nueva filosofía no es más que la esencia de la sensación elevada a la conciencia - ella sólo afirma en y con la razón, lo que todo hombre- el hombre real -reconoce en su corazón. Ella es el corazón al que se ha hecho entrar en razón. El corazón no quiere seres u objetos abstractos, metafísicos o teológicos -quiere seres y objetos reales, sensibles."

Es decir, no sólo deberíamos enfocarnos en el estudio del amor, como sensación, sino también deberíamos hacerlo desde el amor, es decir desde la apertura del corazón hacia el conocimiento – como opuesto a una actitud intelectualista estéril.

Antes de continuar con la reflexión sobre la filosofía del futuro propuesta por Feuerbach veamos un breve resumen de su vida, la cual es relevante por el papel que él le da a la práctica en el quehacer filosófico.

1804 Nace Ludwig Feuerbach (1804-1872)

1816 Publicación de la Ciencia de la Lógica (Hegel)

1821/24 Independencia del Perú

1823 Estudios de Teología en Heidelberg

1824 Estudios de Filosofía en Berlín (e.o. con Hegel)

1830 – Reflexiones sobre la muerte y la inmortalidad

1833 – Historia de la Filosofía reciente (de Bacon a Espinoza)

1834 – Abelardo y Eloisa, o El Escritor y el ser humano

1835 - Crítica del Anti-Hegel

1839 - Sobre Filosofía y Cristiandad

1841 La Esencia del Cristianismo 1843 Principios para una Filosofía para el Futuro (Grundsätze der Philosophie der Zukunft)

1844 – La esencia de la fe en el sentido de Lutero (publicado en la revista “Vorwärts” por Marx)

1845 Tesis sobre Feuerbach (Marx)

1846 – La esencia de la Religión

1848-49 Levantamientos revolucionarios en Alemania Depresión

1859 Quiebra de Fábrica de Porcelana de su esposa

1868 Lee el Capital se une al PS

1869 2do derrame cerebral - 1872 Muere

En principio podríamos decir que Feuerbach tempranamente rompe con la teología, de la cual rescata sin embargo algo. Esto es, el que ésta tematice afectos, y más específicamente el amor, sobre todo en las versiones de Lutero y Abelardo. Pero estas tendencias humanas, como el amor, que el ser humano dirige hacia dios, en vez de dirigirlas a otro ser humano, piensa Feuerbach, no deberían desecharse sino rescatarse, limpiadas ya de su ropaje religioso.
Por ello, nos dice en Principios para una Filosofía para el Futuro

“§ 1. La tarea de la época moderna fue la realización y la humanización de dios – la transformación y la disolución de la teología en antropología.”

Es decir, en la época moderna, en especial a través de Lutero, pero en el cristianismo en general, la relación con dios se plantea cada vez de manera más humana, a dios se le atribuye que nos ama, y nosotros amamos a dios. Son las aspiraciones que tenemos los seres humanos de amar a otros, pero que en la realidad se nos hace imposible ya sea por barreras internas o realidades externas. Este proceso de transformación del dios más abstracto en un dios más humano, según Feuerbach, se ha realizado por la sociedad en la historia más reciente (siglos XVII y XVIII). La culminación de esta humanización de dios es la filosofía hegeliana, que supone que el espíritu absoluto, esto es, la conciencia colectiva dominante de toda una época, es la cristalización de la voluntad de dios, es la realización de dios mismo.

“§ 19. La culminación de la filosofía moderna es la filosofía hegeliana. La necesidad histórica y la justificación de la filosofía moderna por lo tanto se relaciona principalmente con la crítica a Hegel.”
En ese sentido, así como la filosofía moderna logró desligarse de la teología doctrinaria, a la cual estaba ligada durante toda la edad media y hasta entrada la edad moderna, ahora la tarea de la filosofía es ofrecer una alternativa totalmente nueva, desligada de toda idea de dios.
“§ 20. La nueva filosofía tiene la misma tarea y la misma postura frente a la filosofía precedente, como la que ésta tuvo, en su momento, frente a la teología. La nueva filosofía es la realización de la filosofía hegeliana, y la realización de toda la filosofía anterior en general, pero es una realización que a su vez es la negación, más exactamente la negación irrefutable de la misma.”
La nueva filosofía debería dejar atrás todas las generalizaciones que no parte de la realidad, ni la reflejan. Las abstracciones son rezagos de la vieja filosofía, que la arrastra de la metafísica/teología.
“§ 27. El ser de la lógica hegeliana es el ser de la vieja metafísica, que se dice de todas las cosas sin distinción, porque según ésta todas las cosas coinciden en que son. Pero este ser indiferenciado es un pensamiento abstracto, un pensamiento sin realidad. El ser es tan diferenciado como los son las cosas que son.”

La vieja filosofía y la filosofía hegeliana plantea siempre una contradicción entre el ser y el pensar. Así Hegel comienza su Fenomenología del espíritu -en la que supuestamente se va a hablar del ser humano- planteando un “ser” que no se da, que no se remite a los seres humanos concretos, sino que no es más que una abstracción.

“§ 28. La filosofía hegeliana no ha llegado a ir más allá de la contradicción del ser y el pensar. El ser, con el que comienza la fenomenología, no está menos en directa contradicción con el verdadero ser, que el ser del que parte la lógica.”

En vez de describir abstracciones de cómo funciona la mente humana, o cómo se desarrolla su espíritu, lo que los filósofos o los seres humanos dedicados a la filosofía deberían hacer es “asincerarse”, es decir abrir su corazón y ver y analizar aquello que realmente ven y sienten. Y enfocar al quehacer filosófico en esta realidad y no en abstracciones que, siendo personas lúcidas, ellos saben que no corresponden a la realidad. Más tarde Sartre se referirá a este fenómeno de negación de la realidad como a “la mala fe”.

“§ 34. La nueva filosofía se apoya en la verdad del amor, en la verdad de la sensación. En el amor, en la sensación en general, todo hombre admite la verdad de la nueva filosofía. Con respecto a su base, la nueva filosofía no es más que la esencia de la sensación elevada a la conciencia - ella sólo afirma en y con la razón, lo que todo hombre- el hombre real -reconoce en su corazón. Ella es el corazón al que se ha hecho entrar en razón. El corazón no quiere seres u objetos abstractos, metafísicos o teológicos -quiere seres y objetos reales, sensibles."

Nietzsche más tarde retoma esta idea de que lo que llamamos “razón” suele ser simplemente la racionalización de nuestros sentimientos y pasiones. Ejemplo: A alguien le gusta una chica pero esta chica no es muy inteligente. Entonces dice: Ella es maravillosa. Tiene una inteligencia “especial”. La gente que no lo ve, es porque son envidiosas o prejuiciosos y no entiende que hay múltiples inteligencias, etc. dando gigantes teorías sobre las inteligencias múltipes… Luego de un tiempo se pelea y se aburre de esta misma chica y argumenta que es una persona ignorante, sin brillo intelectual, superficial, etc., dando múltiples “pruebas” de ello, y exagerando el lado intelectual negativo de la misma persona.

“§ 35. Si la vieja filosofía decía: lo que no es pensado, no es; la nueva filosofía, por el contrario, dice: lo que no es amado ni puede ser amado, no es. Pero lo que no puede ser amado, tampoco puede ser adorado. Sólo lo que puede ser objeto de la religión, es objeto de la filosofía.
Así como es objetivo, así también subjetivamente el amor es el criterio del ser – el criterio de la verdad y la realidad. Donde no hay amor, tampoco hay verdad. Y sólo es algo, aquel que ama algo -No ser y no amar nada son idénticos. Cuanto más uno es, tanto más ama, y viceversa."
Cuando no hay amor, no hay voluntad de conocer realmente. El tema tiene que apasionar para que tengamos la mente abierta para estudiarlo. Si nuestra intención es desde el inicio criticar, refutar, etc. sin que hayamos logrado ver el asunto con el corazón abierto, no veremos ninguna realidad, ninguna verdad. Solo retroalimentaremos nuestros prejuicios, nos estancamos y dejamos de vivir plenamente.

“§ 36. Si la vieja filosofía tenía como punto de partida la proposición: Soy un ser abstracto, un ser que solo piensa, el cuerpo no forma parte de mi esencia; la nueva filosofía, por el contrario, parte de la proposición: soy un ser real, sensible: el cuerpo forma parte de mi esencia; es más, el cuerpo en su totalidad es mi Yo, mi esencia misma. Por eso, el viejo filósofo pensaba en una continua contradicción y discordia con los sentidos, para mantener alejadas las representaciones sensibles y no contaminar los conceptos abstractos. En cambio el filósofo nuevo piensa en consonancia con los sentidos y está en paz con ellos. “

La vieja filosofía, de la que habla Feuerbach que considera que el filósofo sólo debe pensar y dedicarse a su trabajo intelectual, desdeñando su cuerpo sensible y su vida cotidiana en sociedad, como parte integral de su quehacer filosófico, está todavía allí hoy en día en gran parte de las cátedras universitarias, ya sea porque así lo desea, o porque así se exige en las universidades para parecer “académico”.

“§ 49. Las determinaciones que nos proporcionan un conocimiento real, siempre son solo aquellas, que determinan al objeto a través del objeto mismo, es decir a través de sus propias determinaciones individuales, y no a través de determinaciones generales, como los son las determinaciones lógico-metafísicas, que no determinan a ningún objeto, porque abarcan a todos los objetos indistintamente.”

Conocemos realmente algo cuando no lo vemos a través de las anteojos de un set de conceptos preconcebidos, que no ha partido de nuestra experiencia real y tratamos de hacer encajar nuestras experiencias y sensaciones a ese set de conceptos que no se refieren en realidad a nada concreto.

“§ 51. La unidad entre el ser y el pensar solo tiene sentido y verdad, si se toma al ser humano como el fundamento, el sujeto de esta unidad. Solo un ser real reconoce cosas reales; sólo allí donde el pensar no es sujeto para sí mismo, sino predicado de un ser real, solo allí el pensar no está separado del ser. (…)

De aquí se desprende el siguiente imperativo categórico: ¡No quieras ser un filósofo a diferencia del ser humano! ¡No seas sólo un ser humano pensante!¡ No pienses como pensador, es decir, no pienses en calidad de una facultad aislada para sí misma, arrancada de la totalidad de la esencia del ser humano real!¡Piensa como un ser vivo, real, en calidad del cual tú estás expuesto al revitalizante y refrescante oleaje del mar del universo! ¡Piensa dentro de la existencia, dentro del mundo como un miembro del mismo!”

Este es un tema que comparte con el filósofo danés Søren Kierkegaard y también con Nietzsche de alguna manera. El ser humano es una unidad de cuerpo, sensaciones, pasiones y producciones mentales, siendo así que lo que lidera nuestro comportamiento son las sensaciones, y para Feuerbach, la principal es el amor, porque es la que más motiva nuestro accionar y nos abre la mente para adquirir nuevas experiencias y conocimientos. Por ello la filosofía debería tematizar la antropología y la fisiología desde una actitud no solo intelectual, sino también experiencial.

“§ 54. La nueva filosofía convierte al ser humano, incluyendo a la naturaleza como base del ser humano, en el objeto por excelencia de la filosofía único y universal -convierte pues a la antropología, incluyendo la fisiología en la ciencia universal.

  • § 55. El arte, la religión la filosofía o la ciencia son solo manifestaciones o revelaciones de la esencia humana verdadera. Un ser humano completo verdadero sólo es aquel que tiene un sentido estético o artístico, religioso o ético y filosófico o científico. Un ser humano en general sólo es aquel al que nada esencialmente humano le es ajeno. Esta proposición, asumida en su significado más pleno y universal, es el lema del nuevo filósofo.”

Finalmente aclara Feuerbach, nuestra experiencia y nuestras sensaciones nunca están aisladas, sino que se dan en un contexto social. Amamos a personas concretas y son personas concretas las que nos aman. Estas personas y nosotros no nos determinamos por abstracciones hegelianas, sino que cada uno de nosotros tiene sus propias características y estas determinan nuestros deseos y nuestra voluntad y no viceversa y juntos conformamos la sociedad.

“§ 59. Cada ser humano individual no tiene la esencia del ser humano en sí, ni como ser moral, ni como ser pensante. La esencia del ser humano solo está contenida en la sociedad, en la unidad del ser humano con el ser humano – y esta unidad sólo se sustenta en la realidad de la diferencia entre tú y yo.”

¿En qué consiste la “Filosofía del Amor” de Ludwig Feuerbach? Consiste en la idea de que el ser humano se rige principalmente por sus sensaciones y en ese sentido el estudio de la antropología y la fisiología es decisivo para entender al ser humano. Y de las sensaciones la más relevante para el ser humano es la del amor, pues es la que mayor peso suele tener en la toma de sus decisiones, tanto cotidianas como aquellas sobre las grandes decisiones de su vida, y porque el amor hace que abra su corazón a la recepción de nuevos conocimientos, permitiendo crecer como ser humano. Por ello, la nueva filosofía debería enfocarse en el estudio del amor desde una actitud de apertura mental y del corazón.

 

Caf 910 del 24.03

bado 24/03   Café Filosófico N° 910

El pesimismo (de Arthur Schopenhauer)

Algunas citas para motivar la reflexión:
Cada respiración rechaza el constante asedio de la muerte con la que luchamos de esa manera a cada segundo y luego también en intervalos mayores cada vez que comemos, dormimos, nos calentamos, etc. Al final ella tiene que vencer: pues en ella hemos recaído ya simplemente por nacer, y no hace más que jugar un rato con su presa antes de devorarla. Mientras tanto, proseguimos nuestra vida todo el tiempo posible con gran interés y mucho esmero, igual que hinchamos una pompa de jabón tan grande y todo el tiempo como sea posible, aunque tenemos la firme certeza de que estallará.
Si ya en la naturaleza carente de conocimiento vimos que su esencia era un ansia continua sin fin ni descanso, al considerar el animal y el hombre eso se nos presenta con mucha mayor claridad. Querer y ansiar es todo su ser, en todo comparable a una sed imposible de saciar. Pero la base de todo querer es la necesidad, la carencia, o sea, el dolor, al cual pertenece en origen y por su propia esencia. En cambio, cuando le faltan objetos del querer porque una satisfacción demasiado fácil se los quita enseguida, le invade un terrible vacío y aburrimiento: es decir, su esencia y su existencia mismas se le vuelven una carga insoportable. Así pues, su vida, igual que un péndulo, oscila entre el dolor y el aburrimiento que son de hecho sus componentes últimos. Esto se ha tenido que expresar de una forma muy extraña: después de que el hombre hubo puesto todos los sufrimientos y tormentos en el infierno, para el cielo no quedó más que aburrimiento.
La continua aspiración que constituye la esencia de todos los fenómenos de la voluntad recibe en su grado superior de objetivación su fundamentación primera y más general al manifestarse aquí la voluntad como un cuerpo vivo con el férreo mandato de alimentarlo: y lo que da su fuerza a tal mandato es precisamente que ese cuerpo no es más que la propia voluntad de vivir objetivada. En consecuencia, el hombre, en cuanto objetivación más perfecta de aquella voluntad, es también el más necesitado de todos los seres: es del todo un querer y necesitar concreto, es la concreción de mil necesidades. Con ellas se encuentra sobre la tierra, abandonado a sí mismo y en la incertidumbre de todo excepto de su necesidad y su miseria: por lo tanto, normalmente toda la vida humana está llena de la inquietud por la conservación de aquella existencia bajo unas duras exigencias que se vuelven a presentar cada día. A ellas se vincula inmediatamente la segunda exigencia: la propagación de la especie. Al mismo tiempo, por todos lados le amenazan los más variados peligros de los que solo puede escapar con una continua vigilancia. Con paso cauteloso y oteando inquieto alrededor sigue su camino: pues mil contingencias y mil enemigos le acechan. Así marchaba en estado salvaje y así marcha en la vida civilizada; no hay para él ninguna seguridad:

Qualibus in tenebris vitae, quantisque periclis
Degitur hoce aevi, quadque est!
Lucrecio, II, 15 (Por cuántas tinieblas de la vida y cuántos peligros / Pasa esta vida mientras dura! De rerum naturam)

La vida de la mayoría no es más que una perpetua lucha por la existencia misma, con la certeza de que al final la perderán. Pero lo que les hace perseverar en esa lucha tan penosa no es tanto el amor a la vida como el miedo a la muerte que, sin embargo, se mantiene en un segundo plano como algo inevitable y puede aproximarse en cualquier momento. - La vida misma es un mar lleno de escollos y remolinos que el hombre evita con la máxima cautela y cuidado, si bien sabe que aunque consiga con todo su esfuerzo y su destreza abrirse camino, con cada paso se acerca y hasta se dirige derecho hacia el máximo, el total, el inevitable e irremediable naufragio: la muerte. Ese es el término final del penoso viaje, y para él es peor que todos los escollos que evitó.
Pero también es sumamente notable que, por un lado, los sufrimientos y tormentos de la vida pueden fácilmente crecer tanto que hasta la muerte, en huir de la cual consiste la vida entera, se vuelva deseable y corramos libremente a ella; y, por otro lado, que en cuanto la necesidad y el sufrimiento conceden una tregua al hombre, el aburrimiento se aproxima tanto que se hace necesario un pasatiempo. Lo que ocupa y mantiene en movimiento a todo ser vivo es el ansia de la existencia. Pero una vez que la existencia les está asegurada, no saben qué hacer con ella: por eso la segunda cosa que les pone en movimiento es el afán por liberarse de la carga de la existencia, por hacerla insensible, por «matar el tiempo», es decir, huir del aburrimiento. En consecuencia, vemos que casi todos los hombres salvados de la necesidad y la inquietud, después de que se han librado por fin de las demás cargas, ahora son una carga para sí mismos y consideran una ganancia cada hora transcurrida, es decir, cada descuento de aquella vida que emplearon todas sus fuerzas en mantener el mayor tiempo posible. Pero el aburrimiento no es para nada un mal que haya que considerar menor: al final pinta una verdadera desesperación en el rostro. Hace que seres que se aman tan poco como los hombres se busquen unos a otros, y es así la fuente de la sociabilidad. También la política estatal toma medidas públicas contra él como contra cualquier otra calamidad colectiva; porque este mal puede empujar a los hombres a los mayores desenfrenos tanto como su extremo opuesto, la hambruna: panem et circenses necesita el pueblo. El estricto sistema penitenciario de Filadelfia, a través del aislamiento y la inactividad, hace del simple aburrimiento un instrumento de castigo: y es tan temible que ya ha llevado a los condenados al suicidio. Así como la necesidad es la constante plaga del pueblo, el aburrimiento es la de la gente distinguida. En la vida burguesa está representado por el domingo, y la necesidad, por los seis días de la semana.
Entre el querer y el alcanzar discurre toda la vida humana. El deseo es por naturaleza dolor: la consecución genera rápidamente saciedad: el fin era solo aparente: la posesión hace desaparecer el estímulo: el deseo, la necesidad, se hace sentir otra vez bajo una forma nueva: y si no, aparece la monotonía, el vacío, el aburrimiento, contra los cuales la lucha es tan penosa como contra la necesidad. Que el deseo y la satisfacción no se sucedan en un intervalo demasiado corto ni demasiado largo disminuye al grado mínimo el sufrimiento que ambos producen y constituye el curso vital más feliz. Pues lo que en otro caso podríamos llamar la parte más bella, la más pura alegría de la vida precisamente porque nos saca de la existencia real y nos transforma en un espectador sin parte en ella, es decir, el conocimiento puro al que todo querer permanece ajeno, el placer de la belleza, la alegría auténtica en el arte, todo eso, al requerir aptitudes infrecuentes, resulta posible a muy pocos y aun a estos como un sueño pasajero: y entonces la superior fuerza intelectual hace a esos pocos sensibles a sufrimientos mucho mayores de los que pueden sentir los hombres más burdos y además los deja solos entre seres marcadamente distintos de ellos: con lo cual también esto se compensa. Pero a la amplia mayoría de los hombres no les resultan accesibles los placeres puramente intelectuales; son casi totalmente incapaces de sentir la alegría del conocimiento puro; están totalmente remitidos al querer. Por eso, si algo ha de ganarse su interés, si les ha de resultar interesante, es necesario (así se contiene ya en el significado de la palabra) que estimule su voluntad aunque sea con una referencia remota y meramente posible a ella; esta nunca puede quedar totalmente fuera de juego, porque la existencia de tales individuos consiste mucho más en querer que en conocer: acción y reacción es su único elemento. Las manifestaciones inocentes de esa condición se pueden comprobar en las pequeñeces y fenómenos de la vida cotidiana: así, por ejemplo, escriben sus nombres en los lugares curiosos que visitan a fin de reaccionar e influir en el lugar, ya que él no ejerció efecto en ellos: además, no pueden examinar con facilidad un animal raro y curioso sino que tienen que excitarle, bromear y jugar con él para no sentir más que la acción y reacción; pero aquella necesidad de estimular la voluntad se muestra especialmente en el descubrimiento y mantenimiento del juego de cartas, que es la verdadera expresión del aspecto lamentable de la humanidad.
Pero independientemente de lo que la naturaleza o la suerte puedan haber hecho, de quién sea uno y qué posea, no se puede librar del dolor esencial a la vida:

Πηλειδης δ’ ωμωξεν, ιδων εις ουρανον ευρυν
(Pelides autem ejulavit, intuitus in coelum latum.) [«El hijo de Peleo se lamentaba elevando la mirada al cielo... Ilíada, XXI, 272.]

Υ también:
Ζηνος μεν παις ηα Κρονιονος, αθταρ οιζυν
Ειχον απειρεσιην
(Jovis quidem filius eram Saturnii; verum aerumnam
Habebam infinitam.) [«Era hijo de Zeus, de Cronos, y no obstante / Soportaba una aflicción infinita... Odisea, XI, 620.]

Los incesantes esfuerzos por desterrar el sufrimiento solo consiguen que cambie de forma. Esta forma es originariamente carencia, necesidad, inquietud por la conservación de la vida. Si se consigue eliminar el dolor en esa forma, cosa que se mantiene con gran dificultad, enseguida se presenta en otras mil distintas, alternativamente según la edad y las circunstancias, como impulso sexual, amor apasionado, celos, envidia, odio, miedo, ambición, avaricia, enfermedad, etc., etc. Por último, cuando no puede adoptar ninguna otra forma se presenta en la triste y lúgubre vestimenta del fastidio y el aburrimiento, contra el que se hacen entonces ensayos de todas clases. Si finalmente lo espantamos, difícil será que lo logremos sin volver a insertar el dolor en una de las anteriores formas y así volver a empezar el baile desde el principio; pues toda vida humana es lanzada de acá para allá entre el dolor y el aburrimiento. Por muy desalentadora que sea esta consideración, quiero además llamar la atención sobre un aspecto de la misma del que se extrae un consuelo y hasta quizás se pueda lograr una indiferencia estoica frente al propio mal. Pues nuestra impaciencia con él nace en gran medida de que lo consideramos casual y producido por una cadena de causas que fácilmente podría ser de otra manera. Así, no solemos afligimos por los males inmediatamente necesarios y generales, por ejemplo, por la necesidad de la vejez y la muerte, y por muchas incomodidades cotidianas. Antes bien, es la consideración del carácter contingente de las circunstancias precisas que nos provocaron un sufrimiento la que les proporciona el aguijón. Pero cuando hemos conocido que el dolor en cuanto tal es esencial a la vida e inevitable, y que solamente la forma en que se presenta depende de la casualidad; que así nuestro sufrimiento actual llena un lugar que, de no estar él, ocuparía inmediatamente otro que ahora es descartado por aquel; y que, por lo tanto, en esencia poco daño nos puede hacer el destino, entonces tal reflexión, convertida en viva convicción, provocaría un importante grado de impasibilidad estoica y reduciría mucho la angustiosa preocupación por el propio bienestar. Pero de hecho puede que un dominio tan poderoso de la razón sobre el sufrimiento inmediatamente sentido se encuentre raramente o nunca …

Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación. § 4

JulioMezaArguedas1

Jueves   22/03    PRESENTACIÓN DE INVESTIGACIÓN de Julio Meza Diaz

"Los locos y opas en la narrativa de José María Arguedas"

Las personas con discapacidad mental son un grupo humano históricamente excluido. Se asume su carencia de racionalidad lógica, lo que en el marco de la modernidad implica su exclusión. Así, la voluntad de estas personas es por lo común silenciada y reemplazada. Paralelamente se tejen alrededor suyo una serie de estereotipos: la persona con discapacidad mental es vinculada a la violencia, la docilidad, lo infantil, la sexualidad desbordada, el mutismo o el caos social. Se le considera también en un estado de constante vulnerabilidad.

Desde un horizonte distinto al occidental, José María Arguedas supera estas nociones discriminadoras. Se basa en el pensamiento andino para postular el diálogo entre lo diverso. Esta cosmovisión no entiende la realidad con las divisiones occidentales entre lo racional e irracional, entre lo animado e inanimado, entre el sueño y la vigilia, etc. Asume la realidad más bien como un constante fluir o una perenne interconexión entre todos los seres y fenómenos. Arguedas parte de esta concepción para postular la convivencia y el intercambio entre lo diferente sobre la base de una amplia igualdad.

En este marco los personajes opas y locos en la narrativa de Arguedas (la opa Marcelina de Los ríos profundos, el loco Moncada de El zorro de arriba y el zorro de abajo, el upa Mariano de Diamantes y pedernales y los locos de El sexto, por ejemplo) no son mostrados como sujetos violentos o con alguna etiqueta excluyente, sino más bien con una agenda propia, con preocupaciones por los debates políticos y como parte importante de la comunidad.

Caf 909 del 17.03

Sábado 17/03   Café Filosófico N° 909

¿Por qué no debemos tenerle miedo a la muerte según Lucrecio?

a cargo de Iván Zubieta

“(…) Mi amigo Enkidu a quien tanto amaba, que conmigo pasó por todos los peligros: el sino de los mortales le ha superado. Seis días lloré por él y siete noches, su cuerpo no entregué para el entierro, hasta que un gusano salió de su nariz. Entonces tuve miedo de morir yo también, me entró miedo de la muerte, y por eso anduve errante por la estepa. (…)

Mi amigo, a quien amaba, ha vuelto al barro. ¿No seré como él, y yaceré también, para nunca más levantarme, durante toda la eternidad?” (Epopeya de Gilgamesh, Tablilla X)

“Cuando en todo el mundo la vida humana permanecía ante nuestros ojos deshonrosamente postrada y aplastada bajo el peso de la religión, que desde las regiones del cielo mostraba su cabeza amenazando desde lo alto a los mortales con su visión espantosa, por vez primera un griego se atrevió, a levantar de frente sus ojos mortales, y fue el primero en hacerle frente; a él no le agobiaron ni lo que dicen de los dioses ni el rayo ni el cielo con su rugido amenazador, sino que más por ello estimulan la capacidad penetrante de su mente, de manera que se empeña en ser el primero en romper los apretados cerrojos de la naturaleza. (…) En consecuencia la religión queda a nuestros pies pisoteada y a nosotros, por contra, su victoria nos empareja con el cielo.” (Libro I, vv. 62-79 DE RERUM NATURA)

“Arrojar afuera de cabeza aquel miedo del Aqueronte que perturba enteramente la vida humana desde el fondo tiñéndolo todo con el negror de la muerte y no deja que haya ningún placer límpido y puro. (…)

Pues como los niños tiemblan y se asustan de todo en las oscuras tinieblas, así nosotros en la luz tememos a veces cosas que en nada hay que temer más que las que los niños temen en las tinieblas e imaginan que va a ocurrir. Así pues este error y estas tinieblas del espíritu es necesario que no los rayos del sol ni los luminosos dardos del día los disipen, sin la contemplación y el conocimiento de la naturaleza.”

(Libro III vv.31-93 DE RERUM NATURA)

“Así pues, todo el cuerpo contiene esta naturaleza del alma y ella misma es guarda del cuerpo y causa de su existencia, pues están unidos entre sí con raíces comunes y no parece que puedan separarse sin su destrucción. (…) Con elementos primaros tan entrelazados entre sí desde su origen primero se engendran dotados de una vida común, y la potencia de cuerpo y espíritu, cada una por sí sin la fuerza de la otra, no parece que pueda sentir por separado, sino que por los movimientos comunes entre ella, se excita de un lado y otro encendida la sensibilidad a través de nuestra vísceras. Además el cuerpo por sí ni se engendra jamás ni crece ni parece que subsista después de la muerte…” (Libro III vv. 323-339 DE RERUM NATURA)

“Y dado que la mente es una parte del hombre, que permanece fija en un lugar determinado, como son los oídos y los ojos y todos los otros sentidos que gobiernan la vida, y al igual que la mano y el ojo o las narices separados aparte de nosotros no pueden sentir ni existir, sino que al contrario se descomponen en poco tiempo por la putrfacción, así el espíritu no pude exisir por sí sin el cuerpo y el hombre mismo que parece que es como el vado de aquel y otra cosa que quieras mejor imaginar más íntimamente unida a él (…)”

(Libro III vv. 548-557 DE RERUM NATURA)

“Así pues, nada es la muerte para nosotros ni nos concierne una pizca puesto que la naturaleza del espíritu se considera mortal. Y tal como en absoluto nos sentimos afligidos en el tiempo pasado, (…) así, cuando no existamos, cuando se haya producido la separación de cuerpo y alma, por los que estamos cohesionados en unidad, sin duda nada a nosotros, que no existiremos entonces, podrá acaecernos en absoluto ni despertar nuestra sensibilidad, no, aunque tierra con mar se mezcle y mar con cielo.”

(Libro III vv. 830-842 DE RERUM NATURA)

“¿Pero dudarás tú y sentirás indignación de morir? Tú, para el que aún vivo y viendo la vida está ya casi muerta, que en sueño consumes la mayor parte de tu existencia y roncas despierto y no dejas de ver ensueños y tienes una mente angustiada por vano temor y a menudo no puede descubrir que mal te sucede, cuando ebrio te abruman desdichado muchas preocupaciones de todas partes y vagas fluctuando en la movediza incertidumbre de tu espíritu.”

(Libro III vv. 1044-1053 DE RERUM NATURA)

Caf 908 del 10.03

Sábado 10/03   Café Filosófico N° 908

Las Mujeres

"Mujeres" es la palabra que se utiliza para definir a los seres humanos de sexo femenino, cuya anatomía genital se define por poseer senos, vagina, vulva, útero, ovarios y trompas de Falopio. Existen seres humanos de sexo femenino y seres humanos de sexo masculino. Esta diferencia tiene origen genético. El cromosoma sexual de las mujeres se denomina XX. El cromosoma sexual de los hombres se denomina XY. También se dan - en mucho menor número - seres humanos con combinaciones cromosómicas que varían de estas 2.

¿Por qué tanta gente se interesa tanto en tratar de probar que existen más diferencias que éstas entre los seres humanos de diferentes cromosomas?

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“¿Creemos que las hembras de los perros guardianes deben vigilar igual que los machos y cazar junto con ellos y hacer todo lo demás en común o han de quedarse en casa, incapacitadas por los partos y crianzas de los cachorros, mientras los otros trabajan y tienen todo el cuidado de los rebaños?

-Harán todo, en común -dijo-; sólo que tratamos a las unas como a más débiles y a los otros como a más fuertes.

-¿Y es posible -dije yo- emplear a un animal en las mismas tareas si no le das también la misma crianza y educación?

-No es posible. (…)

-Por consiguiente, también a las mujeres habrá que introducirlas en la música y la gimnástica, e igualmente en lo relativo a la guerra; y será preciso tratarlas de la misma manera.

(…)

-Deberán, pues, desnudarse las mujeres de los guardianes (porque, en vez de vestidos se cubrirán con su virtud) y tomarán parte tanto en la guerra como en las demás tareas de vigilancia pública sin dedicarse a ninguna otra cosa; sólo que las más llevaderas de estas labores serán asignadas más bien a las mujeres que a los hombres a causa de la debilidad de su sexo. En cuanto al hombre que se ría de las mujeres desnudas que se ejercitan con los más nobles fines, ése «recoge verde el fruto » de la risa y no sabe, según parece, ni de qué se ríe ni lo que hace; pues con toda razón se dice y se dirá siempre que lo útil es hermoso y lo nocivo es feo.

-Ciertamente. " (Platón. La República. Libro V 457 a-b)

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“A un hombre no se le ocurriría la idea de escribir un libro sobre la singular situación que ocupan los varones en la Humanidad. Si quiero definirme, estoy obligada antes de nada a declarar: «Soy una mujer»; esta verdad constituye el fondo del cual se extraerán todas las demás afirmaciones. Un hombre no comienza jamás por presentarse como individuo de un determinado sexo: que él sea hombre es algo que se da por supuesto. Es solo de una manera formal, en los registros de las alcaldías y en las declaraciones de identidad, donde las rúbricas de masculino y femenino aparecen como simétricas. La relación de los dos sexos no es la de dos electricidades, la de dos polos: el hombre representa a la vez el positivo y el neutro, hasta el punto de que en francés se dice «los hombres» para designar a los seres humanos, habiéndose asimilado la acepción singular de la palabra «vir» a la acepción general de la palabra «homo». La mujer aparece como el negativo, ya que toda determinación le es imputada como limitación, sin reciprocidad. A veces, en el curso de discusiones abstractas, me ha irritado oír que los hombres me decían: «Usted piensa tal cosa porque es mujer.» Pero yo sabía que mi única defensa consistía en replicar: «Lo pienso así porque es verdad», eliminando de ese modo mi subjetividad. No era cosa de contestar: «Y usted piensa lo contrario porque es hombre», ya que se entiende que el hecho de ser hombre no es una singularidad; un hombre está en su derecho de serlo; es la mujer la que está en la sinrazón. Prácticamente, lo mismo que para los antiguos había una vertical absoluta con relación a la cual se definía la oblicua, así también hay un tipo humano absoluto que es el tipo masculino. La mujer tiene ovarios, un útero; he ahí condiciones singulares que la encierran en su subjetividad; se dice tranquilamente que piensa con sus glándulas. El hombre se olvida olímpicamente de que su anatomía comporta también hormonas, testículos. Considera su cuerpo como una relación directa y normal con el mundo que él cree aprehender en su objetividad, mientras considera el cuerpo de la mujer como apesadumbrado por todo cuanto lo especifica: un obstáculo, una cárcel. «La mujer es mujer en virtud de cierta falta de cualidades -decía Aristóteles-. Y debemos considerar el carácter de las mujeres como adoleciente de una imperfección natural.» Y, a continuación, Santo Tomás decreta que la mujer es un «hombre fallido», un ser «ocasional». (…)

“El privilegio que el hombre ostenta y que se hace sentir desde su infancia consiste en que su vocación de ser humano no contraría su destino de varón. (...) Sucede que sus triunfos sociales o espirituales le dotan de un prestigio viril. El no está dividido. En cambio, a la mujer, para que realice su feminidad, se le exige que se haga objeto y presa, es decir, que renuncie a sus reivindicaciones de sujeto soberano. Ese conflicto es el que caracteriza singularmente la situación de la mujer liberada. Rehusa acantonarse en su papel de hembra, porque no quiere mutilarse; pero también sería una mutilación repudiar su sexo. El hombre es un ser humano sexuado; la mujer solo es un individuo completo e igual al varón si también es un ser humano sexuado. Renunciar a su feminidad es renunciar a una parte de su humanidad.” Simone de Beauvoir. El segundo sexo

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Ejercicio. Antes de su primera intervención: Trate de recordar un momento concreto en que sintió que había entre usted Hombre/ Mujer una diferencia significativa con respecto a un ser humano del sexo “opuesto”. Resuma este momento en pocas palabras y explique qué sintió al notar esta diferencia.

Caf 907 del 03.03

bado 03/03   Café Filosófico N° 907

¿Cómo condiciona la tecnología el desarrollo de la civilización?

a cargo de Martín Odiaga

 Caf 906 del 24.02  

Sábado 24/02   Café Filosófico N° 906

El curso de religión en los colegios

Adjuntamos material del Ministerio de Educación sobre el asunto para hojear e iniciar la reflexión.

Caf 902 del 27.01  

Sábado 17/02   Café Filosófico N° 905

¿Por qué se ha deformado el feminismo?

A cargo de la Dra. Carmen Zavala.

¿POR QUÉ SE HA DEFORMADO EL FEMINISMO?
El feminismo surgió como un movimiento que busca la igualdad de oportunidades entre todos los seres humanos, independientemente de su sexo. Inicialmente en el siglo XIX se enfocó en la igualdad ante el derecho en cuanto a los accesos a la educación, el derecho de contratar y firmar en nombre propio y de sus hijos y en el derecho al voto. Como estos derechos no los iban a conseguir por las buenas, fue necesaria tambien simultáneamente la independencia económica.

Hoy se han incluido en las agendas de muchos grupos autodenominados feministas varios asuntos más que no guardan relación con la demanda de equidad.
Mencionaré dos principales:
1) La demanda de “ser respetada”, con lo que quiero decir, que no se nos digan obsenidades o que no se nos hagan propuestas sexuales no solicitadas.
En este ámbito tenemos el movimiento “Yo también” que surgió en EEUU después de que se revelara que el productor de cine Weinstein (entre miles o millones mas de hombres) le hacía propuestas sexuales a las actrices que trabajaban para él.
Podríamos discutir toda la noche sobre hasta qué punto el avance de un hombre es ya un abuso o no. Y viceversa lo mismo es controvertido en el caso de las mujeres que desde una posición de poder se insinúan a sus empleados y estos por temor a perder su trabajo entran en una relación sexual con sus jefas.
Pero esto no debería formar parte de la agenda feminista. Es un tema sobre la moral, las relaciones humanas y en el caso del chantaje, es un tema de corrupción. En el caso de las violaciones a mujeres o hombres tenemos un tema penal.
Pero no es parte de la agenda feminista que busca la equidad de género.
Mucha tormenta levantaron los medios de comunicación cuando Julian Assange quien revelara los secretos de las atrocidades que los EEUU hicieran por el mundo tuvo una relación sexual no-explícitamente consentida, estando en la cama con su pareja,con la que hace unas horas había tenido sexo consentido.
Este es un típico caso de cómo la ingerencia en la privacidad no violenta de las personas es usado con fines políticos, y si bien se lo presenta como un tema sobre los derechos de la mujer, nada tiene que ver con demandas de equidad entre hombres y mujeres.
El hecho de que el Estado se meta a aterrorizar políticamente a sus opositores hurgando en su vida sexual nos hace recordar, más bien, el trabajo de Wilhelm Reich “La Revolución sexual” y la “Psicología de Masas del Facismo” ,en los que Reich estudia la estrecha relación que hay entre reprimir o tener manejo de la sexualidad de la población y aceptar la sumisión dentro de una estructura social facista.
Este grupo de autodenominadas feministas representa un retroceso en la lucha por la equidad de oportunidades en el sentido de que considera a las mujers débiles y tontas por naturaleza, incapaces de manejarse en la sociedad sin ser lastimadas.

2) Otro tema que aglomera a algunas feministas,es el tema de que los hombres son “malos” y “violentos” y las mujeres no. Esta posición tuvo su renacimiento en la academia en los años 80s con la "Ética del cuidado" propagada por la ideóloga Carol Gilligan (La moral y la teoría. Psicología del desarrollo femenino. Fondo de Cultura Económica. México. 1985. respuesta en "In an Different Voice" : An Interdisciplinary Forum. Signs, Invierno 1986) y basa su posición en el supuesto de que lo que llamamos justicia es en realidad una idea "masculina", que no se le hubiera ocurrido a una mujer, porque las mujeres vemos el mundo desde otra perspectiva: desde la "ética del cuidado". Según esta teoría las mujeres son más cuidadoras de los demás, mas dulces y más buenas. En vez de negar estas características nos dicen estas feministas, habría que realzar estas características positivas que los hombres deberían aprender de las mujeres.

"Ética de la justicia"
(según la teoría pseudofeminista de la "Etica del cuidado" la ética universal fue creada por los hombres "masculinos")
Se basa en la aplicación de principios morales abstractos. Es importante la imparcialidad, mirar al otro como un otro genérico prescindiendo de sus particularidades como individuo (ser objetivos). Por estas características, todas las personas si razonan bien deberían coincidir en la solución de un problema moral
Se basa en el respeto de los derechos formales de los demás, en beneficio de los derechos de uno mismo. El bien de la sociedad favorece al bien del individuo. Sería, además y en ese contexto, el derecho de un ser humano a hacer lo que desee para realizarse, sin afectar los derechos de los demás.
Para esta ética es necesario partir de las personas como separadas, independientes. Supone una concepción del individuo como no fatalmente determinado por a las relaciones sociales.
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"Ética del cuidado" :
modo de pensar de las mujeres
Se caracteriza por un juicio más contextual. Hay una tendencia a adoptar el punto de vista del "otro particular", con sus peculiaridades, a la intervención de los sentimientos, la preocupación por los detalles concretos de la situación a juzgar. Como se tiene en cuenta el contexto, no todos han de coincidir en la solución del problema moral. Se favorece el juicio subjetivo
Se basa en la responsabilidad por los demás con los que tenemos contacto directo. Eso supone una preocupación por la posibilidad de omisión, de no ayudar a personas cuando podríamos hacerlo. No se trata solo de contener la agresión, la falta de respuesta, no actuar cuando habría que hacerlo, es también un problema.
Es ayudar en la inmediatez a las pocas personas a las que podemos ayudar, sin una perspectiva global de resolver los problemas de injusticia.
Se basa en la comprensión del mundo como una red de relaciones en las que se inserta el Yo. De ahí surge un reconocimiento de las responsabilidades hacia los demás. Esto quiere decir que las mujeres analizarían sus propias experiencias sentimentales y subjetivas y las proyectarían a las demás personas. Por eso querrían ayudar a los demás, no por principios racionales de justicia.
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Obviamente este discurso se basa en una serie de estereotipos y asume que el resultado de la relegación histórica de la mujer es en realidad la expresión de su esencia. Esta posición no se diferencia mayormente de la de Aristóteles que pensaba que las mujeres y los esclavos eran propiedad del amo al que debían respeto por su propio bien. El detalle estaría en que estas feministas postularían que el amo debería aprender de la sumisión y "abnegación" de sus mujeres y sus esclavos.
De este grupo parecen derivarse las autodenominadas feministas que odian a la mayoría de los hombres y que ven en el patriarcado el origen de casi todos los hechos de injusticia.
Además encasillan a las mujeres en el estereotipo clásico de la mujer indefensa y buena y no fomenta su desarrollo pleno con cargos de mando en la sociedad.

¿QUÉ QUEDA EN LA AGENDA PARA LOGRAR LA EQUIDAD ENTRE MUJERES Y HOMBRES?
Se han logrado grandes avances en cuanto a la equidad entre mujeres y hombres. Estos tuvieron su origen principalmente en los países del socialismo real.
La gran diferencia entre las mujeres y los hombres, como nos aclara Simone de Beauvoir en “El Segundo Sexo” es que las mujeres son esclavas de su cuerpo porque pueden quedar embarazadas. En ese momento entran en desventaja con respecto a sus pares hombres en todo sentido. Esta circunstancia se superó en bastante grado en los países socialistas y luego incluso en algunos países de occidente desarrollado, al crearse un sistema integral de guarderías y colegios de tiempo completo que permiten a las mujeres seguir trabajando o estudiando, hacer carrera, ejercitarse, al igual que sus pares hombres, mientras que en otros paises, como el nuestro podemos decir que su vida se ve ya limitada y si tiene mas de dos hijos, su desarrollo personal puede practicamente considerarse acabado, pues tiene que dedicarse casi totalmente a estos seres humanos.
La ley en este sentido es sezgada e injusta contra las mujeres, pues si una mujer abandona un bebé,la policía la busca y la mete presa. Pero no buscan al padre, ni lo meten preso.
El gran salto de la equidad entre hombres y mujeres se ha producido, en ese sentido, en la década de los 70s con la masificación del uso de las píldoras anticonceptivas.
La lucha que queda pendiente en la agenda feminista es por lo tanto el derecho al aborto quirúrgico legal en hospitales y la educación masiva en los colegios de los métodos efectivos de anticoncepción a las niñas así como el facil acceso a estos.
Por lo demás, las mujeres se valen por sí mismas para abrirse paso en la sociedad.
Como luchas suplementarias, así como hay que luchar contra el racismo y todo tipo de estereotipos que perjudican a un grupo de seres humanos, en el plano de lo ideológico, en el caso de la lucha por la equidad entre hombres y mujeres, complementariamente hay que romper con clichés absurdos como que las niñas deban jugar con muñecas y no a la guerra o que deban jugar voley y no futbol, y sobre todo que se deje de entrenarlas desde niñas para tener como meta de su vida gustarle a los hombres. Aunque eso lo aprenderán de todas maneras en su momento, junto a muchas otras habilidades.

Yo pensaba que ya en el feminismo todo habá sido dicho y por ello no solía hablar mucho del asunto, pero he notado junto con otras mujeres y hombres, que en el Perú y a nivel mundial se está dando un giro hacia atrás. Al deformar las banderas del feminismo e incluir la lucha por el honor y la pureza de las mujeres en la agenda, tenemos mujeres que luchan por volver a los tiempos del oscurantismo sexual. Y también tenemos una turba que al atacar las ocurrencias de estas mujeres pretenden tirarse abajo todas las conquistas sociales que las mujeres han logrado a lo largo de los últimos siglos. Es por ello que presento esta noche este pequeño texto que pretende aclarar conceptos.

¿Por qué se ha deformado el feminismo? Esta pregunta se puede contestar desde dos enfoques. El primero es en qué sentido se ha deformado el feminismo. He expuesto en qué sentido pienso que se ha deformado.
El otro enfoque sería ¿POR QUÉ está ocurriendo esto? Con respecto a esto por el momento solo se pueden plantear hipótesis, pero sugiero que está relacionado con la teoría de Wilhelm Reich sobre la relación entre represión sexual y la predisposición a aceptar la manipulación política de la gente.

Caf 904 del 10.02

Sábado 10/02   Café Filosófico N° 904

El Existencialismo

Adjuntamos un extracto de Jean Paul Sartre sobre ¿Qué es el existencialismo? para prepararse para la reflexión:
"Quisiera defender aquí el existencialismo de una serie de reproches que se le han formulado.
En primer lugar, se le ha reprochado el invitar a las gentes a permanecer en un quietismo de desesperación, porque si todas las soluciones están cerradas, habría que considerar que la acción en este mundo es totalmente imposible y desembocar finalmente en una filosofía contemplativa, lo que además, dado que la contemplación es un lujo, nos conduce a una filosofía burguesa. éstos son sobre todo los reproches de los comunistas.
Se nos ha reprochado, por otra parte, que subrayamos la ignominia humana, que mostramos en todas las cosas lo sórdido, lo turbio, lo viscoso, y que desatendemos cierto número de bellezas risueñas, el lado luminoso de la naturaleza humana; por ejemplo, según Mlle. Mercier, crítica católica, que hemos olvidado la sonrisa del niño. Los unos y los otros nos reprochaban que hemos faltado a la solidaridad humana, que consideramos que el hombre está aislado, en gran parte, además, porque partimos dicen los comunistas de la subjetividad pura, por lo tanto del yo pienso cartesiano, y por lo tanto del momento en que el hombre se capta en su soledad, lo que nos haría incapaces, en consecuencia, de volver a la solidaridad con los hombres que están fuera del yo, y que no puedo captar en el cogito.
Y del lado cristiano, se nos reprocha que negamos la realidad y la seriedad de las empresas humanas, puesto que si suprimimos los mandamientos de Dios y los valores inscritos en la eternidad, no queda más que la estricta gratuidad, pudiendo cada uno hacer lo que quiere y siendo incapaz, desde su punto de vista, de condenar los puntos de vista y los actos de los demás.
A estos diferentes reproches trato de responder hoy; por eso he titulado esta pequeña exposición: El existencialismo es un humanismo. Muchos podrán extrañarse de que se hable aquí de humanismo. Trataremos de ver en qué sentido lo entendemos. En todo caso, lo que podemos decir desde el principio es que entendemos por existencialismo una doctrina que hace posible la vida humana y que, por otra parte, declara que toda verdad y toda acción implica un medio y una subjetividad humana.
(…)
El hombre es poseedor de una naturaleza humana; esta naturaleza humana, que es el concepto humano, se encuentra en todos los hombres, lo que significa que cada hombre es un ejemplo particular de un concepto universal, el hombre; en Kant resulta de esta universalidad que tanto el hombre de los bosques, el hombre de la naturaleza, como el burgués, están sujetos a la misma definición y poseen las mismas cualidades básicas. Así pues, aquí también la esencia del hombre precede a esa existencia histórica que encontramos en la naturaleza.
El existencialismo ateo que yo represento es más coherente. Declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre, o como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla.
El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. …ste es el primer principio del existencialismo. Es también lo que se llama la subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero ¿qué queremos decir con esto sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa? Pues queremos decir que el hombre empieza por existir, es decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de proyectarse hacia el porvenir. El hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor; nada existe previamente a este proyecto; nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será, ante todo, lo que habrá proyectado ser. No lo que querrá ser. Pues lo que entendemos ordinariamente por querer es una decisión consciente, que para la mayoría de nosotros es posterior a lo que el hombre ha hecho de sí mismo. Yo puedo querer adherirme a un partido, escribir un libro, casarme; todo esto no es más que la manifestación de una elección más original, más espontánea que lo que se llama voluntad. Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es. Así, el primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia. Y cuando decimos que el hombre es responsable de sí mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres. Hay dos sentidos de la palabra subjetivismo, y nuestros adversarios juegan con los dos sentidos.
Subjetivismo, por una parte, quiere decir elección del sujeto individual por sí mismo, y por otra, imposibilidad para el hombre de sobrepasar la subjetividad humana. El segundo sentido es el sentido profundo del existencialismo.
Cuando decimos que el hombre se elige, entendemos que cada uno de nosotros se elige, pero también queremos decir con esto que, al elegirse, elige a todos los hombres. En efecto, no hay ninguno de nuestros actos que, al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser. Elegir ser esto o aquello es afirmar al mismo tiempo el valor de lo que elegimos, porque nunca podemos elegir mal; lo que elegimos es siempre el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo para todos. Si, por otra parte, la existencia precede a la esencia y nosotros quisiéramos existir al mismo tiempo que modelamos nuestra imagen, esta imagen es valedera para todos y para nuestra época entera. Así, nuestra responsabilidad es mucho mayor de lo que podríamos suponer, porque compromete a la humanidad entera. Si soy obrero, y elijo adherirme a un sindicato cristiano en lugar de ser comunista; si por esta adhesión quiero indicar que la resignación es en el fondo la solución que conviene al hombre, que el reino del hombre no está en la tierra, no comprometo solamente mi caso: quiero ser un resignado para todos; en consecuencia, mi proceder ha comprometido a la humanidad entera. Y si quiero hecho más individual casarme, tener hijos, aun si mi casamiento depende únicamente de mi situación, o de mi pasión, o de mi deseo, con esto no me encamino yo solamente, sino que encamino a la humanidad entera en la vía de la monogamia. Así soy responsable para mí mismo y para todos, y creo cierta imagen del hombre que yo elijo; eligiéndome, elijo al hombre.
Esto permite comprender lo que se oculta bajo palabras un tanto grandilocuentes como angustia, desamparo, desesperación. Como verán ustedes, es sumamente sencillo. Ante todo, ¿qué se entiende por angustia? El existencialista suele declarar que el hombre es angustia. Esto significa que el hombre que se compromete y que se da cuenta de que es no sólo el que elige ser, sino también un legislador, que elige al mismo tiempo que a sí mismo a la humanidad entera, no puede escapar al sentimiento de su total y profunda responsabilidad. Ciertamente hay muchos que no están angustiados; pero nosotros pretendemos que se enmascaran su propia angustia, que la huyen; en verdad, muchos creen al obrar que sólo se comprometen a sí mismos, y cuando se les dice: pero ¿si todo el mundo procediera así? se encogen de hombros y contestan: no todo el mundo procede así. Pero en verdad hay que preguntarse siempre: ¿que sucedería si todo el mundo hiciera lo mismo? Y no se escapa uno de este pensamiento inquietante sino por una especie de mala fe.
El que miente y se excusa declarando: todo el mundo no procede así, es alguien que no está bien con su conciencia, porque el hecho de mentir implica un valor universal atribuido a la mentira. Incluso cuando la angustia se enmascara, aparece. Es esta angustia la que Kierkegaard llamaba la angustia de Abraham. Conocen ustedes la historia: un ángel ha ordenado a Abraham sacrificar a su hijo; todo anda bien si es verdaderamente un ángel el que ha venido y le ha dicho: tú eres Abraham, sacrificarás a tu hijo. Pero cada cual puede preguntarse; ante todo, ¿es en verdad un ángel, y yo soy en verdad Abraham? ¿Quién me lo prueba? Había una loca que tenía alucinaciones: le hablaban por teléfono y le daban órdenes. El médico le preguntó: Pero ¿quién es el que habla? Ella contestó: Dice que es Dios. ¿Y qué es lo que le probaba, en efecto, que fuera Dios? Si un ángel viene a mí, ¿qué me prueba que es un ángel? Y si oigo voces, ¿qué me prueba que vienen del cielo y no del infierno, o del subconsciente, o de un estado patológico? ¿Quién prueba que se dirigen a mí? ¿Quién me prueba que soy yo el realmente señalado para imponer mi concepción del hombre y mi elección a la humanidad? No encontraré jamás ninguna prueba, ningún signo para convencerme de ello. Si una voz se dirige a mí, siempre seré yo quien decida que esta voz es la voz del ángel; si considero que tal o cual acto es bueno, soy yo el que elegiré decir que este acto es bueno y no malo. Nadie me designa para ser Abraham, y sin embargo estoy obligado a cada instante a hacer actos ejemplares. Todo ocurre como si, para todo hombre, toda la humanidad tuviera los ojos fijos en lo que hace y se ajustara a lo que hace. Y cada hombre debe decirse: ¿soy yo quien tiene derecho de obrar de tal manera que la humanidad se ajuste a mis actos? Y si no se dice esto es porque se enmascara su angustia. No se trata aquí de una angustia que conduzca al quietismo, a la inacción. Se trata de una simple angustia, que conocen todos los que han tenido responsabilidades. Cuando, por ejemplo, un jefe militar toma la responsabilidad de un ataque y envía cierto número de hombres a la muerte, elige hacerlo y elige él solo. Sin duda hay órdenes superiores, pero son demasiado amplias y se impone una interpretación que proviene de él, y de esta interpretación depende la vida de catorce o veinte hombres. No se puede dejar de tener, en la decisión que toma, cierta angustia.
Todos los jefes conocen esta angustia. Esto no les impide obrar: al contrario, es la condición misma de su acción; porque esto supone que enfrentan una pluralidad de posibilidades, y cuando eligen una, se dan cuenta que sólo tiene valor porque ha sido la elegida. Y esta especie de angustia que es la que describe el existencialismo, veremos que se explica además por una responsabilidad directa frente a los otros hombres que compromete."
Extraído de El existencialismo es un humanismo. Jean-Paul Sartre

CafePhiloMitoCZ 030218

Sábado 03/02   Café Filosófico N° 903

  ¿Cómo los filósofos utilizan los mitos positivamente?

a cargo de la Dra. Carmen Zavala

Normalmente se contraponen los mitos a la filosofía. Se supone que la forma de pensar mitológica es más primitiva que la forma de pensar lógica que se le atribuye a la filosofía. En la discusión sobre este tema cabe resaltar el trabajo de Bruno Snell “El descubrimiento del Espíritu” que rescata la forma del mito para darle validez a sus contenidos y que recoge gran parte de los argumentos que se exponene sobre este tema posteriormente. El argumento central de este recurso lo expone Snell en su división entre mito y lo lógico.

Según esta clasificación el mito se ocupa de los contenidos del pensar, que se le aparecen y son recepcionados por el hombre a través de imágenes y analogías. Las imágenes míticas se le presentan llenas de sentido inmediato y le hablan al receptor en un idioma directo y vital.

Lo lógico, en cambio, se preocupa por la forma del discurso, por el esfuerzo por buscar, investigar, dilucidar, y encontrar la verdad de manera metódica, exacta y y en concordancia rigurosa con el principio de no-contradicción.

Por ello, en el paso del pensamiento mítico al lógico se habrían eliminado importantes elementos de comprensión del mundo: lo vital, el sentido y el significado de todo lo que ocurre se le escapa a la captación lógica, según Snell .

Lo que no se explicita aquí es que estas características que se le atribuyen al pensamiento mítico, son las de la captación por imágenes, que le son propias especialmente al arte y a la propaganda. Esta captación por imágenes, está en todo su apogeo en nuestro mundo contemporáneo. Los medios de comunicación masivos, el internet, el cine, la comunicación multimedia, etc. se dirige a la población apelando de manera elaborada a su propensión de captar por imágenes, más que a través del discurso racional o lógico. La captación por imágenes (visuales o mentales) no es pues una caracteristica principal del pensamiento mítico. Lo que consideramos propio del pensamiento mítico es su carácter de leyenda aceptada y transmitida sin discusión.

Snell, rescata el pensamiento mítico, pues "linda con el sueño". Levi-Strauss evoca el problema de la siguiente manera:

"El mito fracasa en su objetivo de proporcionar al hombre un mayor poder material sobre el medio. A pesar de todo le brinda la ilusión, extremadamente importante, de que él puede entender el universo y de que, de hecho, él entiende el universo. Empero, como es evidente, apenas se trata de una ilusión."

Esto quiere decir que la captación meramente sensible, desligada de una reflexión o análisis sobre ella, puede servir para darle a las personas, que no procesan la información lógicamente/racionalmente, la sensación de que entienden su realidad. Esta ilusión ha sido utilizada a lo largo de la historia por los diferentes grupos de poder religiosos (Iglesias), políticos (Gobiernos, partidos políticos, grupos de poder) y económicos (a través de la propaganda comercial de productos) para manipular a la población, para bien o para mal. Pero es en la actual coyuntura mundial que lo audiovisual ha cobrado una importancia, comparable tal vez sólo con las épocas míticas ágrafas, y en la que podemos observar cómo los grupos de poder (hoy: las transnacionales) forman la mentalidad de la gente a su gusto, induciéndola al consumo desmedido de bienes superfluos (gaseosas, cigarrillos, figuritas, etc.), a la mera receptividad y a la pasividad frente a su inminente desahuciamiento y exclusión como miembros trabajadores activos de la sociedad global. A aquellos que critican la razón y la ciencia, so pretexto de que durante el apogeo de la ciencia se han producido guerras y luchas económicas por el desarrollo tecnológico, habría que preguntarles si en la época en que reinó la irracionalidad y el pensamiento mítico, no se produjeron acaso peores crímenes y no hubo acaso más sufrimiento para la mayoría de los habitantes de esas sociedades. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, a la vista de las dramáticas repercusiones del proceso de globalización sobre nuestras vidas y la de las generaciones que nos siguen, sigamos ensalzando como positivo el efecto de los medios, que no es analizado por la reflexión, y nos opongamos al estudio riguroso y la reflexión lógica y/o científica sobre esta realidad?

El mito sirve para el adoctrinamiento, como bien explicaba ya Platón en la República. Y el contenido del adoctrinamiento depende de quienes tienen en el poder. El poder puede servir para el bienestar de la humanidad o para el bienestar de unos pocos. Es la razón la que puede discernir -eventualmente- en qué caso ocurre lo uno o lo otro. Al respecto cabe tomar en cuenta la siguiente reflexión de Levi-Strauss:

“La grandeza y la superioridad de la explicación científica no sólo reside en las realizaciones prácticas e intelectuales de la ciencia, sino también en el hecho, de que damos testimonio a diario con claridad, de que la ciencia no sólo está preparada para explicar su propia validez, sino también aquello que, en cierta medida, es válido en el pensamiento mitológico.”

Platón desliga el mito de su supuesta validez por haber sido transmitido de generación en generación, cosa que también hace Bruno Snell en su capítulo sobre Igualdad, comparación, metáfora y analogía, donde trata de la forma del relato mítico como una forma particular de acceder al conocimiento, ignorando su carácter de imposición por la tradición. Esta desvinculación del mito de su validez fundamentada por la herencia cultural, nos lleva a pensar en el origen del mito. El mito fue creado por alguien con fines específicos, tal como lo muestra Platón en su propia práctica, al inventar mitos. Ese relato creado ad hoc para determinados fines, no explicativos, sino adoctrinantes, pasa de generación en generación y se transforma colectivamente. No es que sea una creación colectiva producto del “espíritu” de algún pueblo, como afirman sus defensores. En un primer momento fue impuesto, tal como propone Platón, y luego toma rumbo propio pero siempre dentro de los márgenes que permite el relato inicial y dentro del espíritu de la doctrina que se ha intentado transmitir por parte de sus creadores.

El problema de la validez histórica de los mitos es tratado, por ejemplo, por Platón en el relato del mito de Theuth, en el Fedro (mito sobre el origen de la escritura y como esta sirve para que descuidemos el ejercicio de la memoria). Allí Platón recalca que el mito que Sócrates cuenta, no es un mito griego, sino uno egipcio, y hace destacar al personaje Sócrates la importancia de la procedencia de lo dicho: "¡Qué facilmente, Sócrates, compones fábulas egipcias o de cualquier otro país que se te antoje !", le dice Fedro. Como Sócrates no niega que se trate de un mito inventado por él, debemos suponer que efectivamente sea así. ¿Por qué Sócrates inventaría un mito egipcio y no uno griego? La respuesta la encontramos en la referencia que hace, luego, a una tradición que los griegos han recogido de Egipto (la de la encima primera) y en general al culto de los egipcios a las estatuas de piedra. Los hombres "de entonces" (es decir, los egipcios, pues se suponía que los griegos tenían sus orígenes en Egipto), no tomaban en cuenta el origen de lo dicho, pues no habían adquirido aún el saber dialéctico que los griegos ahora tenían.

En este mito que Sócrates inventa, Thamus y Theuth dialogan. El diálogo sitúa a sus participantes en un sitio, dentro de un marco cultural y les da su personalidad. Es decir, deja entrever quién es el que habla y de dónde viene. No encasillando a sus participantes como estando fatalmente determinados por un marco cultural al que supuestamente debieran pertenecer por vivir entre personas que comparten mayoritariamente ciertos presupuestos o prejuicios; sino dejándolos hablar libremente y, a partir de lo dicho, (por ellos, no por la mayoría entre la que viven) permitirles mostrar quiénes son y de dónde vienen (cosa que las piedras y la encima no pueden).

¿Por qué inventar mitos? ¿Por qué no escribir tratados de lógica o de definiciones sobre los existente? Los mitos, las historias permiten transmitir teorías contextualizadas en forma de matrices. En un contexto en el que se dan determinadas variables, por ejemplo, una relación de desventaja social, personal o dependencia entre los participantes (un ateniense, un esclavo ateniense, un extranjero, un esclavo de un extranjero, uno que le debe dinero a otro, uno cuyos familiares han sido asesinados o serán asesinados por la persona con la que están dialogando, etc.) implica perspectivas distintas con respecto a los hechos. De alí no se desprende sin embargo que todas sean válidas o que ninguna lo sea. Tampoco significa que cada uno pueda ver las cosas solo desde su propia perspectiva, pues esta constelación de variables se repite en otros espacios geográficos y en otros momentos, en otros tiempos. Estamos capacitados para entender las otras perspectivas, pues pensamos en matrices. Por eso un mito nos pinta una constelación que podemos entender con facilidad, aunque a veces por motivos de intereses personales y/o barreras psicológicas individuales no “vemos“ algunos aspectos del mito.

Y porque pensamos en matrices, es que nuestro pensamiento se asienta sobre una serie de relatos y mitos, y es por eso que a los niños se les suele contar cuentos cuando son pequeños. Ellos los aceptan porque forman parte de una experiencia afectiva entre la persona que se los transmite y ellos.

Platón nos advierte del peligro de enseñarles historias falsas a los niños, porque ellos las aceptan, porque les son transmitidas por sus seres queridos, en los que confían y como resultado de ello, aprenden que es aceptable lo irracional y lo falso, y su aspiración por el saber y el conocimiento se amengua, eventualmente. Mas tarde la historia puede dejar de considerarse cierta, pero la inclinación por aceptar historias, chismes y noticias periodísticas como ciertas, sin preocuparse por verificarlas queda como un lastre, con todo lo que esto conlleva moralmente por ejemplo en el momento de actuar con justicia, en base a la ignorancia, prejuicio y/o desinformación.

Esta idea es reformulada por el filósofo medieval español Averroes quien en su comentario a la República de Platón sostiene que cabe seguir a Platón en este punto, pues también es costumbre en la sociedad de su época contarle una serie de mitos irracionales a los niños.

Tenemos entonces que los valores morales, cualesquiera que estos puedan ser, no son enseñables por la razón pero si lo son, aparentemente de manera indirecta, a través de las emociones. Esto significa que la enseñanza de valores debe realizarse principalmente entre los 0 y los 6 años, esto es la etapa preescolar, que en nuestro país, está bastante relegada y se considera incluso innecesaria. Platón, en la República, indica que se debe formar al niño en la etapa inicial introduciéndolo en la música y la gimnasia (artes marciales). La música forma el cariño por la reflexión, la atención, la capacidad de relacionar, como base del espíritu matemático científico, mientras que la gimnasia como formación premilitar, forma el temple valiente, el espíritu de compañerismo y solidaridad (por los ejercicios coordinados, por ejemplo).

Y dice Sócrates así en La República:

“-¿Y no hay que educarlos por medio de unas historias y otras, pero primeramente con las ficticias?

-No sé -contestó- lo que quieres decir.

-¿No sabes -dije yo- que lo primero que contamos a los niños son mitos? Y éstos son mitos por lo regular, aunque haya en ellas algo de verdad. Antes intervienen los mitos en la instrucción de los niños que los gimnasios.

-Cierto.

-Pues bien, eso es lo que quería decir: que hay que tomar entre manos la música antes que la gimnástica.

-Bien dices -convino.

-¿Y no sabes que el principio es lo más importante en toda obra, sobre todo cuando se trata de criaturas jóvenes y tiernas? Pues se hallan en la época en que se dejan moldear más fácilmente y admiten cualquier impresión que se quiera dejar grabada en ellas.

-Tienes razón.

-¿Hemos de permitir, pues, tan ligeramente que los niños escuchen cualesquiera mitos, forjados por el primero que llegue, y que den cabida en su espíritu a ideas generalmente opuestas a las que creemos necesario que tengan inculcadas al llegar a mayores?

-No debemos permitirlo en modo alguno.

-Debemos, pues, según parece, vigilar ante todo a los forjadores de mitos y aceptar los creados por ellos cuando estén bien y rechazarlos cuando no; y convencer a las madres y a las para que cuenten a los niños los mitos autorizados, moldeando de este modo sus almas por medio de las fábulas mejor todavía que sus cuerpos con las manos. Y habrá que rechazar la mayor parte de los que ahora cuentan.

-¿Cuáles? -preguntó.

-Por los mitos mayores -dije- juzgaremos también de los menores.

Porque es lógico que todos ellos, mayores y menores, ostenten el mismo cuño y produzcan los mismos efectos. ¿No lo crees así?

-Desde luego -dijo-. Pero no comprendo todavía cuáles son esos mayores de que hablas.

-Aquellos -dije- que nos relataban Hesíodo y Homero, y con ellos los demás poetas. Ahí tienes a los forjadores de falsas narraciones que han contado y cuentan a las gentes.

-¿Qué clase de narraciones -preguntó- y qué tienes que censurar en ellas?

-Aquello -dije- que hay que censurar ante todo y sobre todo, especialmente si la mentira es además indecorosa.

-¿Qué es ello?

-Que se da con palabras una falsa imagen de la naturaleza de dioses y héroes, como un pintor cuyo retrato no presentara la menor similitud con relación al modelo que intentara reproducir.

-En efecto -dijo-, tal comportamiento merece censura. Pero ¿a qué caso concreto te refieres?

-Ante todo -respondí-, no hizo bien el que forjó la más grande invención relatada con respecto a los más venerables seres, contando cómo hizo Urano lo que le atribuye Hesíodo, y cómo Cronos se vengó a su vez de él.

En cuanto a las hazañas de Cronos y el tratamiento que le infligió su hijo ni aunque fueran verdad me parecería bien que se relatasen tan sin rebozo a niños no llegados aún al uso de razón, antes bien, sería preciso guardar silencio acerca de ello y, si no hubiera más remedio que mencionarlo, que lo oyese en secreto el menor número posible de personas y que éstas hubiesen inmolado previamente no ya un cerdo, sino otra víctima más valiosa y rara, con el fin de que sólo poquísimos se hallasen en condiciones de escuchar.

(En la Teogonía de Hesíodo se refiere el mito griego de Cronos descendiente divino de Gea (la tierra) y Urano, (el cielo). derrocó a su padre Urano y gobernó durante la mitológica edad dorada, hasta que fue derrocado por sus propios hijos, Zeus, Hades y Poseidón, y encerrado en el Tártaro o enviado a gobernar el paraíso de los Campos Elíseos.

Se le solía representar con una hoz o guadaña, que usó como arma para castrar y destronar a su padre, Urano. En Atenas se celebraba el duodécimo día de cada mes (Hekatombaion) una fiesta llamada Cronia en honor a Crono para celebrar la cosecha, sugiriendo que, como resultado de su relación con la virtuosa edad dorada, seguía presidiendo como patrón de la cosecha.

Crono supo de Gea que estaba destinado a ser derrocado por uno de sus propios hijos, como él había derrotado a su padre. Por ello, cuando fue padre con Rea de los dioses Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón, se los tragó apenas nacían. Cuando iba a nacer su sexto hijo, Zeus, Rea pidió a Gea que pensara un plan para salvarlos.

Cuando creció, Zeus usó un veneno que le dio Gea para obligar a Cronos a vomitar el contenido de su estómago en orden inverso y a todos sus hermanos:

En la tradición homérica y hesiódica, Cronos fue encarcelado.En los poemas órficos, fue encerrado por toda la eternidad en una cueva En Trabajos y días de Hesíodo se indica que Cronos fue luego liberado por voluntad de Zeus, y que desde entonces fue rey de las islas de los Bienaventurados. (Cfr. Con los mitos de los hermanos Ayar – El mito de castigo del diluvio – El mito de Sodoma y Gomorra – El mito del castigo eterno en el infierno - El mito de la crucificción de Jesús y su resucitación)

-Es verdad -dijo-, tales historias son peligrosas.

-Y jamás, ¡oh, Adimanto!, deben ser narradas en nuestra ciudad -dije-, ni se debe dar a entender a un joven oyente que, si comete los peores crímenes o castiga por cualquier procedimiento las malas acciones de su padre, no hará con ello nada extraordinario, sino solamente aquello de que han dado ejemplo los primeros y más grandes de los dioses.

-No, por Zeus -dijo-; tampoco a mí me parecen estas cosas aptas para ser divulgadas.

-Ni tampoco -seguí- se debe hablar en absoluto de cómo guerrean, se tienden trampas o luchan entre sí dioses contra dioses -lo que, por otra parte, tampoco es cierto-, si queremos que los futuros vigilantes de la ciudad consideren que nada hay más vergonzoso que dejarse arrastrar ligeramente a mutuas disensiones. En modo alguno se les debe contar o pintar las gigantomaquias o las otras innumerables querellas de toda índole desarrolladas entre los dioses o héroes y los de su casta y familia. Al contrario, si hay modo de persuadirles de que jamás existió ciudadano alguno que se haya enemistado con otro y de que es un crimen hacerlo así, tales y no otros deben ser los cuentos que ancianos y ancianas relaten a los niños desde que éstos nazcan; (cfr. con el mito de que Pedro niega a Jesús 3 veces y luego funda una religión en su nombre)

y, una vez llegados los ciudadanos a la mayoría de edad, hay que ordenar a los poetas que inventen también narraciones de la misma tendencia. En cuanto a los relatos acerca de cómo fue encadenada Hera por su hijo o cómo, cuando se disponía Hefesto a defender a su madre de los golpes de su padre, fue lanzado por éste al espacio (sobre Hefesto, dios del fuego , los herreros y los escultores, Homero, Ilíada, cap.4) (cfr. con “Realities” y TV basura)

y todas cuantas luchas entre dioses inventó Hornero no es posible admitirlas en la ciudad tanto si tienen intención alegórica como si no la tienen. Porque el niño no es capaz de discernir dónde hay alegoría y dónde no y las impresiones recibidas a esa edad difícilmente se borran o desarraigan. Razón por la cual hay que poner, en mi opinión, el máximo empeño en que las primeras fábulas que escuche sean las más hábilmente dispuestas para exhortar al oyente a la virtud.

-Sí, eso es razonable -dijo-. Pero, si ahora nos viniese alguien a preguntar también qué queremos decir y a qué clase de fábulas nos referimos, ¿cuáles les podríamos citar?

Y yo contesté:

-¡Ay, Adimanto! No somos poetas tú ni yo en este momento, sino fundadores de una ciudad. Y los fundadores no tienen obligación de componer fábulas, sino únicamente de conocer las líneas generales que deben seguir en sus mitos los poetas con el fin de no permitir que se salgan nunca de ellas.

Finalmente Platón al final de La República nos regala un mito, tal vez a modo de ejemplo, del que extraemos algunos extractos aquí, para que sirva de inspiración, sobre un mito movilizador, que vaya acompañado de un tema de reflexión filosófica:

-Pues he de hacerte -dije yo- no un relato de Alcínoo (relatos que Ulises hace al rey de los feacios que luego ayuda a Odiseo a retornar finalmente a Itaca), sino el de un bravo sujeto, Er, hijo de Armenio, Panfilio de nación (nación de todas las razas, dominada por los persas y por un período colonia ateniense) , que murió en una guerra y, habiendo sido levantados, diez días después, los cadáveres ya putrefactos, él fue recogido incorrupto y llevado a casa para ser enterrado y, yacente sobre la pira, volvió a la vida a los doce días y contó, así resucitado, lo que había visto allá (cfr. con el mito de la resurrección de Jesús). Dijo que, después de salir del cuerpo, su alma se había puesto en camino con otras muchas y habían llegado a un lugar maravilloso donde aparecían en la tierra dos aberturas que comunicaban entre sí y otras dos arriba en el cielo, frente a ellas. En mitad había unos jueces que, una vez pronunciados sus juicios, mandaban a los justos que fueran subiendo a través del cielo, por el camino de la derecha, tras haberles colgado por delante un rótulo con lo juzgado; y a los injustos les ordenaban ir hacia abajo por el camino de la izquierda, llevando también, éstos detrás, la señal de todo lo que habían hecho.

Y, al adelantarse él, le dijeron que debía ser nuncio de las cosas de allá para los hombres y le invitaron a que oyera y contemplara cuanto había en aquel lugar; y así vio cómo, por una de las aberturas del cielo y otra de la tierra, se marchaban las almas después de juzgadas; y cómo, por una de las otras dos, salían de la tierra llenas de suciedad y de polvo, mientras por la restante bajaban más almas, limpias, desde el cielo. Y las que iban llegando parecían venir de un largo viaje y, saliendo contentas a la pradera, acampaban como en una gran feria, y todas las que se conocían se saludaban y las que venían de la tierra se informaban de las demás en cuanto a las cosas de allá, y las que venían del cielo, de lo tocante a aquellas otras; y se hacían mutuamente sus relatos, las unas entre gemidos y llantos, recordando cuántas y cuán grandes cosas habían pasado y visto en su viaje subterráneo, que había durado mil años; y las que venían del cielo hablaban de su bienaventuranza y de visiones de indescriptible hermosura. Referirlo todo, Glaucón, sería cosa de mucho tiempo; pero lo principal -decía- era lo siguiente: que cada cual pagaba la pena de todas sus injusticias y ofensas hechas a los demás, la una tras la otra, y diez veces por cada una, y cada vez durante cien años, en razón de ser ésta la duración de la vida humana; y el fin era que pagasen por diez el castigo de su delito. Y así, los que eran culpables de gran número de muertes o habían traicionado a ciudades o ejércitos o los habían reducido a la esclavitud o, en fin, eran responsables de alguna otra calamidad de este género, ésos recibían por cada cosa de éstas unos padecimientos diez veces mayores; y los que habían realizado obras buenas y habían sido justos y piadosos, obtenían su merecido en la misma proporción.

(…)

la misma Láquesis, subía a una alta tribuna y decía:

»"Ésta es la palabra de la virgen Láquesis, hija de la Necesidad: ‘Almas efímeras, he aquí que comienza para ustedes una nueva carrera caduca en condición mortal. No será el destino quien los elija, sino que ustedes elegirán su destino. Que el que salga por suerte el primero, escoja el primero su género de vida, al que ha de quedar inexorablemente unido. La virtud, empero, no admite dueño; cada uno participará más o menos de ella según la honra o el menosprecio en que la tenga. La responsabilidad es del que elige; no hay culpa alguna en la Divinidad’”.» Habiendo hablado así, arrojó los lotes a la multitud y cada cual alzó el que había caído a su lado, excepto el mismo Er, a quien no se le permitió hacerlo así; y, al cogerlo, quedaban enterados del puesto que les había caído en suerte. A continuación puso el adivino en tierra, delante de ellos, los modelos de vida en número mucho mayor que el

de ellos mismos; y las había de todas clases: vidas de toda suerte de animales y el total de las vidas humanas. Contábanse entre ellas existencias de tiranos: las unas, llevadas hasta el fin; las otras, deshechas en mitad y terminadas en pobrezas, destierros y mendigueces. Y había vidas de hombres famosos, los unos por su apostura y belleza o por su robustez y vigor en la lucha, los otros por su nacimiento y las hazañas de sus progenitores; las había asimismo de hombres oscuros y otro tanto ocurría con las de las mujeres. No había, empero, allí categorías de alma, por ser forzoso que éstas resultasen diferentes según la vida que eligieran; pero todo lo demás aparecía

mezclado entre sí y con accidentes diversos de pobrezas y riquezas, de enfermedades y salud, y una parte se quedaba en la mitad de estos extremos. Allí, según parece, estaba, querido Glaucón, todo el peligro para el hombre; y por esto hay que atender sumamente a que cada uno de nosotros, aun descuidando las otras enseñanzas, busque y aprenda ésta y vea si es capaz de informarse y averiguar por algún lado quién le dará el poder y la ciencia de distinguir la vida provechosa y la miserable y de elegir siempre yen todas partes la mejor posible. (…)

»Y contaba que, una vez dicho esto, el que había sido primero por la suerte se acercó derechamente y escogió la mayor tiranía; y por su necedad y avidez no hizo previamente el conveniente examen, sino que se le pasó por alto que en ello iba el fatal destino de devorar a sus hijos y otras calamidades; mas después que lo miró despacio, se daba de golpes y lamentaba su preferencia, saliéndose de las prescripciones del adivino, porque no se reconocía culpable de aquellas desgracias, sino que acusaba a la fortuna, a los hados y a todo antes que a sí mismo. Y éste era de los que habían venido del cielo y en su vida anterior había vivido en una república bien ordenada y había tenido su parte de virtud por hábito, pero sin filosofia. Y en general, entre los así chasqueados no eran los menos los que habían venido del cielo, por no estar éstos ejercitados en los trabajos, mientras que la mayor parte de los procedentes de la tierra, por haber padecido ellos mismos y haber visto padecer a los demás, no hacían sus elecciones tan de prisa.(…) . Y dijo que había visto allí cómo el alma que en un tiempo había sido de Orfeo elegía vida de cisne, en odio del linaje femenil, ya que no quería nacer engendrada en mujer a causa de la muerte que sufrió a manos de éstas; había visto también al alma de Támiras, que escogía vida de ruiseñor, y a un cisne que, en la elección, cambiaba su vida por la humana, cosa que hacían también otros animales cantores. (…)

»Y así, Glaucón, se salvó este relato y no se perdió, y aun nos puede salvar a nosotros si le damos crédito, con lo cual pasaremos felizmente el río del Olvido y no contaminaremos nuestra alma. Antes bien, si se atienen a lo que les digo y creen que el alma es inmortal y capaz de sostener todos los males y todos los bienes, iremos siempre por el camino de lo alto y practicaremos de todas formas la justicia, juntamente con la inteligencia, para que así seamos amigos de nosotros mismos y de los dioses tanto durante nuestra permanencia aquí como cuando hayamos recibido, a la manera de los vencedores que los van recogiendo en los juegos, los galardones de aquellas virtudes; y acá, y también en el viaje de mil años que hemos descrito, seamos felices."

¿Cómo los filósofos utilizan los mitos positivamente? Utilizando su forma para presentar situaciones que alienten a la reflexión filosófica, pues el ser humano no parece pensar a través de silogismos lineales, sino más bien en forma de contrastación de matrices. Un asunto que queda aún por investigar al detalle.

 

Sábado 27/01   Café Filosófico N° 902

Las utopias andinas

Algunas citas para motivar la reflexión:

La utopía hoy

LOS ANDES son el escenario de una antigua civilización. Entre los 8,000 y 6,000 años, en las altas punas o los valles de la costa, sus habitantes iniciaron el lento proceso de domesticación de plantas que les abrió las puertas a la alta cultura. Habría que esperar al primer milenio antes de la era cristiana para que desde un santuario enclavado en los Andes centrales, Chavín de Huantar, se produzca el primer encuentro de unificación panandina. Sólo con la invasión europea se interrumpió un proceso que transcurría en los marcos de una radical independencia. Los hombres andinos, sin que mediara intercambio cultural alguno con el área centroamericana o con cualquier otra, desarrollaron sus cultivos fundamentales como la papa, el maíz, la coca, su ganadería de camélidos, descubrieron la cerámica y el tejido, el trabajo sobre la piedra, la edificación de terrazas cultivables y de canales de regadío.

A pesar del aislamiento, estos hombres no produjeron un mundo homogéneo y cohesionado. A lo largo de su historia autónoma han predominado los reinos y señoríos regionales. Los imperios han sido fenómenos recientes. Para que una organización estatal comprenda a toda el área cultural, tuvo que aguardarse a los incas, quienes, como es bastante conocido, realizaron desde el Cusco una expansión rápida pero frágil. A la llegada de los españoles, con el derrumbe del estado incaico, reaparecen diversos grupos étnicos -como los huancas, chocorvos, lupacas, chancas- con lenguas y costumbres diferentes, muchas veces rivales entre sí, resultado de una antigua historia de enfrentamientos.

La invasión occidental, al reducir a todos los hombres andinos a la condición común de indios o colonizados, hizo posible, sin proponérselo, que emergieran algunos factores de cohesión. Sin embargo, junto a ellos, la administración española buscó mantener los viejos conflictos e introducir nuevos, como los que se irían dando entre comuneros (habitantes de pueblos de indios) y colonos (siervos adscritos a las haciendas). A pesar de la estricta demarcación de fronteras jurídicas entre indios y españoles -quienes debían conformar dos repúblicas separadas y autónomas-, la relación entre vencedores y vencidos terminó produciendo una franja incierta dentro de la población colonial: los mestizos, hijos de unos y otros y a veces menospreciados por ambos. A ellos habría que añadir esos españoles nacidos en América que recibirían el nombre de criollos; sin olvidar los múltiples grupos étnicos de la selva, las migraciones compulsivas procedentes de África y después del Oriente, para de esta manera tener a los principales componentes de una sociedad sumamente heterogénea. Este es uno de los aspectos más sugerentes del Perú actual, país de todas las sangres como decía Arguedas; sin embargo, estas tradiciones diversas no han conseguido fusionarse y, muchas veces, ni siquiera convivir. Conflictos y rivalidades han terminado produciendo un subterráneo pero eficaz racismo. Menosprecio, desconfianza y agresividades mutuas, en el interior mismo de las clases populares, como se han traslucido en las relaciones cotidianas entre negros e indios. Aquí encontró un sólido sustento la dominación colonial. Esta fragmentación se expresa también en la conciencia social de los protagonistas. En la sierra peruana, por ejemplo, los campesinos hoy en día no se definen como andinos o indios -a pesar del pasado común-, sino que habitualmente recurren al nombre del lugar donde han nacido, la quebrada o el pueblo tal, como observan, en Ayacucho Rodrigo Montoya y en Huánuco César Fonseca. Una conciencia localista. En la sierra central, otro antropólogo, Henri Favre , encontró tres grupos étnicos -asto, chunku y laraw-, limítrofes pero incomunicados a pesar de la cercanía geográfica, a causa de variantes ininteligibles del quechua y el kawki. La idea de un hombre andino inalterable en el tiempo y con una totalidad armónica de rasgos comunes expresa, entonces, la historia imaginada o deseada, pero no la realidad de un mundo demasiado fragmentado.

La utopía andina es los proyectos (en plural) que pretendían enfrentar esta realidad. Intentos de navegar contra la corriente para doblegar tanto a la dependencia como a la fragmentación. Buscar una alternativa en el encuentro entre la memoria y lo imaginario: la vuelta de la sociedad incaica y el regreso del inca. Encontrar en la reedificación del pasado la solución a los problemas de identidad. Es por esto que aquí, para desconcierto de un investigador sueco, " ... se ha creído conveniente utilizar lo incaico, no solamente en la discusión ideológica, sino también en el debate político actual". Mencionar a los incas es un lugar común en cualquier discurso. A nadie asombra si se proponen ya sea su antigua tecnología o sus presumibles principios éticos como respuestas a problemas actuales. Parece que existiera una predisposición natural para pensar en "larga duración". El pasado gravita sobre el presente y de sus redes no se libran ni la derecha -Acción Popular fundando su doctrina en una imaginaria filosofía incaica- ni la izquierda: los programas de sus múltiples grupos empiezan con un primer capítulo histórico en el que se debate encarnizadamente qué era la sociedad prehispánica. Todos se sienten obligados a partir de ese entonces. En los Andes parece funcionar un ritmo temporal diferente, cercano a las "permanencias y continuidades". Es evidente que el imperio incaico se derrumba al primer contacto con occidente, pero con la cultura no ocurriría lo mismo. Casi al inicio de un texto sobre la sociedad prehispánica, el historiador indigenista Luis E. Valcárcel sostiene que la civilización andina "había convertido un país inoperante para la agricultura en país agrícola, en un esfuerzo tremendo que no desaparece durante todo el dominio español y que tampoco ha desaparecido hoy. Por eso, desde este punto de vista, el estudio de la Historia Antigua del Perú es de carácter actual, y estamos estudiando cosas reales, que todavía existen y que vamos descubriendo mediante los estudios etnológicos. Hay, pues, un vínculo muy riguroso entre el Perú Antiguo y el Perú Actual". Ningún europeo podría escribir en los mismos términos sobre Grecia y Roma. Friedrich Katz advierte una diferencia notable entre aztecas e incas. En México no se encontraría una memoria histórica equivalente a la que existe en los Andes. No hay una utopía azteca. El lugar que aquí tiene el pasado imperial y los antiguos monarcas, lo ocupa allá la Virgen de Guadalupe. Quizá porque la sociedad mexicana es más integrada que la peruana, porque el porcentaje de mestizos es mayor allá y porque los campesinos han tenido una intervención directa en su escena oficial, primero durante la independencia y después con la revolución de 1910. En los Andes peruanos, por el contrario, las revueltas y rebeliones han sido frecuentes, pero nunca los campesinos han entrado en la capital y se han posesionado del palacio de gobierno. Salvo el proyecto de Túpac Amaru (1780) y la aventura de Juan Santos Atahualpa (1742) en la selva no han conformado un ejército guerrillero como los de Villa o Zapata en México. Sujetos a la dominación, entre los andinos la memoria fue un mecanismo para conservar (o edificar) una identidad. Tuvieron que ser algo más que campesinos: también indios, poseedores de titos y costumbres propios.

¿Simple retórica? ¿Elaboraciones ideológicas, en la acepción mas despectiva de este término? ¿Mistificaciones de intelectuales tras los pasos de Valcárcel? Los incas habitan la cultura popular. Al margen de lo que escriban los autores de manuales escolares, profesores y alumnos en el Perú están convencidos de que el imperio incaico fue una sociedad equitativa, en la que no existía hambre ni injusticia, y que constituye por lo tanto un paradigma para el mundo actual. Se explica por esto la popularidad del libro de Louis Baudin El imperio socialista de los incas (publicado en francés en 1928). Popularidad del título: Baudin era un abogado conservador que escribió esa obra para criticar al socialismo como un régimen opresivo; quienes en el Perú hablan del socialismo incaico, lo hacen desde una valoración diferente, como es obvio.

Buscando un Inca. Identidad y utopía en los andes. Alberto Flores Galindo

Caf 901 del 20.01

bado 20/01   Café Filosófico N° 901

ÉTICA Y POLÍTICA

Algunas citas para motivar la reflexión:

"Y cuando los políticos empiezan a justificar sus decisiones directamente en las condiciones éticas, uno puede estar seguro que se movilizan en la ética para cubrir en la oscuridad los amenazantes horizontes. La misma inflación de retóricas abstracciones éticas está en las recientes declaraciones públicas de George W. Bush (del tipo, ¿el mundo “tiene el valor para actuar o no contra el Mal?”) qué manifiesta la total miseria ÉTICA de la posición americana - la función de la referencia ética está aquí envolviendo todo en la pura mistificación, sirve meramente para enmascarar las verdaderas apuestas políticas que no son difíciles de discernir. "

"Hay cambios pequeños e imperceptibles en la política, pero tal vez por eso importantes, por ejemplo el hecho de que de pronto en Estados Unidos haya un debate público sobre el uso de la tortura. Hace 20 años esto era algo imposible de concebir, y es un signo ominoso de cómo los roles de la política, de la ética, de los valores van cambiando imperceptiblemente. Más que los grandes cambios, hay que observar los pequeños."

"La idea de que, una vez que saquemos al genio de la lámpara podremos mantener la tortura dentro de límites “razonables”, es la peor de las ilusiones liberales, aunque solamente sea porque el ejemplo que se pone de la “situación límite” es engañoso: en una amplísima mayoría de casos, no se tortura para resolver una de estas “situaciones límite”, sino por razones muy distintas: para castigar al enemigo, para hacer que se derrumbe psicológicamente, para aterrorizar a la población, etc. Cualquier posicionamiento ético consecuente debe rechazar semejante razonamiento pragmático-utilitarista. Probemos con un experimento muy sencillo: imaginen a un periódico árabe defendiendo la práctica de la tortura contra prisioneros estadounidenses; piensen en la explosión de comentarios sobre la barbarie fundamentalista y la falta de respeto hacia los derechos humanos que una situación así generaría. "

"Cuando a comienzos del mes de abril los norteamericanos detuvieron a Abu Zubaydah, supuestamente la segunda persona más importante dentro de al-Qaida, los medios de comunicación discutieron abiertamente si debía ser torturado. En unas declaraciones reproducidas por el canal de televisión NBC el 5 de abril, el propio Rumsfeld afirmó que su prioridad era la salvaguarda de vidas norteamericanas, no los derechos humanos de un terrorista de primera fila, y atacó a los periodistas por mostrar tanta preocupación por el bienestar de Zubaydah, dejando vía libre a la posibilidad de que se le torturase. El espectáculo ofrecido por Alan Dershowitz fue aún más deprimente. A Dershowitz le preocupaban dos cosas: 1) el caso Zubaydah no es típico de una situación “límite”, es decir, no está probado que tenga información sobre un inminente ataque terrorista que podría evitarse si se le tortura, y 2) torturarle no sería, todavía, legal; para que así fuera, habría que iniciar un debate público y después reformar la Constitución de los Estados Unidos, al tiempo que públicamente habría que explicitar y aclarar en qué puntos EEUU no seguiría respetando la Convención de Ginebra relativa al tratamiento de prisioneros enemigos. "

"El problema real es que eran completamente humanitarios, la justificación enteramente ética para la intervención de la OTAN lo despolitiza completamente. La OTAN se ha alejado de una solución política claramente definida. Su intervención se ha cubierto y se ha justificado exclusivamente en el idioma despolitizado de los derechos humanos universales. En este contexto, los hombres y mujeres no son ningún sujeto político, sino víctimas desvalidas, hurtadas de identidad política y reducidas a su sufrimiento desnudo. En mi opinión, este sujeto-víctima idealista es una construcción ideológica de la OTAN.

No sólo de la OTAN, sino también de los nostálgicos en la Izquierda, entienden mal las causas de la guerra. "

"El fundamentalismo no es, como se dice a menudo, un peligro para el saber secular. No: es un peligro para la fe misma. Porque han perdido la creencia auténtica, el credo quia absurdum, ese compromiso con lo imposible que dice: sé que es imposible, sin embargo, creo.

Tomemos el ejemplo de los derechos humanos, esa idea de que a pesar de todas las diferencias, hay derechos universales; es un concepto de fe pura. Allí no hay un saber objetivo, sino una decisión colectiva, un compromiso ético-político incondicional. Sin creencia, no existe la ética en el sentido propio. Justamente en eso, estoy de acuerdo con Jacques Rancière, cuando defiende la retórica de los derechos humanos diciendo que no deben naturalizarse, que no son propiedad del hombre, que el derecho humano fundamental es el derecho a la universalidad, a llenar el vacío y comprometerse no es que el universalismo sea opuesto al multiculturalismo, pienso que las prácticas exitosas de multiculturalismo presuponen un piso universal, es decir: ¿qué significa respetarnos entre todos? El otro punto, aún más importante, es que en el reconocimiento de las diferencias, en el punto máximo de la ética y de la política, el tema no es que debemos tolerarnos entre todos, sino que debemos oponernos, no físicamente por supuesto, sino con otra lógica. Eso que he definido como que “la verdadera medida del amor es que se puede agredir al otro”. Este mi punto de oposición con el clásico multiculturalismo de los ‘90, que propone un respeto a la cultura del otro, sus bailes, su ropa, pero no en cosas trascendentes. Debemos reenfocar el problema sobre la opresión del poder económico y político, que es el verdadero terreno de las luchas. "

Slavoj Zizek

"APÉNDICE I

SOBRE LA DISCREPANCIA ENTRE LA MORAL Y LA POLÍTICA RESPECTO A LA PAZ PERPETUA

La moral es en sí misma una práctica en sentido objetivo, un conjunto de leyes incondicionalmente obligatorias según las que debemos actuar, después de haberle atribuido toda su autoridad a este concepto de deber es una incoherencia manifiesta querer decir que no se puede obedecer. En ese caso se saldría este concepto, por sí mismo, de la moral. No puede existir, por tanto, ninguna disputa entre la política, como teoría del derecho aplicada, y la moral, como teoría del derecho, pero teorética (por consiguiente, no puede existir ningún conflicto entre la práctica y la teoría): habría que entender, en ese supuesto, por moral una teoría general del razonamiento inteligente (Klugheitslehre), es decir, una teoría de las máximas para elegir los medios adecuados a sus propósitos interesados, es decir, negar que exista una moral como tal. (…)

El que quien tiene una vez el poder en las manos no se dejará imponer leyes por el pueblo. Un Estado que ha podido no estar sometido a ley exterior alguna no se hará dependiente de sus jueces en relación a cómo deba reivindicar su derecho frente a otros Estados, y una parte del mundo que se sienta superior a otras no dejará de utilizar los medios adecuados para fortalecer su poder mediante expoliación, o incluso dominación, aunque las otras no se le opongan en su camino.

De esta manera, todos los planes de la teoría para el derecho político, el derecho de gentes y el derecho cosmopolita se evaporan en ideales vacíos, irrealizables, mientras que una práctica, fundada en principios empíricos de la naturaleza humana, que no considere demasiado rebajado extraer enseñanzas de lo que sucede en el mundo, podría esperar encontrar un fundamento más seguro para el edificio de la prudencia política.

Es claro que si no hay libertad ni ley moral basada en ella, sino que todo lo que ocurre o puede ocurrir es simple mecanismo de la naturaleza, la política es toda la sabiduría práctica (como el arte de utilizar el mecanismo natural para la gobernación de los hombres) y el concepto de derecho deviene un pensamiento vacío. Pero si se cree necesario vincular el concepto de derecho a la política y elevarlo incluso a condición limitativa de ésta, debe ser posible, entonces, un acuerdo entre ambas.

Ahora bien, yo puedo concebir un político moral, es decir, un político que entiende los principios de la habilidad política de modo que puedan coexistir con la moral, pero no un moralista político, que se forje una moral útil a las conveniencias del hombre de Estado.

El político moral seguirá este principio: si alguna vez se encuentran defectos en la constitución del Estado o en las relaciones interestatales, que no se han podido evitar, es un deber, particularmente para los gobernantes, el estar atentos a que se corrijan lo más pronto posible y de acuerdo con el derecho natural, tal como se nos presenta en la idea de la razón, sacrificando incluso su egoísmo."

Kant. Sobre la Paz Perpetua.

Caf 900 del 13.01

Sábado 13/01   Café Filosófico N° 900

¿Desde cuándo Jesús fue considerado hijo de dios?

a cargo del Mag. José Maurtua.

Caf 910 del 24.03

bado 24/03   Café Filosófico N° 910

El pesimismo (de Arthur Schopenhauer)

Algunas citas para motivar la reflexión:
Cada respiración rechaza el constante asedio de la muerte con la que luchamos de esa manera a cada segundo y luego también en intervalos mayores cada vez que comemos, dormimos, nos calentamos, etc. Al final ella tiene que vencer: pues en ella hemos recaído ya simplemente por nacer, y no hace más que jugar un rato con su presa antes de devorarla. Mientras tanto, proseguimos nuestra vida todo el tiempo posible con gran interés y mucho esmero, igual que hinchamos una pompa de jabón tan grande y todo el tiempo como sea posible, aunque tenemos la firme certeza de que estallará.
Si ya en la naturaleza carente de conocimiento vimos que su esencia era un ansia continua sin fin ni descanso, al considerar el animal y el hombre eso se nos presenta con mucha mayor claridad. Querer y ansiar es todo su ser, en todo comparable a una sed imposible de saciar. Pero la base de todo querer es la necesidad, la carencia, o sea, el dolor, al cual pertenece en origen y por su propia esencia. En cambio, cuando le faltan objetos del querer porque una satisfacción demasiado fácil se los quita enseguida, le invade un terrible vacío y aburrimiento: es decir, su esencia y su existencia mismas se le vuelven una carga insoportable. Así pues, su vida, igual que un péndulo, oscila entre el dolor y el aburrimiento que son de hecho sus componentes últimos. Esto se ha tenido que expresar de una forma muy extraña: después de que el hombre hubo puesto todos los sufrimientos y tormentos en el infierno, para el cielo no quedó más que aburrimiento.
La continua aspiración que constituye la esencia de todos los fenómenos de la voluntad recibe en su grado superior de objetivación su fundamentación primera y más general al manifestarse aquí la voluntad como un cuerpo vivo con el férreo mandato de alimentarlo: y lo que da su fuerza a tal mandato es precisamente que ese cuerpo no es más que la propia voluntad de vivir objetivada. En consecuencia, el hombre, en cuanto objetivación más perfecta de aquella voluntad, es también el más necesitado de todos los seres: es del todo un querer y necesitar concreto, es la concreción de mil necesidades. Con ellas se encuentra sobre la tierra, abandonado a sí mismo y en la incertidumbre de todo excepto de su necesidad y su miseria: por lo tanto, normalmente toda la vida humana está llena de la inquietud por la conservación de aquella existencia bajo unas duras exigencias que se vuelven a presentar cada día. A ellas se vincula inmediatamente la segunda exigencia: la propagación de la especie. Al mismo tiempo, por todos lados le amenazan los más variados peligros de los que solo puede escapar con una continua vigilancia. Con paso cauteloso y oteando inquieto alrededor sigue su camino: pues mil contingencias y mil enemigos le acechan. Así marchaba en estado salvaje y así marcha en la vida civilizada; no hay para él ninguna seguridad:

Qualibus in tenebris vitae, quantisque periclis
Degitur hoce aevi, quadque est!
Lucrecio, II, 15 (Por cuántas tinieblas de la vida y cuántos peligros / Pasa esta vida mientras dura! De rerum naturam)

La vida de la mayoría no es más que una perpetua lucha por la existencia misma, con la certeza de que al final la perderán. Pero lo que les hace perseverar en esa lucha tan penosa no es tanto el amor a la vida como el miedo a la muerte que, sin embargo, se mantiene en un segundo plano como algo inevitable y puede aproximarse en cualquier momento. - La vida misma es un mar lleno de escollos y remolinos que el hombre evita con la máxima cautela y cuidado, si bien sabe que aunque consiga con todo su esfuerzo y su destreza abrirse camino, con cada paso se acerca y hasta se dirige derecho hacia el máximo, el total, el inevitable e irremediable naufragio: la muerte. Ese es el término final del penoso viaje, y para él es peor que todos los escollos que evitó.
Pero también es sumamente notable que, por un lado, los sufrimientos y tormentos de la vida pueden fácilmente crecer tanto que hasta la muerte, en huir de la cual consiste la vida entera, se vuelva deseable y corramos libremente a ella; y, por otro lado, que en cuanto la necesidad y el sufrimiento conceden una tregua al hombre, el aburrimiento se aproxima tanto que se hace necesario un pasatiempo. Lo que ocupa y mantiene en movimiento a todo ser vivo es el ansia de la existencia. Pero una vez que la existencia les está asegurada, no saben qué hacer con ella: por eso la segunda cosa que les pone en movimiento es el afán por liberarse de la carga de la existencia, por hacerla insensible, por «matar el tiempo», es decir, huir del aburrimiento. En consecuencia, vemos que casi todos los hombres salvados de la necesidad y la inquietud, después de que se han librado por fin de las demás cargas, ahora son una carga para sí mismos y consideran una ganancia cada hora transcurrida, es decir, cada descuento de aquella vida que emplearon todas sus fuerzas en mantener el mayor tiempo posible. Pero el aburrimiento no es para nada un mal que haya que considerar menor: al final pinta una verdadera desesperación en el rostro. Hace que seres que se aman tan poco como los hombres se busquen unos a otros, y es así la fuente de la sociabilidad. También la política estatal toma medidas públicas contra él como contra cualquier otra calamidad colectiva; porque este mal puede empujar a los hombres a los mayores desenfrenos tanto como su extremo opuesto, la hambruna: panem et circenses necesita el pueblo. El estricto sistema penitenciario de Filadelfia, a través del aislamiento y la inactividad, hace del simple aburrimiento un instrumento de castigo: y es tan temible que ya ha llevado a los condenados al suicidio. Así como la necesidad es la constante plaga del pueblo, el aburrimiento es la de la gente distinguida. En la vida burguesa está representado por el domingo, y la necesidad, por los seis días de la semana.
Entre el querer y el alcanzar discurre toda la vida humana. El deseo es por naturaleza dolor: la consecución genera rápidamente saciedad: el fin era solo aparente: la posesión hace desaparecer el estímulo: el deseo, la necesidad, se hace sentir otra vez bajo una forma nueva: y si no, aparece la monotonía, el vacío, el aburrimiento, contra los cuales la lucha es tan penosa como contra la necesidad. Que el deseo y la satisfacción no se sucedan en un intervalo demasiado corto ni demasiado largo disminuye al grado mínimo el sufrimiento que ambos producen y constituye el curso vital más feliz. Pues lo que en otro caso podríamos llamar la parte más bella, la más pura alegría de la vida precisamente porque nos saca de la existencia real y nos transforma en un espectador sin parte en ella, es decir, el conocimiento puro al que todo querer permanece ajeno, el placer de la belleza, la alegría auténtica en el arte, todo eso, al requerir aptitudes infrecuentes, resulta posible a muy pocos y aun a estos como un sueño pasajero: y entonces la superior fuerza intelectual hace a esos pocos sensibles a sufrimientos mucho mayores de los que pueden sentir los hombres más burdos y además los deja solos entre seres marcadamente distintos de ellos: con lo cual también esto se compensa. Pero a la amplia mayoría de los hombres no les resultan accesibles los placeres puramente intelectuales; son casi totalmente incapaces de sentir la alegría del conocimiento puro; están totalmente remitidos al querer. Por eso, si algo ha de ganarse su interés, si les ha de resultar interesante, es necesario (así se contiene ya en el significado de la palabra) que estimule su voluntad aunque sea con una referencia remota y meramente posible a ella; esta nunca puede quedar totalmente fuera de juego, porque la existencia de tales individuos consiste mucho más en querer que en conocer: acción y reacción es su único elemento. Las manifestaciones inocentes de esa condición se pueden comprobar en las pequeñeces y fenómenos de la vida cotidiana: así, por ejemplo, escriben sus nombres en los lugares curiosos que visitan a fin de reaccionar e influir en el lugar, ya que él no ejerció efecto en ellos: además, no pueden examinar con facilidad un animal raro y curioso sino que tienen que excitarle, bromear y jugar con él para no sentir más que la acción y reacción; pero aquella necesidad de estimular la voluntad se muestra especialmente en el descubrimiento y mantenimiento del juego de cartas, que es la verdadera expresión del aspecto lamentable de la humanidad.
Pero independientemente de lo que la naturaleza o la suerte puedan haber hecho, de quién sea uno y qué posea, no se puede librar del dolor esencial a la vida:

Πηλειδης δ’ ωμωξεν, ιδων εις ουρανον ευρυν
(Pelides autem ejulavit, intuitus in coelum latum.) [«El hijo de Peleo se lamentaba elevando la mirada al cielo... Ilíada, XXI, 272.]

Υ también:
Ζηνος μεν παις ηα Κρονιονος, αθταρ οιζυν
Ειχον απειρεσιην
(Jovis quidem filius eram Saturnii; verum aerumnam
Habebam infinitam.) [«Era hijo de Zeus, de Cronos, y no obstante / Soportaba una aflicción infinita... Odisea, XI, 620.]

Los incesantes esfuerzos por desterrar el sufrimiento solo consiguen que cambie de forma. Esta forma es originariamente carencia, necesidad, inquietud por la conservación de la vida. Si se consigue eliminar el dolor en esa forma, cosa que se mantiene con gran dificultad, enseguida se presenta en otras mil distintas, alternativamente según la edad y las circunstancias, como impulso sexual, amor apasionado, celos, envidia, odio, miedo, ambición, avaricia, enfermedad, etc., etc. Por último, cuando no puede adoptar ninguna otra forma se presenta en la triste y lúgubre vestimenta del fastidio y el aburrimiento, contra el que se hacen entonces ensayos de todas clases. Si finalmente lo espantamos, difícil será que lo logremos sin volver a insertar el dolor en una de las anteriores formas y así volver a empezar el baile desde el principio; pues toda vida humana es lanzada de acá para allá entre el dolor y el aburrimiento. Por muy desalentadora que sea esta consideración, quiero además llamar la atención sobre un aspecto de la misma del que se extrae un consuelo y hasta quizás se pueda lograr una indiferencia estoica frente al propio mal. Pues nuestra impaciencia con él nace en gran medida de que lo consideramos casual y producido por una cadena de causas que fácilmente podría ser de otra manera. Así, no solemos afligimos por los males inmediatamente necesarios y generales, por ejemplo, por la necesidad de la vejez y la muerte, y por muchas incomodidades cotidianas. Antes bien, es la consideración del carácter contingente de las circunstancias precisas que nos provocaron un sufrimiento la que les proporciona el aguijón. Pero cuando hemos conocido que el dolor en cuanto tal es esencial a la vida e inevitable, y que solamente la forma en que se presenta depende de la casualidad; que así nuestro sufrimiento actual llena un lugar que, de no estar él, ocuparía inmediatamente otro que ahora es descartado por aquel; y que, por lo tanto, en esencia poco daño nos puede hacer el destino, entonces tal reflexión, convertida en viva convicción, provocaría un importante grado de impasibilidad estoica y reduciría mucho la angustiosa preocupación por el propio bienestar. Pero de hecho puede que un dominio tan poderoso de la razón sobre el sufrimiento inmediatamente sentido se encuentre raramente o nunca …

Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación. § 47

JulioMezaArguedas1

Jueves   22/03    PRESENTACIÓN DE INVESTIGACIÓN de Julio Meza Diaz

"Los locos y opas en la narrativa de José María Arguedas"

Las personas con discapacidad mental son un grupo humano históricamente excluido. Se asume su carencia de racionalidad lógica, lo que en el marco de la modernidad implica su exclusión. Así, la voluntad de estas personas es por lo común silenciada y reemplazada. Paralelamente se tejen alrededor suyo una serie de estereotipos: la persona con discapacidad mental es vinculada a la violencia, la docilidad, lo infantil, la sexualidad desbordada, el mutismo o el caos social. Se le considera también en un estado de constante vulnerabilidad.

Desde un horizonte distinto al occidental, José María Arguedas supera estas nociones discriminadoras. Se basa en el pensamiento andino para postular el diálogo entre lo diverso. Esta cosmovisión no entiende la realidad con las divisiones occidentales entre lo racional e irracional, entre lo animado e inanimado, entre el sueño y la vigilia, etc. Asume la realidad más bien como un constante fluir o una perenne interconexión entre todos los seres y fenómenos. Arguedas parte de esta concepción para postular la convivencia y el intercambio entre lo diferente sobre la base de una amplia igualdad.

En este marco los personajes opas y locos en la narrativa de Arguedas (la opa Marcelina de Los ríos profundos, el loco Moncada de El zorro de arriba y el zorro de abajo, el upa Mariano de Diamantes y pedernales y los locos de El sexto, por ejemplo) no son mostrados como sujetos violentos o con alguna etiqueta excluyente, sino más bien con una agenda propia, con preocupaciones por los debates políticos y como parte importante de la comunidad.

 

Caf 909 del 17.03

Sábado 17/03   Café Filosófico N° 909

¿Por qué no debemos tenerle miedo a la muerte según Lucrecio?

a cargo de Iván Zubieta

“(…) Mi amigo Enkidu a quien tanto amaba, que conmigo pasó por todos los peligros: el sino de los mortales le ha superado. Seis días lloré por él y siete noches, su cuerpo no entregué para el entierro, hasta que un gusano salió de su nariz. Entonces tuve miedo de morir yo también, me entró miedo de la muerte, y por eso anduve errante por la estepa. (…)

Mi amigo, a quien amaba, ha vuelto al barro. ¿No seré como él, y yaceré también, para nunca más levantarme, durante toda la eternidad?” (Epopeya de Gilgamesh, Tablilla X)

“Cuando en todo el mundo la vida humana permanecía ante nuestros ojos deshonrosamente postrada y aplastada bajo el peso de la religión, que desde las regiones del cielo mostraba su cabeza amenazando desde lo alto a los mortales con su visión espantosa, por vez primera un griego se atrevió, a levantar de frente sus ojos mortales, y fue el primero en hacerle frente; a él no le agobiaron ni lo que dicen de los dioses ni el rayo ni el cielo con su rugido amenazador, sino que más por ello estimulan la capacidad penetrante de su mente, de manera que se empeña en ser el primero en romper los apretados cerrojos de la naturaleza. (…) En consecuencia la religión queda a nuestros pies pisoteada y a nosotros, por contra, su victoria nos empareja con el cielo.” (Libro I, vv. 62-79 DE RERUM NATURA)

“Arrojar afuera de cabeza aquel miedo del Aqueronte que perturba enteramente la vida humana desde el fondo tiñéndolo todo con el negror de la muerte y no deja que haya ningún placer límpido y puro. (…)

Pues como los niños tiemblan y se asustan de todo en las oscuras tinieblas, así nosotros en la luz tememos a veces cosas que en nada hay que temer más que las que los niños temen en las tinieblas e imaginan que va a ocurrir. Así pues este error y estas tinieblas del espíritu es necesario que no los rayos del sol ni los luminosos dardos del día los disipen, sin la contemplación y el conocimiento de la naturaleza.”

(Libro III vv.31-93 DE RERUM NATURA)

“Así pues, todo el cuerpo contiene esta naturaleza del alma y ella misma es guarda del cuerpo y causa de su existencia, pues están unidos entre sí con raíces comunes y no parece que puedan separarse sin su destrucción. (…) Con elementos primaros tan entrelazados entre sí desde su origen primero se engendran dotados de una vida común, y la potencia de cuerpo y espíritu, cada una por sí sin la fuerza de la otra, no parece que pueda sentir por separado, sino que por los movimientos comunes entre ella, se excita de un lado y otro encendida la sensibilidad a través de nuestra vísceras. Además el cuerpo por sí ni se engendra jamás ni crece ni parece que subsista después de la muerte…” (Libro III vv. 323-339 DE RERUM NATURA)

“Y dado que la mente es una parte del hombre, que permanece fija en un lugar determinado, como son los oídos y los ojos y todos los otros sentidos que gobiernan la vida, y al igual que la mano y el ojo o las narices separados aparte de nosotros no pueden sentir ni existir, sino que al contrario se descomponen en poco tiempo por la putrfacción, así el espíritu no pude exisir por sí sin el cuerpo y el hombre mismo que parece que es como el vado de aquel y otra cosa que quieras mejor imaginar más íntimamente unida a él (…)”

(Libro III vv. 548-557 DE RERUM NATURA)

“Así pues, nada es la muerte para nosotros ni nos concierne una pizca puesto que la naturaleza del espíritu se considera mortal. Y tal como en absoluto nos sentimos afligidos en el tiempo pasado, (…) así, cuando no existamos, cuando se haya producido la separación de cuerpo y alma, por los que estamos cohesionados en unidad, sin duda nada a nosotros, que no existiremos entonces, podrá acaecernos en absoluto ni despertar nuestra sensibilidad, no, aunque tierra con mar se mezcle y mar con cielo.”

(Libro III vv. 830-842 DE RERUM NATURA)

“¿Pero dudarás tú y sentirás indignación de morir? Tú, para el que aún vivo y viendo la vida está ya casi muerta, que en sueño consumes la mayor parte de tu existencia y roncas despierto y no dejas de ver ensueños y tienes una mente angustiada por vano temor y a menudo no puede descubrir que mal te sucede, cuando ebrio te abruman desdichado muchas preocupaciones de todas partes y vagas fluctuando en la movediza incertidumbre de tu espíritu.”

(Libro III vv. 1044-1053 DE RERUM NATURA)

 

Caf 908 del 10.03

Sábado 10/03   Café Filosófico N° 908

Las Mujeres

"Mujeres" es la palabra que se utiliza para definir a los seres humanos de sexo femenino, cuya anatomía genital se define por poseer senos, vagina, vulva, útero, ovarios y trompas de Falopio. Existen seres humanos de sexo femenino y seres humanos de sexo masculino. Esta diferencia tiene origen genético. El cromosoma sexual de las mujeres se denomina XX. El cromosoma sexual de los hombres se denomina XY. También se dan - en mucho menor número - seres humanos con combinaciones cromosómicas que varían de estas 2.

¿Por qué tanta gente se interesa tanto en tratar de probar que existen más diferencias que éstas entre los seres humanos de diferentes cromosomas?

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“¿Creemos que las hembras de los perros guardianes deben vigilar igual que los machos y cazar junto con ellos y hacer todo lo demás en común o han de quedarse en casa, incapacitadas por los partos y crianzas de los cachorros, mientras los otros trabajan y tienen todo el cuidado de los rebaños?

-Harán todo, en común -dijo-; sólo que tratamos a las unas como a más débiles y a los otros como a más fuertes.

-¿Y es posible -dije yo- emplear a un animal en las mismas tareas si no le das también la misma crianza y educación?

-No es posible. (…)

-Por consiguiente, también a las mujeres habrá que introducirlas en la música y la gimnástica, e igualmente en lo relativo a la guerra; y será preciso tratarlas de la misma manera.

(…)

-Deberán, pues, desnudarse las mujeres de los guardianes (porque, en vez de vestidos se cubrirán con su virtud) y tomarán parte tanto en la guerra como en las demás tareas de vigilancia pública sin dedicarse a ninguna otra cosa; sólo que las más llevaderas de estas labores serán asignadas más bien a las mujeres que a los hombres a causa de la debilidad de su sexo. En cuanto al hombre que se ría de las mujeres desnudas que se ejercitan con los más nobles fines, ése «recoge verde el fruto » de la risa y no sabe, según parece, ni de qué se ríe ni lo que hace; pues con toda razón se dice y se dirá siempre que lo útil es hermoso y lo nocivo es feo.

-Ciertamente. " (Platón. La República. Libro V 457 a-b)

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“A un hombre no se le ocurriría la idea de escribir un libro sobre la singular situación que ocupan los varones en la Humanidad. Si quiero definirme, estoy obligada antes de nada a declarar: «Soy una mujer»; esta verdad constituye el fondo del cual se extraerán todas las demás afirmaciones. Un hombre no comienza jamás por presentarse como individuo de un determinado sexo: que él sea hombre es algo que se da por supuesto. Es solo de una manera formal, en los registros de las alcaldías y en las declaraciones de identidad, donde las rúbricas de masculino y femenino aparecen como simétricas. La relación de los dos sexos no es la de dos electricidades, la de dos polos: el hombre representa a la vez el positivo y el neutro, hasta el punto de que en francés se dice «los hombres» para designar a los seres humanos, habiéndose asimilado la acepción singular de la palabra «vir» a la acepción general de la palabra «homo». La mujer aparece como el negativo, ya que toda determinación le es imputada como limitación, sin reciprocidad. A veces, en el curso de discusiones abstractas, me ha irritado oír que los hombres me decían: «Usted piensa tal cosa porque es mujer.» Pero yo sabía que mi única defensa consistía en replicar: «Lo pienso así porque es verdad», eliminando de ese modo mi subjetividad. No era cosa de contestar: «Y usted piensa lo contrario porque es hombre», ya que se entiende que el hecho de ser hombre no es una singularidad; un hombre está en su derecho de serlo; es la mujer la que está en la sinrazón. Prácticamente, lo mismo que para los antiguos había una vertical absoluta con relación a la cual se definía la oblicua, así también hay un tipo humano absoluto que es el tipo masculino. La mujer tiene ovarios, un útero; he ahí condiciones singulares que la encierran en su subjetividad; se dice tranquilamente que piensa con sus glándulas. El hombre se olvida olímpicamente de que su anatomía comporta también hormonas, testículos. Considera su cuerpo como una relación directa y normal con el mundo que él cree aprehender en su objetividad, mientras considera el cuerpo de la mujer como apesadumbrado por todo cuanto lo especifica: un obstáculo, una cárcel. «La mujer es mujer en virtud de cierta falta de cualidades -decía Aristóteles-. Y debemos considerar el carácter de las mujeres como adoleciente de una imperfección natural.» Y, a continuación, Santo Tomás decreta que la mujer es un «hombre fallido», un ser «ocasional». (…)

“El privilegio que el hombre ostenta y que se hace sentir desde su infancia consiste en que su vocación de ser humano no contraría su destino de varón. (...) Sucede que sus triunfos sociales o espirituales le dotan de un prestigio viril. El no está dividido. En cambio, a la mujer, para que realice su feminidad, se le exige que se haga objeto y presa, es decir, que renuncie a sus reivindicaciones de sujeto soberano. Ese conflicto es el que caracteriza singularmente la situación de la mujer liberada. Rehusa acantonarse en su papel de hembra, porque no quiere mutilarse; pero también sería una mutilación repudiar su sexo. El hombre es un ser humano sexuado; la mujer solo es un individuo completo e igual al varón si también es un ser humano sexuado. Renunciar a su feminidad es renunciar a una parte de su humanidad.” Simone de Beauvoir. El segundo sexo

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Ejercicio. Antes de su primera intervención: Trate de recordar un momento concreto en que sintió que había entre usted Hombre/ Mujer una diferencia significativa con respecto a un ser humano del sexo “opuesto”. Resuma este momento en pocas palabras y explique qué sintió al notar esta diferencia.

 

Caf 907 del 03.03

bado 03/03   Café Filosófico N° 907

¿Cómo condiciona la tecnología el desarrollo de la civilización?

a cargo de Martín Odiaga

 

Caf 906 del 24.02

Sábado 24/02   Café Filosófico N° 906

El curso de religión en los colegios

Adjuntamos material del Ministerio de Educación sobre el asunto para hojear e iniciar la reflexión.

 

Caf 902 del 27.01

Sábado 17/02   Café Filosófico N° 905

¿Por qué se ha deformado el feminismo?

A cargo de la Dra. Carmen Zavala.

¿POR QUÉ SE HA DEFORMADO EL FEMINISMO?
El feminismo surgió como un movimiento que busca la igualdad de oportunidades entre todos los seres humanos, independientemente de su sexo. Inicialmente en el siglo XIX se enfocó en la igualdad ante el derecho en cuanto a los accesos a la educación, el derecho de contratar y firmar en nombre propio y de sus hijos y en el derecho al voto. Como estos derechos no los iban a conseguir por las buenas, fue necesaria tambien simultáneamente la independencia económica.

Hoy se han incluido en las agendas de muchos grupos autodenominados feministas varios asuntos más que no guardan relación con la demanda de equidad.
Mencionaré dos principales:
1) La demanda de “ser respetada”, con lo que quiero decir, que no se nos digan obsenidades o que no se nos hagan propuestas sexuales no solicitadas.
En este ámbito tenemos el movimiento “Yo también” que surgió en EEUU después de que se revelara que el productor de cine Weinstein (entre miles o millones mas de hombres) le hacía propuestas sexuales a las actrices que trabajaban para él.
Podríamos discutir toda la noche sobre hasta qué punto el avance de un hombre es ya un abuso o no. Y viceversa lo mismo es controvertido en el caso de las mujeres que desde una posición de poder se insinúan a sus empleados y estos por temor a perder su trabajo entran en una relación sexual con sus jefas.
Pero esto no debería formar parte de la agenda feminista. Es un tema sobre la moral, las relaciones humanas y en el caso del chantaje, es un tema de corrupción. En el caso de las violaciones a mujeres o hombres tenemos un tema penal.
Pero no es parte de la agenda feminista que busca la equidad de género.
Mucha tormenta levantaron los medios de comunicación cuando Julian Assange quien revelara los secretos de las atrocidades que los EEUU hicieran por el mundo tuvo una relación sexual no-explícitamente consentida, estando en la cama con su pareja,con la que hace unas horas había tenido sexo consentido.
Este es un típico caso de cómo la ingerencia en la privacidad no violenta de las personas es usado con fines políticos, y si bien se lo presenta como un tema sobre los derechos de la mujer, nada tiene que ver con demandas de equidad entre hombres y mujeres.
El hecho de que el Estado se meta a aterrorizar políticamente a sus opositores hurgando en su vida sexual nos hace recordar, más bien, el trabajo de Wilhelm Reich “La Revolución sexual” y la “Psicología de Masas del Facismo” ,en los que Reich estudia la estrecha relación que hay entre reprimir o tener manejo de la sexualidad de la población y aceptar la sumisión dentro de una estructura social facista.
Este grupo de autodenominadas feministas representa un retroceso en la lucha por la equidad de oportunidades en el sentido de que considera a las mujers débiles y tontas por naturaleza, incapaces de manejarse en la sociedad sin ser lastimadas.

2) Otro tema que aglomera a algunas feministas,es el tema de que los hombres son “malos” y “violentos” y las mujeres no. Esta posición tuvo su renacimiento en la academia en los años 80s con la "Ética del cuidado" propagada por la ideóloga Carol Gilligan (La moral y la teoría. Psicología del desarrollo femenino. Fondo de Cultura Económica. México. 1985. respuesta en "In an Different Voice" : An Interdisciplinary Forum. Signs, Invierno 1986) y basa su posición en el supuesto de que lo que llamamos justicia es en realidad una idea "masculina", que no se le hubiera ocurrido a una mujer, porque las mujeres vemos el mundo desde otra perspectiva: desde la "ética del cuidado". Según esta teoría las mujeres son más cuidadoras de los demás, mas dulces y más buenas. En vez de negar estas características nos dicen estas feministas, habría que realzar estas características positivas que los hombres deberían aprender de las mujeres.

"Ética de la justicia"
(según la teoría pseudofeminista de la "Etica del cuidado" la ética universal fue creada por los hombres "masculinos")
Se basa en la aplicación de principios morales abstractos. Es importante la imparcialidad, mirar al otro como un otro genérico prescindiendo de sus particularidades como individuo (ser objetivos). Por estas características, todas las personas si razonan bien deberían coincidir en la solución de un problema moral
Se basa en el respeto de los derechos formales de los demás, en beneficio de los derechos de uno mismo. El bien de la sociedad favorece al bien del individuo. Sería, además y en ese contexto, el derecho de un ser humano a hacer lo que desee para realizarse, sin afectar los derechos de los demás.
Para esta ética es necesario partir de las personas como separadas, independientes. Supone una concepción del individuo como no fatalmente determinado por a las relaciones sociales.
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"Ética del cuidado" :
modo de pensar de las mujeres
Se caracteriza por un juicio más contextual. Hay una tendencia a adoptar el punto de vista del "otro particular", con sus peculiaridades, a la intervención de los sentimientos, la preocupación por los detalles concretos de la situación a juzgar. Como se tiene en cuenta el contexto, no todos han de coincidir en la solución del problema moral. Se favorece el juicio subjetivo
Se basa en la responsabilidad por los demás con los que tenemos contacto directo. Eso supone una preocupación por la posibilidad de omisión, de no ayudar a personas cuando podríamos hacerlo. No se trata solo de contener la agresión, la falta de respuesta, no actuar cuando habría que hacerlo, es también un problema.
Es ayudar en la inmediatez a las pocas personas a las que podemos ayudar, sin una perspectiva global de resolver los problemas de injusticia.
Se basa en la comprensión del mundo como una red de relaciones en las que se inserta el Yo. De ahí surge un reconocimiento de las responsabilidades hacia los demás. Esto quiere decir que las mujeres analizarían sus propias experiencias sentimentales y subjetivas y las proyectarían a las demás personas. Por eso querrían ayudar a los demás, no por principios racionales de justicia.
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Obviamente este discurso se basa en una serie de estereotipos y asume que el resultado de la relegación histórica de la mujer es en realidad la expresión de su esencia. Esta posición no se diferencia mayormente de la de Aristóteles que pensaba que las mujeres y los esclavos eran propiedad del amo al que debían respeto por su propio bien. El detalle estaría en que estas feministas postularían que el amo debería aprender de la sumisión y "abnegación" de sus mujeres y sus esclavos.
De este grupo parecen derivarse las autodenominadas feministas que odian a la mayoría de los hombres y que ven en el patriarcado el origen de casi todos los hechos de injusticia.
Además encasillan a las mujeres en el estereotipo clásico de la mujer indefensa y buena y no fomenta su desarrollo pleno con cargos de mando en la sociedad.

¿QUÉ QUEDA EN LA AGENDA PARA LOGRAR LA EQUIDAD ENTRE MUJERES Y HOMBRES?
Se han logrado grandes avances en cuanto a la equidad entre mujeres y hombres. Estos tuvieron su origen principalmente en los países del socialismo real.
La gran diferencia entre las mujeres y los hombres, como nos aclara Simone de Beauvoir en “El Segundo Sexo” es que las mujeres son esclavas de su cuerpo porque pueden quedar embarazadas. En ese momento entran en desventaja con respecto a sus pares hombres en todo sentido. Esta circunstancia se superó en bastante grado en los países socialistas y luego incluso en algunos países de occidente desarrollado, al crearse un sistema integral de guarderías y colegios de tiempo completo que permiten a las mujeres seguir trabajando o estudiando, hacer carrera, ejercitarse, al igual que sus pares hombres, mientras que en otros paises, como el nuestro podemos decir que su vida se ve ya limitada y si tiene mas de dos hijos, su desarrollo personal puede practicamente considerarse acabado, pues tiene que dedicarse casi totalmente a estos seres humanos.
La ley en este sentido es sezgada e injusta contra las mujeres, pues si una mujer abandona un bebé,la policía la busca y la mete presa. Pero no buscan al padre, ni lo meten preso.
El gran salto de la equidad entre hombres y mujeres se ha producido, en ese sentido, en la década de los 70s con la masificación del uso de las píldoras anticonceptivas.
La lucha que queda pendiente en la agenda feminista es por lo tanto el derecho al aborto quirúrgico legal en hospitales y la educación masiva en los colegios de los métodos efectivos de anticoncepción a las niñas así como el facil acceso a estos.
Por lo demás, las mujeres se valen por sí mismas para abrirse paso en la sociedad.
Como luchas suplementarias, así como hay que luchar contra el racismo y todo tipo de estereotipos que perjudican a un grupo de seres humanos, en el plano de lo ideológico, en el caso de la lucha por la equidad entre hombres y mujeres, complementariamente hay que romper con clichés absurdos como que las niñas deban jugar con muñecas y no a la guerra o que deban jugar voley y no futbol, y sobre todo que se deje de entrenarlas desde niñas para tener como meta de su vida gustarle a los hombres. Aunque eso lo aprenderán de todas maneras en su momento, junto a muchas otras habilidades.

Yo pensaba que ya en el feminismo todo habá sido dicho y por ello no solía hablar mucho del asunto, pero he notado junto con otras mujeres y hombres, que en el Perú y a nivel mundial se está dando un giro hacia atrás. Al deformar las banderas del feminismo e incluir la lucha por el honor y la pureza de las mujeres en la agenda, tenemos mujeres que luchan por volver a los tiempos del oscurantismo sexual. Y también tenemos una turba que al atacar las ocurrencias de estas mujeres pretenden tirarse abajo todas las conquistas sociales que las mujeres han logrado a lo largo de los últimos siglos. Es por ello que presento esta noche este pequeño texto que pretende aclarar conceptos.

¿Por qué se ha deformado el feminismo? Esta pregunta se puede contestar desde dos enfoques. El primero es en qué sentido se ha deformado el feminismo. He expuesto en qué sentido pienso que se ha deformado.
El otro enfoque sería ¿POR QUÉ está ocurriendo esto? Con respecto a esto por el momento solo se pueden plantear hipótesis, pero sugiero que está relacionado con la teoría de Wilhelm Reich sobre la relación entre represión sexual y la predisposición a aceptar la manipulación política de la gente.

 

Caf 904 del 10.02

Sábado 10/02   Café Filosófico N° 904

El Existencialismo

Adjuntamos un extracto de Jean Paul Sartre sobre ¿Qué es el existencialismo? para prepararse para la reflexión:
"Quisiera defender aquí el existencialismo de una serie de reproches que se le han formulado.
En primer lugar, se le ha reprochado el invitar a las gentes a permanecer en un quietismo de desesperación, porque si todas las soluciones están cerradas, habría que considerar que la acción en este mundo es totalmente imposible y desembocar finalmente en una filosofía contemplativa, lo que además, dado que la contemplación es un lujo, nos conduce a una filosofía burguesa. éstos son sobre todo los reproches de los comunistas.
Se nos ha reprochado, por otra parte, que subrayamos la ignominia humana, que mostramos en todas las cosas lo sórdido, lo turbio, lo viscoso, y que desatendemos cierto número de bellezas risueñas, el lado luminoso de la naturaleza humana; por ejemplo, según Mlle. Mercier, crítica católica, que hemos olvidado la sonrisa del niño. Los unos y los otros nos reprochaban que hemos faltado a la solidaridad humana, que consideramos que el hombre está aislado, en gran parte, además, porque partimos dicen los comunistas de la subjetividad pura, por lo tanto del yo pienso cartesiano, y por lo tanto del momento en que el hombre se capta en su soledad, lo que nos haría incapaces, en consecuencia, de volver a la solidaridad con los hombres que están fuera del yo, y que no puedo captar en el cogito.
Y del lado cristiano, se nos reprocha que negamos la realidad y la seriedad de las empresas humanas, puesto que si suprimimos los mandamientos de Dios y los valores inscritos en la eternidad, no queda más que la estricta gratuidad, pudiendo cada uno hacer lo que quiere y siendo incapaz, desde su punto de vista, de condenar los puntos de vista y los actos de los demás.
A estos diferentes reproches trato de responder hoy; por eso he titulado esta pequeña exposición: El existencialismo es un humanismo. Muchos podrán extrañarse de que se hable aquí de humanismo. Trataremos de ver en qué sentido lo entendemos. En todo caso, lo que podemos decir desde el principio es que entendemos por existencialismo una doctrina que hace posible la vida humana y que, por otra parte, declara que toda verdad y toda acción implica un medio y una subjetividad humana.
(…)
El hombre es poseedor de una naturaleza humana; esta naturaleza humana, que es el concepto humano, se encuentra en todos los hombres, lo que significa que cada hombre es un ejemplo particular de un concepto universal, el hombre; en Kant resulta de esta universalidad que tanto el hombre de los bosques, el hombre de la naturaleza, como el burgués, están sujetos a la misma definición y poseen las mismas cualidades básicas. Así pues, aquí también la esencia del hombre precede a esa existencia histórica que encontramos en la naturaleza.
El existencialismo ateo que yo represento es más coherente. Declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre, o como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla.
El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. …ste es el primer principio del existencialismo. Es también lo que se llama la subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero ¿qué queremos decir con esto sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa? Pues queremos decir que el hombre empieza por existir, es decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de proyectarse hacia el porvenir. El hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor; nada existe previamente a este proyecto; nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será, ante todo, lo que habrá proyectado ser. No lo que querrá ser. Pues lo que entendemos ordinariamente por querer es una decisión consciente, que para la mayoría de nosotros es posterior a lo que el hombre ha hecho de sí mismo. Yo puedo querer adherirme a un partido, escribir un libro, casarme; todo esto no es más que la manifestación de una elección más original, más espontánea que lo que se llama voluntad. Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es. Así, el primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia. Y cuando decimos que el hombre es responsable de sí mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres. Hay dos sentidos de la palabra subjetivismo, y nuestros adversarios juegan con los dos sentidos.
Subjetivismo, por una parte, quiere decir elección del sujeto individual por sí mismo, y por otra, imposibilidad para el hombre de sobrepasar la subjetividad humana. El segundo sentido es el sentido profundo del existencialismo.
Cuando decimos que el hombre se elige, entendemos que cada uno de nosotros se elige, pero también queremos decir con esto que, al elegirse, elige a todos los hombres. En efecto, no hay ninguno de nuestros actos que, al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser. Elegir ser esto o aquello es afirmar al mismo tiempo el valor de lo que elegimos, porque nunca podemos elegir mal; lo que elegimos es siempre el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo para todos. Si, por otra parte, la existencia precede a la esencia y nosotros quisiéramos existir al mismo tiempo que modelamos nuestra imagen, esta imagen es valedera para todos y para nuestra época entera. Así, nuestra responsabilidad es mucho mayor de lo que podríamos suponer, porque compromete a la humanidad entera. Si soy obrero, y elijo adherirme a un sindicato cristiano en lugar de ser comunista; si por esta adhesión quiero indicar que la resignación es en el fondo la solución que conviene al hombre, que el reino del hombre no está en la tierra, no comprometo solamente mi caso: quiero ser un resignado para todos; en consecuencia, mi proceder ha comprometido a la humanidad entera. Y si quiero hecho más individual casarme, tener hijos, aun si mi casamiento depende únicamente de mi situación, o de mi pasión, o de mi deseo, con esto no me encamino yo solamente, sino que encamino a la humanidad entera en la vía de la monogamia. Así soy responsable para mí mismo y para todos, y creo cierta imagen del hombre que yo elijo; eligiéndome, elijo al hombre.
Esto permite comprender lo que se oculta bajo palabras un tanto grandilocuentes como angustia, desamparo, desesperación. Como verán ustedes, es sumamente sencillo. Ante todo, ¿qué se entiende por angustia? El existencialista suele declarar que el hombre es angustia. Esto significa que el hombre que se compromete y que se da cuenta de que es no sólo el que elige ser, sino también un legislador, que elige al mismo tiempo que a sí mismo a la humanidad entera, no puede escapar al sentimiento de su total y profunda responsabilidad. Ciertamente hay muchos que no están angustiados; pero nosotros pretendemos que se enmascaran su propia angustia, que la huyen; en verdad, muchos creen al obrar que sólo se comprometen a sí mismos, y cuando se les dice: pero ¿si todo el mundo procediera así? se encogen de hombros y contestan: no todo el mundo procede así. Pero en verdad hay que preguntarse siempre: ¿que sucedería si todo el mundo hiciera lo mismo? Y no se escapa uno de este pensamiento inquietante sino por una especie de mala fe.
El que miente y se excusa declarando: todo el mundo no procede así, es alguien que no está bien con su conciencia, porque el hecho de mentir implica un valor universal atribuido a la mentira. Incluso cuando la angustia se enmascara, aparece. Es esta angustia la que Kierkegaard llamaba la angustia de Abraham. Conocen ustedes la historia: un ángel ha ordenado a Abraham sacrificar a su hijo; todo anda bien si es verdaderamente un ángel el que ha venido y le ha dicho: tú eres Abraham, sacrificarás a tu hijo. Pero cada cual puede preguntarse; ante todo, ¿es en verdad un ángel, y yo soy en verdad Abraham? ¿Quién me lo prueba? Había una loca que tenía alucinaciones: le hablaban por teléfono y le daban órdenes. El médico le preguntó: Pero ¿quién es el que habla? Ella contestó: Dice que es Dios. ¿Y qué es lo que le probaba, en efecto, que fuera Dios? Si un ángel viene a mí, ¿qué me prueba que es un ángel? Y si oigo voces, ¿qué me prueba que vienen del cielo y no del infierno, o del subconsciente, o de un estado patológico? ¿Quién prueba que se dirigen a mí? ¿Quién me prueba que soy yo el realmente señalado para imponer mi concepción del hombre y mi elección a la humanidad? No encontraré jamás ninguna prueba, ningún signo para convencerme de ello. Si una voz se dirige a mí, siempre seré yo quien decida que esta voz es la voz del ángel; si considero que tal o cual acto es bueno, soy yo el que elegiré decir que este acto es bueno y no malo. Nadie me designa para ser Abraham, y sin embargo estoy obligado a cada instante a hacer actos ejemplares. Todo ocurre como si, para todo hombre, toda la humanidad tuviera los ojos fijos en lo que hace y se ajustara a lo que hace. Y cada hombre debe decirse: ¿soy yo quien tiene derecho de obrar de tal manera que la humanidad se ajuste a mis actos? Y si no se dice esto es porque se enmascara su angustia. No se trata aquí de una angustia que conduzca al quietismo, a la inacción. Se trata de una simple angustia, que conocen todos los que han tenido responsabilidades. Cuando, por ejemplo, un jefe militar toma la responsabilidad de un ataque y envía cierto número de hombres a la muerte, elige hacerlo y elige él solo. Sin duda hay órdenes superiores, pero son demasiado amplias y se impone una interpretación que proviene de él, y de esta interpretación depende la vida de catorce o veinte hombres. No se puede dejar de tener, en la decisión que toma, cierta angustia.
Todos los jefes conocen esta angustia. Esto no les impide obrar: al contrario, es la condición misma de su acción; porque esto supone que enfrentan una pluralidad de posibilidades, y cuando eligen una, se dan cuenta que sólo tiene valor porque ha sido la elegida. Y esta especie de angustia que es la que describe el existencialismo, veremos que se explica además por una responsabilidad directa frente a los otros hombres que compromete."
Extraído de El existencialismo es un humanismo. Jean-Paul Sartre

 

CafePhiloMitoCZ 030218

 Sábado 03/02   Café Filosófico N° 903

  ¿Cómo los filósofos utilizan los mitos positivamente?

a cargo de la Dra. Carmen Zavala

Normalmente se contraponen los mitos a la filosofía. Se supone que la forma de pensar mitológica es más primitiva que la forma de pensar lógica que se le atribuye a la filosofía. En la discusión sobre este tema cabe resaltar el trabajo de Bruno Snell “El descubrimiento del Espíritu” que rescata la forma del mito para darle validez a sus contenidos y que recoge gran parte de los argumentos que se exponene sobre este tema posteriormente. El argumento central de este recurso lo expone Snell en su división entre mito y lo lógico.

Según esta clasificación el mito se ocupa de los contenidos del pensar, que se le aparecen y son recepcionados por el hombre a través de imágenes y analogías. Las imágenes míticas se le presentan llenas de sentido inmediato y le hablan al receptor en un idioma directo y vital.

Lo lógico, en cambio, se preocupa por la forma del discurso, por el esfuerzo por buscar, investigar, dilucidar, y encontrar la verdad de manera metódica, exacta y y en concordancia rigurosa con el principio de no-contradicción.

Por ello, en el paso del pensamiento mítico al lógico se habrían eliminado importantes elementos de comprensión del mundo: lo vital, el sentido y el significado de todo lo que ocurre se le escapa a la captación lógica, según Snell .

Lo que no se explicita aquí es que estas características que se le atribuyen al pensamiento mítico, son las de la captación por imágenes, que le son propias especialmente al arte y a la propaganda. Esta captación por imágenes, está en todo su apogeo en nuestro mundo contemporáneo. Los medios de comunicación masivos, el internet, el cine, la comunicación multimedia, etc. se dirige a la población apelando de manera elaborada a su propensión de captar por imágenes, más que a través del discurso racional o lógico. La captación por imágenes (visuales o mentales) no es pues una caracteristica principal del pensamiento mítico. Lo que consideramos propio del pensamiento mítico es su carácter de leyenda aceptada y transmitida sin discusión.

Snell, rescata el pensamiento mítico, pues "linda con el sueño". Levi-Strauss evoca el problema de la siguiente manera:

"El mito fracasa en su objetivo de proporcionar al hombre un mayor poder material sobre el medio. A pesar de todo le brinda la ilusión, extremadamente importante, de que él puede entender el universo y de que, de hecho, él entiende el universo. Empero, como es evidente, apenas se trata de una ilusión."

Esto quiere decir que la captación meramente sensible, desligada de una reflexión o análisis sobre ella, puede servir para darle a las personas, que no procesan la información lógicamente/racionalmente, la sensación de que entienden su realidad. Esta ilusión ha sido utilizada a lo largo de la historia por los diferentes grupos de poder religiosos (Iglesias), políticos (Gobiernos, partidos políticos, grupos de poder) y económicos (a través de la propaganda comercial de productos) para manipular a la población, para bien o para mal. Pero es en la actual coyuntura mundial que lo audiovisual ha cobrado una importancia, comparable tal vez sólo con las épocas míticas ágrafas, y en la que podemos observar cómo los grupos de poder (hoy: las transnacionales) forman la mentalidad de la gente a su gusto, induciéndola al consumo desmedido de bienes superfluos (gaseosas, cigarrillos, figuritas, etc.), a la mera receptividad y a la pasividad frente a su inminente desahuciamiento y exclusión como miembros trabajadores activos de la sociedad global. A aquellos que critican la razón y la ciencia, so pretexto de que durante el apogeo de la ciencia se han producido guerras y luchas económicas por el desarrollo tecnológico, habría que preguntarles si en la época en que reinó la irracionalidad y el pensamiento mítico, no se produjeron acaso peores crímenes y no hubo acaso más sufrimiento para la mayoría de los habitantes de esas sociedades. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, a la vista de las dramáticas repercusiones del proceso de globalización sobre nuestras vidas y la de las generaciones que nos siguen, sigamos ensalzando como positivo el efecto de los medios, que no es analizado por la reflexión, y nos opongamos al estudio riguroso y la reflexión lógica y/o científica sobre esta realidad?

El mito sirve para el adoctrinamiento, como bien explicaba ya Platón en la República. Y el contenido del adoctrinamiento depende de quienes tienen en el poder. El poder puede servir para el bienestar de la humanidad o para el bienestar de unos pocos. Es la razón la que puede discernir -eventualmente- en qué caso ocurre lo uno o lo otro. Al respecto cabe tomar en cuenta la siguiente reflexión de Levi-Strauss:

“La grandeza y la superioridad de la explicación científica no sólo reside en las realizaciones prácticas e intelectuales de la ciencia, sino también en el hecho, de que damos testimonio a diario con claridad, de que la ciencia no sólo está preparada para explicar su propia validez, sino también aquello que, en cierta medida, es válido en el pensamiento mitológico.”

Platón desliga el mito de su supuesta validez por haber sido transmitido de generación en generación, cosa que también hace Bruno Snell en su capítulo sobre Igualdad, comparación, metáfora y analogía, donde trata de la forma del relato mítico como una forma particular de acceder al conocimiento, ignorando su carácter de imposición por la tradición. Esta desvinculación del mito de su validez fundamentada por la herencia cultural, nos lleva a pensar en el origen del mito. El mito fue creado por alguien con fines específicos, tal como lo muestra Platón en su propia práctica, al inventar mitos. Ese relato creado ad hoc para determinados fines, no explicativos, sino adoctrinantes, pasa de generación en generación y se transforma colectivamente. No es que sea una creación colectiva producto del “espíritu” de algún pueblo, como afirman sus defensores. En un primer momento fue impuesto, tal como propone Platón, y luego toma rumbo propio pero siempre dentro de los márgenes que permite el relato inicial y dentro del espíritu de la doctrina que se ha intentado transmitir por parte de sus creadores.

El problema de la validez histórica de los mitos es tratado, por ejemplo, por Platón en el relato del mito de Theuth, en el Fedro (mito sobre el origen de la escritura y como esta sirve para que descuidemos el ejercicio de la memoria). Allí Platón recalca que el mito que Sócrates cuenta, no es un mito griego, sino uno egipcio, y hace destacar al personaje Sócrates la importancia de la procedencia de lo dicho: "¡Qué facilmente, Sócrates, compones fábulas egipcias o de cualquier otro país que se te antoje !", le dice Fedro. Como Sócrates no niega que se trate de un mito inventado por él, debemos suponer que efectivamente sea así. ¿Por qué Sócrates inventaría un mito egipcio y no uno griego? La respuesta la encontramos en la referencia que hace, luego, a una tradición que los griegos han recogido de Egipto (la de la encima primera) y en general al culto de los egipcios a las estatuas de piedra. Los hombres "de entonces" (es decir, los egipcios, pues se suponía que los griegos tenían sus orígenes en Egipto), no tomaban en cuenta el origen de lo dicho, pues no habían adquirido aún el saber dialéctico que los griegos ahora tenían.

En este mito que Sócrates inventa, Thamus y Theuth dialogan. El diálogo sitúa a sus participantes en un sitio, dentro de un marco cultural y les da su personalidad. Es decir, deja entrever quién es el que habla y de dónde viene. No encasillando a sus participantes como estando fatalmente determinados por un marco cultural al que supuestamente debieran pertenecer por vivir entre personas que comparten mayoritariamente ciertos presupuestos o prejuicios; sino dejándolos hablar libremente y, a partir de lo dicho, (por ellos, no por la mayoría entre la que viven) permitirles mostrar quiénes son y de dónde vienen (cosa que las piedras y la encima no pueden).

¿Por qué inventar mitos? ¿Por qué no escribir tratados de lógica o de definiciones sobre los existente? Los mitos, las historias permiten transmitir teorías contextualizadas en forma de matrices. En un contexto en el que se dan determinadas variables, por ejemplo, una relación de desventaja social, personal o dependencia entre los participantes (un ateniense, un esclavo ateniense, un extranjero, un esclavo de un extranjero, uno que le debe dinero a otro, uno cuyos familiares han sido asesinados o serán asesinados por la persona con la que están dialogando, etc.) implica perspectivas distintas con respecto a los hechos. De alí no se desprende sin embargo que todas sean válidas o que ninguna lo sea. Tampoco significa que cada uno pueda ver las cosas solo desde su propia perspectiva, pues esta constelación de variables se repite en otros espacios geográficos y en otros momentos, en otros tiempos. Estamos capacitados para entender las otras perspectivas, pues pensamos en matrices. Por eso un mito nos pinta una constelación que podemos entender con facilidad, aunque a veces por motivos de intereses personales y/o barreras psicológicas individuales no “vemos“ algunos aspectos del mito.

Y porque pensamos en matrices, es que nuestro pensamiento se asienta sobre una serie de relatos y mitos, y es por eso que a los niños se les suele contar cuentos cuando son pequeños. Ellos los aceptan porque forman parte de una experiencia afectiva entre la persona que se los transmite y ellos.

Platón nos advierte del peligro de enseñarles historias falsas a los niños, porque ellos las aceptan, porque les son transmitidas por sus seres queridos, en los que confían y como resultado de ello, aprenden que es aceptable lo irracional y lo falso, y su aspiración por el saber y el conocimiento se amengua, eventualmente. Mas tarde la historia puede dejar de considerarse cierta, pero la inclinación por aceptar historias, chismes y noticias periodísticas como ciertas, sin preocuparse por verificarlas queda como un lastre, con todo lo que esto conlleva moralmente por ejemplo en el momento de actuar con justicia, en base a la ignorancia, prejuicio y/o desinformación.

Esta idea es reformulada por el filósofo medieval español Averroes quien en su comentario a la República de Platón sostiene que cabe seguir a Platón en este punto, pues también es costumbre en la sociedad de su época contarle una serie de mitos irracionales a los niños.

Tenemos entonces que los valores morales, cualesquiera que estos puedan ser, no son enseñables por la razón pero si lo son, aparentemente de manera indirecta, a través de las emociones. Esto significa que la enseñanza de valores debe realizarse principalmente entre los 0 y los 6 años, esto es la etapa preescolar, que en nuestro país, está bastante relegada y se considera incluso innecesaria. Platón, en la República, indica que se debe formar al niño en la etapa inicial introduciéndolo en la música y la gimnasia (artes marciales). La música forma el cariño por la reflexión, la atención, la capacidad de relacionar, como base del espíritu matemático científico, mientras que la gimnasia como formación premilitar, forma el temple valiente, el espíritu de compañerismo y solidaridad (por los ejercicios coordinados, por ejemplo).

Y dice Sócrates así en La República:

“-¿Y no hay que educarlos por medio de unas historias y otras, pero primeramente con las ficticias?

-No sé -contestó- lo que quieres decir.

-¿No sabes -dije yo- que lo primero que contamos a los niños son mitos? Y éstos son mitos por lo regular, aunque haya en ellas algo de verdad. Antes intervienen los mitos en la instrucción de los niños que los gimnasios.

-Cierto.

-Pues bien, eso es lo que quería decir: que hay que tomar entre manos la música antes que la gimnástica.

-Bien dices -convino.

-¿Y no sabes que el principio es lo más importante en toda obra, sobre todo cuando se trata de criaturas jóvenes y tiernas? Pues se hallan en la época en que se dejan moldear más fácilmente y admiten cualquier impresión que se quiera dejar grabada en ellas.

-Tienes razón.

-¿Hemos de permitir, pues, tan ligeramente que los niños escuchen cualesquiera mitos, forjados por el primero que llegue, y que den cabida en su espíritu a ideas generalmente opuestas a las que creemos necesario que tengan inculcadas al llegar a mayores?

-No debemos permitirlo en modo alguno.

-Debemos, pues, según parece, vigilar ante todo a los forjadores de mitos y aceptar los creados por ellos cuando estén bien y rechazarlos cuando no; y convencer a las madres y a las para que cuenten a los niños los mitos autorizados, moldeando de este modo sus almas por medio de las fábulas mejor todavía que sus cuerpos con las manos. Y habrá que rechazar la mayor parte de los que ahora cuentan.

-¿Cuáles? -preguntó.

-Por los mitos mayores -dije- juzgaremos también de los menores.

Porque es lógico que todos ellos, mayores y menores, ostenten el mismo cuño y produzcan los mismos efectos. ¿No lo crees así?

-Desde luego -dijo-. Pero no comprendo todavía cuáles son esos mayores de que hablas.

-Aquellos -dije- que nos relataban Hesíodo y Homero, y con ellos los demás poetas. Ahí tienes a los forjadores de falsas narraciones que han contado y cuentan a las gentes.

-¿Qué clase de narraciones -preguntó- y qué tienes que censurar en ellas?

-Aquello -dije- que hay que censurar ante todo y sobre todo, especialmente si la mentira es además indecorosa.

-¿Qué es ello?

-Que se da con palabras una falsa imagen de la naturaleza de dioses y héroes, como un pintor cuyo retrato no presentara la menor similitud con relación al modelo que intentara reproducir.

-En efecto -dijo-, tal comportamiento merece censura. Pero ¿a qué caso concreto te refieres?

-Ante todo -respondí-, no hizo bien el que forjó la más grande invención relatada con respecto a los más venerables seres, contando cómo hizo Urano lo que le atribuye Hesíodo, y cómo Cronos se vengó a su vez de él.

En cuanto a las hazañas de Cronos y el tratamiento que le infligió su hijo ni aunque fueran verdad me parecería bien que se relatasen tan sin rebozo a niños no llegados aún al uso de razón, antes bien, sería preciso guardar silencio acerca de ello y, si no hubiera más remedio que mencionarlo, que lo oyese en secreto el menor número posible de personas y que éstas hubiesen inmolado previamente no ya un cerdo, sino otra víctima más valiosa y rara, con el fin de que sólo poquísimos se hallasen en condiciones de escuchar.

(En la Teogonía de Hesíodo se refiere el mito griego de Cronos descendiente divino de Gea (la tierra) y Urano, (el cielo). derrocó a su padre Urano y gobernó durante la mitológica edad dorada, hasta que fue derrocado por sus propios hijos, Zeus, Hades y Poseidón, y encerrado en el Tártaro o enviado a gobernar el paraíso de los Campos Elíseos.

Se le solía representar con una hoz o guadaña, que usó como arma para castrar y destronar a su padre, Urano. En Atenas se celebraba el duodécimo día de cada mes (Hekatombaion) una fiesta llamada Cronia en honor a Crono para celebrar la cosecha, sugiriendo que, como resultado de su relación con la virtuosa edad dorada, seguía presidiendo como patrón de la cosecha.

Crono supo de Gea que estaba destinado a ser derrocado por uno de sus propios hijos, como él había derrotado a su padre. Por ello, cuando fue padre con Rea de los dioses Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón, se los tragó apenas nacían. Cuando iba a nacer su sexto hijo, Zeus, Rea pidió a Gea que pensara un plan para salvarlos.

Cuando creció, Zeus usó un veneno que le dio Gea para obligar a Cronos a vomitar el contenido de su estómago en orden inverso y a todos sus hermanos:

En la tradición homérica y hesiódica, Cronos fue encarcelado.En los poemas órficos, fue encerrado por toda la eternidad en una cueva En Trabajos y días de Hesíodo se indica que Cronos fue luego liberado por voluntad de Zeus, y que desde entonces fue rey de las islas de los Bienaventurados. (Cfr. Con los mitos de los hermanos Ayar – El mito de castigo del diluvio – El mito de Sodoma y Gomorra – El mito del castigo eterno en el infierno - El mito de la crucificción de Jesús y su resucitación)

-Es verdad -dijo-, tales historias son peligrosas.

-Y jamás, ¡oh, Adimanto!, deben ser narradas en nuestra ciudad -dije-, ni se debe dar a entender a un joven oyente que, si comete los peores crímenes o castiga por cualquier procedimiento las malas acciones de su padre, no hará con ello nada extraordinario, sino solamente aquello de que han dado ejemplo los primeros y más grandes de los dioses.

-No, por Zeus -dijo-; tampoco a mí me parecen estas cosas aptas para ser divulgadas.

-Ni tampoco -seguí- se debe hablar en absoluto de cómo guerrean, se tienden trampas o luchan entre sí dioses contra dioses -lo que, por otra parte, tampoco es cierto-, si queremos que los futuros vigilantes de la ciudad consideren que nada hay más vergonzoso que dejarse arrastrar ligeramente a mutuas disensiones. En modo alguno se les debe contar o pintar las gigantomaquias o las otras innumerables querellas de toda índole desarrolladas entre los dioses o héroes y los de su casta y familia. Al contrario, si hay modo de persuadirles de que jamás existió ciudadano alguno que se haya enemistado con otro y de que es un crimen hacerlo así, tales y no otros deben ser los cuentos que ancianos y ancianas relaten a los niños desde que éstos nazcan; (cfr. con el mito de que Pedro niega a Jesús 3 veces y luego funda una religión en su nombre)

y, una vez llegados los ciudadanos a la mayoría de edad, hay que ordenar a los poetas que inventen también narraciones de la misma tendencia. En cuanto a los relatos acerca de cómo fue encadenada Hera por su hijo o cómo, cuando se disponía Hefesto a defender a su madre de los golpes de su padre, fue lanzado por éste al espacio (sobre Hefesto, dios del fuego , los herreros y los escultores, Homero, Ilíada, cap.4) (cfr. con “Realities” y TV basura)

y todas cuantas luchas entre dioses inventó Hornero no es posible admitirlas en la ciudad tanto si tienen intención alegórica como si no la tienen. Porque el niño no es capaz de discernir dónde hay alegoría y dónde no y las impresiones recibidas a esa edad difícilmente se borran o desarraigan. Razón por la cual hay que poner, en mi opinión, el máximo empeño en que las primeras fábulas que escuche sean las más hábilmente dispuestas para exhortar al oyente a la virtud.

-Sí, eso es razonable -dijo-. Pero, si ahora nos viniese alguien a preguntar también qué queremos decir y a qué clase de fábulas nos referimos, ¿cuáles les podríamos citar?

Y yo contesté:

-¡Ay, Adimanto! No somos poetas tú ni yo en este momento, sino fundadores de una ciudad. Y los fundadores no tienen obligación de componer fábulas, sino únicamente de conocer las líneas generales que deben seguir en sus mitos los poetas con el fin de no permitir que se salgan nunca de ellas.

Finalmente Platón al final de La República nos regala un mito, tal vez a modo de ejemplo, del que extraemos algunos extractos aquí, para que sirva de inspiración, sobre un mito movilizador, que vaya acompañado de un tema de reflexión filosófica:

-Pues he de hacerte -dije yo- no un relato de Alcínoo (relatos que Ulises hace al rey de los feacios que luego ayuda a Odiseo a retornar finalmente a Itaca), sino el de un bravo sujeto, Er, hijo de Armenio, Panfilio de nación (nación de todas las razas, dominada por los persas y por un período colonia ateniense) , que murió en una guerra y, habiendo sido levantados, diez días después, los cadáveres ya putrefactos, él fue recogido incorrupto y llevado a casa para ser enterrado y, yacente sobre la pira, volvió a la vida a los doce días y contó, así resucitado, lo que había visto allá (cfr. con el mito de la resurrección de Jesús). Dijo que, después de salir del cuerpo, su alma se había puesto en camino con otras muchas y habían llegado a un lugar maravilloso donde aparecían en la tierra dos aberturas que comunicaban entre sí y otras dos arriba en el cielo, frente a ellas. En mitad había unos jueces que, una vez pronunciados sus juicios, mandaban a los justos que fueran subiendo a través del cielo, por el camino de la derecha, tras haberles colgado por delante un rótulo con lo juzgado; y a los injustos les ordenaban ir hacia abajo por el camino de la izquierda, llevando también, éstos detrás, la señal de todo lo que habían hecho.

Y, al adelantarse él, le dijeron que debía ser nuncio de las cosas de allá para los hombres y le invitaron a que oyera y contemplara cuanto había en aquel lugar; y así vio cómo, por una de las aberturas del cielo y otra de la tierra, se marchaban las almas después de juzgadas; y cómo, por una de las otras dos, salían de la tierra llenas de suciedad y de polvo, mientras por la restante bajaban más almas, limpias, desde el cielo. Y las que iban llegando parecían venir de un largo viaje y, saliendo contentas a la pradera, acampaban como en una gran feria, y todas las que se conocían se saludaban y las que venían de la tierra se informaban de las demás en cuanto a las cosas de allá, y las que venían del cielo, de lo tocante a aquellas otras; y se hacían mutuamente sus relatos, las unas entre gemidos y llantos, recordando cuántas y cuán grandes cosas habían pasado y visto en su viaje subterráneo, que había durado mil años; y las que venían del cielo hablaban de su bienaventuranza y de visiones de indescriptible hermosura. Referirlo todo, Glaucón, sería cosa de mucho tiempo; pero lo principal -decía- era lo siguiente: que cada cual pagaba la pena de todas sus injusticias y ofensas hechas a los demás, la una tras la otra, y diez veces por cada una, y cada vez durante cien años, en razón de ser ésta la duración de la vida humana; y el fin era que pagasen por diez el castigo de su delito. Y así, los que eran culpables de gran número de muertes o habían traicionado a ciudades o ejércitos o los habían reducido a la esclavitud o, en fin, eran responsables de alguna otra calamidad de este género, ésos recibían por cada cosa de éstas unos padecimientos diez veces mayores; y los que habían realizado obras buenas y habían sido justos y piadosos, obtenían su merecido en la misma proporción.

(…)

la misma Láquesis, subía a una alta tribuna y decía:

»"Ésta es la palabra de la virgen Láquesis, hija de la Necesidad: ‘Almas efímeras, he aquí que comienza para ustedes una nueva carrera caduca en condición mortal. No será el destino quien los elija, sino que ustedes elegirán su destino. Que el que salga por suerte el primero, escoja el primero su género de vida, al que ha de quedar inexorablemente unido. La virtud, empero, no admite dueño; cada uno participará más o menos de ella según la honra o el menosprecio en que la tenga. La responsabilidad es del que elige; no hay culpa alguna en la Divinidad’”.» Habiendo hablado así, arrojó los lotes a la multitud y cada cual alzó el que había caído a su lado, excepto el mismo Er, a quien no se le permitió hacerlo así; y, al cogerlo, quedaban enterados del puesto que les había caído en suerte. A continuación puso el adivino en tierra, delante de ellos, los modelos de vida en número mucho mayor que el

de ellos mismos; y las había de todas clases: vidas de toda suerte de animales y el total de las vidas humanas. Contábanse entre ellas existencias de tiranos: las unas, llevadas hasta el fin; las otras, deshechas en mitad y terminadas en pobrezas, destierros y mendigueces. Y había vidas de hombres famosos, los unos por su apostura y belleza o por su robustez y vigor en la lucha, los otros por su nacimiento y las hazañas de sus progenitores; las había asimismo de hombres oscuros y otro tanto ocurría con las de las mujeres. No había, empero, allí categorías de alma, por ser forzoso que éstas resultasen diferentes según la vida que eligieran; pero todo lo demás aparecía

mezclado entre sí y con accidentes diversos de pobrezas y riquezas, de enfermedades y salud, y una parte se quedaba en la mitad de estos extremos. Allí, según parece, estaba, querido Glaucón, todo el peligro para el hombre; y por esto hay que atender sumamente a que cada uno de nosotros, aun descuidando las otras enseñanzas, busque y aprenda ésta y vea si es capaz de informarse y averiguar por algún lado quién le dará el poder y la ciencia de distinguir la vida provechosa y la miserable y de elegir siempre yen todas partes la mejor posible. (…)

»Y contaba que, una vez dicho esto, el que había sido primero por la suerte se acercó derechamente y escogió la mayor tiranía; y por su necedad y avidez no hizo previamente el conveniente examen, sino que se le pasó por alto que en ello iba el fatal destino de devorar a sus hijos y otras calamidades; mas después que lo miró despacio, se daba de golpes y lamentaba su preferencia, saliéndose de las prescripciones del adivino, porque no se reconocía culpable de aquellas desgracias, sino que acusaba a la fortuna, a los hados y a todo antes que a sí mismo. Y éste era de los que habían venido del cielo y en su vida anterior había vivido en una república bien ordenada y había tenido su parte de virtud por hábito, pero sin filosofia. Y en general, entre los así chasqueados no eran los menos los que habían venido del cielo, por no estar éstos ejercitados en los trabajos, mientras que la mayor parte de los procedentes de la tierra, por haber padecido ellos mismos y haber visto padecer a los demás, no hacían sus elecciones tan de prisa.(…) . Y dijo que había visto allí cómo el alma que en un tiempo había sido de Orfeo elegía vida de cisne, en odio del linaje femenil, ya que no quería nacer engendrada en mujer a causa de la muerte que sufrió a manos de éstas; había visto también al alma de Támiras, que escogía vida de ruiseñor, y a un cisne que, en la elección, cambiaba su vida por la humana, cosa que hacían también otros animales cantores. (…)

»Y así, Glaucón, se salvó este relato y no se perdió, y aun nos puede salvar a nosotros si le damos crédito, con lo cual pasaremos felizmente el río del Olvido y no contaminaremos nuestra alma. Antes bien, si se atienen a lo que les digo y creen que el alma es inmortal y capaz de sostener todos los males y todos los bienes, iremos siempre por el camino de lo alto y practicaremos de todas formas la justicia, juntamente con la inteligencia, para que así seamos amigos de nosotros mismos y de los dioses tanto durante nuestra permanencia aquí como cuando hayamos recibido, a la manera de los vencedores que los van recogiendo en los juegos, los galardones de aquellas virtudes; y acá, y también en el viaje de mil años que hemos descrito, seamos felices."

¿Cómo los filósofos utilizan los mitos positivamente? Utilizando su forma para presentar situaciones que alienten a la reflexión filosófica, pues el ser humano no parece pensar a través de silogismos lineales, sino más bien en forma de contrastación de matrices. Un asunto que queda aún por investigar al detalle.

 

Sábado 27/01   Café Filosófico N° 902

Las utopias andinas

Algunas citas para motivar la reflexión:

La utopía hoy

LOS ANDES son el escenario de una antigua civilización. Entre los 8,000 y 6,000 años, en las altas punas o los valles de la costa, sus habitantes iniciaron el lento proceso de domesticación de plantas que les abrió las puertas a la alta cultura. Habría que esperar al primer milenio antes de la era cristiana para que desde un santuario enclavado en los Andes centrales, Chavín de Huantar, se produzca el primer encuentro de unificación panandina. Sólo con la invasión europea se interrumpió un proceso que transcurría en los marcos de una radical independencia. Los hombres andinos, sin que mediara intercambio cultural alguno con el área centroamericana o con cualquier otra, desarrollaron sus cultivos fundamentales como la papa, el maíz, la coca, su ganadería de camélidos, descubrieron la cerámica y el tejido, el trabajo sobre la piedra, la edificación de terrazas cultivables y de canales de regadío.

A pesar del aislamiento, estos hombres no produjeron un mundo homogéneo y cohesionado. A lo largo de su historia autónoma han predominado los reinos y señoríos regionales. Los imperios han sido fenómenos recientes. Para que una organización estatal comprenda a toda el área cultural, tuvo que aguardarse a los incas, quienes, como es bastante conocido, realizaron desde el Cusco una expansión rápida pero frágil. A la llegada de los españoles, con el derrumbe del estado incaico, reaparecen diversos grupos étnicos -como los huancas, chocorvos, lupacas, chancas- con lenguas y costumbres diferentes, muchas veces rivales entre sí, resultado de una antigua historia de enfrentamientos.

La invasión occidental, al reducir a todos los hombres andinos a la condición común de indios o colonizados, hizo posible, sin proponérselo, que emergieran algunos factores de cohesión. Sin embargo, junto a ellos, la administración española buscó mantener los viejos conflictos e introducir nuevos, como los que se irían dando entre comuneros (habitantes de pueblos de indios) y colonos (siervos adscritos a las haciendas). A pesar de la estricta demarcación de fronteras jurídicas entre indios y españoles -quienes debían conformar dos repúblicas separadas y autónomas-, la relación entre vencedores y vencidos terminó produciendo una franja incierta dentro de la población colonial: los mestizos, hijos de unos y otros y a veces menospreciados por ambos. A ellos habría que añadir esos españoles nacidos en América que recibirían el nombre de criollos; sin olvidar los múltiples grupos étnicos de la selva, las migraciones compulsivas procedentes de África y después del Oriente, para de esta manera tener a los principales componentes de una sociedad sumamente heterogénea. Este es uno de los aspectos más sugerentes del Perú actual, país de todas las sangres como decía Arguedas; sin embargo, estas tradiciones diversas no han conseguido fusionarse y, muchas veces, ni siquiera convivir. Conflictos y rivalidades han terminado produciendo un subterráneo pero eficaz racismo. Menosprecio, desconfianza y agresividades mutuas, en el interior mismo de las clases populares, como se han traslucido en las relaciones cotidianas entre negros e indios. Aquí encontró un sólido sustento la dominación colonial. Esta fragmentación se expresa también en la conciencia social de los protagonistas. En la sierra peruana, por ejemplo, los campesinos hoy en día no se definen como andinos o indios -a pesar del pasado común-, sino que habitualmente recurren al nombre del lugar donde han nacido, la quebrada o el pueblo tal, como observan, en Ayacucho Rodrigo Montoya y en Huánuco César Fonseca. Una conciencia localista. En la sierra central, otro antropólogo, Henri Favre , encontró tres grupos étnicos -asto, chunku y laraw-, limítrofes pero incomunicados a pesar de la cercanía geográfica, a causa de variantes ininteligibles del quechua y el kawki. La idea de un hombre andino inalterable en el tiempo y con una totalidad armónica de rasgos comunes expresa, entonces, la historia imaginada o deseada, pero no la realidad de un mundo demasiado fragmentado.

La utopía andina es los proyectos (en plural) que pretendían enfrentar esta realidad. Intentos de navegar contra la corriente para doblegar tanto a la dependencia como a la fragmentación. Buscar una alternativa en el encuentro entre la memoria y lo imaginario: la vuelta de la sociedad incaica y el regreso del inca. Encontrar en la reedificación del pasado la solución a los problemas de identidad. Es por esto que aquí, para desconcierto de un investigador sueco, " ... se ha creído conveniente utilizar lo incaico, no solamente en la discusión ideológica, sino también en el debate político actual". Mencionar a los incas es un lugar común en cualquier discurso. A nadie asombra si se proponen ya sea su antigua tecnología o sus presumibles principios éticos como respuestas a problemas actuales. Parece que existiera una predisposición natural para pensar en "larga duración". El pasado gravita sobre el presente y de sus redes no se libran ni la derecha -Acción Popular fundando su doctrina en una imaginaria filosofía incaica- ni la izquierda: los programas de sus múltiples grupos empiezan con un primer capítulo histórico en el que se debate encarnizadamente qué era la sociedad prehispánica. Todos se sienten obligados a partir de ese entonces. En los Andes parece funcionar un ritmo temporal diferente, cercano a las "permanencias y continuidades". Es evidente que el imperio incaico se derrumba al primer contacto con occidente, pero con la cultura no ocurriría lo mismo. Casi al inicio de un texto sobre la sociedad prehispánica, el historiador indigenista Luis E. Valcárcel sostiene que la civilización andina "había convertido un país inoperante para la agricultura en país agrícola, en un esfuerzo tremendo que no desaparece durante todo el dominio español y que tampoco ha desaparecido hoy. Por eso, desde este punto de vista, el estudio de la Historia Antigua del Perú es de carácter actual, y estamos estudiando cosas reales, que todavía existen y que vamos descubriendo mediante los estudios etnológicos. Hay, pues, un vínculo muy riguroso entre el Perú Antiguo y el Perú Actual". Ningún europeo podría escribir en los mismos términos sobre Grecia y Roma. Friedrich Katz advierte una diferencia notable entre aztecas e incas. En México no se encontraría una memoria histórica equivalente a la que existe en los Andes. No hay una utopía azteca. El lugar que aquí tiene el pasado imperial y los antiguos monarcas, lo ocupa allá la Virgen de Guadalupe. Quizá porque la sociedad mexicana es más integrada que la peruana, porque el porcentaje de mestizos es mayor allá y porque los campesinos han tenido una intervención directa en su escena oficial, primero durante la independencia y después con la revolución de 1910. En los Andes peruanos, por el contrario, las revueltas y rebeliones han sido frecuentes, pero nunca los campesinos han entrado en la capital y se han posesionado del palacio de gobierno. Salvo el proyecto de Túpac Amaru (1780) y la aventura de Juan Santos Atahualpa (1742) en la selva no han conformado un ejército guerrillero como los de Villa o Zapata en México. Sujetos a la dominación, entre los andinos la memoria fue un mecanismo para conservar (o edificar) una identidad. Tuvieron que ser algo más que campesinos: también indios, poseedores de titos y costumbres propios.

¿Simple retórica? ¿Elaboraciones ideológicas, en la acepción mas despectiva de este término? ¿Mistificaciones de intelectuales tras los pasos de Valcárcel? Los incas habitan la cultura popular. Al margen de lo que escriban los autores de manuales escolares, profesores y alumnos en el Perú están convencidos de que el imperio incaico fue una sociedad equitativa, en la que no existía hambre ni injusticia, y que constituye por lo tanto un paradigma para el mundo actual. Se explica por esto la popularidad del libro de Louis Baudin El imperio socialista de los incas (publicado en francés en 1928). Popularidad del título: Baudin era un abogado conservador que escribió esa obra para criticar al socialismo como un régimen opresivo; quienes en el Perú hablan del socialismo incaico, lo hacen desde una valoración diferente, como es obvio.

Buscando un Inca. Identidad y utopía en los andes. Alberto Flores Galindo

 

Caf 901 del 20.01

Sábado 20/01   Café Filosófico N° 901

ÉTICA Y POLÍTICA

Algunas citas para motivar la reflexión:

"Y cuando los políticos empiezan a justificar sus decisiones directamente en las condiciones éticas, uno puede estar seguro que se movilizan en la ética para cubrir en la oscuridad los amenazantes horizontes. La misma inflación de retóricas abstracciones éticas está en las recientes declaraciones públicas de George W. Bush (del tipo, ¿el mundo “tiene el valor para actuar o no contra el Mal?”) qué manifiesta la total miseria ÉTICA de la posición americana - la función de la referencia ética está aquí envolviendo todo en la pura mistificación, sirve meramente para enmascarar las verdaderas apuestas políticas que no son difíciles de discernir. "

"Hay cambios pequeños e imperceptibles en la política, pero tal vez por eso importantes, por ejemplo el hecho de que de pronto en Estados Unidos haya un debate público sobre el uso de la tortura. Hace 20 años esto era algo imposible de concebir, y es un signo ominoso de cómo los roles de la política, de la ética, de los valores van cambiando imperceptiblemente. Más que los grandes cambios, hay que observar los pequeños."

"La idea de que, una vez que saquemos al genio de la lámpara podremos mantener la tortura dentro de límites “razonables”, es la peor de las ilusiones liberales, aunque solamente sea porque el ejemplo que se pone de la “situación límite” es engañoso: en una amplísima mayoría de casos, no se tortura para resolver una de estas “situaciones límite”, sino por razones muy distintas: para castigar al enemigo, para hacer que se derrumbe psicológicamente, para aterrorizar a la población, etc. Cualquier posicionamiento ético consecuente debe rechazar semejante razonamiento pragmático-utilitarista. Probemos con un experimento muy sencillo: imaginen a un periódico árabe defendiendo la práctica de la tortura contra prisioneros estadounidenses; piensen en la explosión de comentarios sobre la barbarie fundamentalista y la falta de respeto hacia los derechos humanos que una situación así generaría. "

"Cuando a comienzos del mes de abril los norteamericanos detuvieron a Abu Zubaydah, supuestamente la segunda persona más importante dentro de al-Qaida, los medios de comunicación discutieron abiertamente si debía ser torturado. En unas declaraciones reproducidas por el canal de televisión NBC el 5 de abril, el propio Rumsfeld afirmó que su prioridad era la salvaguarda de vidas norteamericanas, no los derechos humanos de un terrorista de primera fila, y atacó a los periodistas por mostrar tanta preocupación por el bienestar de Zubaydah, dejando vía libre a la posibilidad de que se le torturase. El espectáculo ofrecido por Alan Dershowitz fue aún más deprimente. A Dershowitz le preocupaban dos cosas: 1) el caso Zubaydah no es típico de una situación “límite”, es decir, no está probado que tenga información sobre un inminente ataque terrorista que podría evitarse si se le tortura, y 2) torturarle no sería, todavía, legal; para que así fuera, habría que iniciar un debate público y después reformar la Constitución de los Estados Unidos, al tiempo que públicamente habría que explicitar y aclarar en qué puntos EEUU no seguiría respetando la Convención de Ginebra relativa al tratamiento de prisioneros enemigos. "

"El problema real es que eran completamente humanitarios, la justificación enteramente ética para la intervención de la OTAN lo despolitiza completamente. La OTAN se ha alejado de una solución política claramente definida. Su intervención se ha cubierto y se ha justificado exclusivamente en el idioma despolitizado de los derechos humanos universales. En este contexto, los hombres y mujeres no son ningún sujeto político, sino víctimas desvalidas, hurtadas de identidad política y reducidas a su sufrimiento desnudo. En mi opinión, este sujeto-víctima idealista es una construcción ideológica de la OTAN.

No sólo de la OTAN, sino también de los nostálgicos en la Izquierda, entienden mal las causas de la guerra. "

"El fundamentalismo no es, como se dice a menudo, un peligro para el saber secular. No: es un peligro para la fe misma. Porque han perdido la creencia auténtica, el credo quia absurdum, ese compromiso con lo imposible que dice: sé que es imposible, sin embargo, creo.

Tomemos el ejemplo de los derechos humanos, esa idea de que a pesar de todas las diferencias, hay derechos universales; es un concepto de fe pura. Allí no hay un saber objetivo, sino una decisión colectiva, un compromiso ético-político incondicional. Sin creencia, no existe la ética en el sentido propio. Justamente en eso, estoy de acuerdo con Jacques Rancière, cuando defiende la retórica de los derechos humanos diciendo que no deben naturalizarse, que no son propiedad del hombre, que el derecho humano fundamental es el derecho a la universalidad, a llenar el vacío y comprometerse no es que el universalismo sea opuesto al multiculturalismo, pienso que las prácticas exitosas de multiculturalismo presuponen un piso universal, es decir: ¿qué significa respetarnos entre todos? El otro punto, aún más importante, es que en el reconocimiento de las diferencias, en el punto máximo de la ética y de la política, el tema no es que debemos tolerarnos entre todos, sino que debemos oponernos, no físicamente por supuesto, sino con otra lógica. Eso que he definido como que “la verdadera medida del amor es que se puede agredir al otro”. Este mi punto de oposición con el clásico multiculturalismo de los ‘90, que propone un respeto a la cultura del otro, sus bailes, su ropa, pero no en cosas trascendentes. Debemos reenfocar el problema sobre la opresión del poder económico y político, que es el verdadero terreno de las luchas. "

Slavoj Zizek

"APÉNDICE I

SOBRE LA DISCREPANCIA ENTRE LA MORAL Y LA POLÍTICA RESPECTO A LA PAZ PERPETUA

La moral es en sí misma una práctica en sentido objetivo, un conjunto de leyes incondicionalmente obligatorias según las que debemos actuar, después de haberle atribuido toda su autoridad a este concepto de deber es una incoherencia manifiesta querer decir que no se puede obedecer. En ese caso se saldría este concepto, por sí mismo, de la moral. No puede existir, por tanto, ninguna disputa entre la política, como teoría del derecho aplicada, y la moral, como teoría del derecho, pero teorética (por consiguiente, no puede existir ningún conflicto entre la práctica y la teoría): habría que entender, en ese supuesto, por moral una teoría general del razonamiento inteligente (Klugheitslehre), es decir, una teoría de las máximas para elegir los medios adecuados a sus propósitos interesados, es decir, negar que exista una moral como tal. (…)

El que quien tiene una vez el poder en las manos no se dejará imponer leyes por el pueblo. Un Estado que ha podido no estar sometido a ley exterior alguna no se hará dependiente de sus jueces en relación a cómo deba reivindicar su derecho frente a otros Estados, y una parte del mundo que se sienta superior a otras no dejará de utilizar los medios adecuados para fortalecer su poder mediante expoliación, o incluso dominación, aunque las otras no se le opongan en su camino.

De esta manera, todos los planes de la teoría para el derecho político, el derecho de gentes y el derecho cosmopolita se evaporan en ideales vacíos, irrealizables, mientras que una práctica, fundada en principios empíricos de la naturaleza humana, que no considere demasiado rebajado extraer enseñanzas de lo que sucede en el mundo, podría esperar encontrar un fundamento más seguro para el edificio de la prudencia política.

Es claro que si no hay libertad ni ley moral basada en ella, sino que todo lo que ocurre o puede ocurrir es simple mecanismo de la naturaleza, la política es toda la sabiduría práctica (como el arte de utilizar el mecanismo natural para la gobernación de los hombres) y el concepto de derecho deviene un pensamiento vacío. Pero si se cree necesario vincular el concepto de derecho a la política y elevarlo incluso a condición limitativa de ésta, debe ser posible, entonces, un acuerdo entre ambas.

Ahora bien, yo puedo concebir un político moral, es decir, un político que entiende los principios de la habilidad política de modo que puedan coexistir con la moral, pero no un moralista político, que se forje una moral útil a las conveniencias del hombre de Estado.

El político moral seguirá este principio: si alguna vez se encuentran defectos en la constitución del Estado o en las relaciones interestatales, que no se han podido evitar, es un deber, particularmente para los gobernantes, el estar atentos a que se corrijan lo más pronto posible y de acuerdo con el derecho natural, tal como se nos presenta en la idea de la razón, sacrificando incluso su egoísmo."

Kant. Sobre la Paz Perpetua.

 

Caf 900 del 13.01

Sábado 13/01   Café Filosófico N° 900

¿Desde cuándo Jesús fue considerado hijo de dios?

a cargo del Mag. José Maurtua.